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Adara

Adam era un tipo genial, en serio.

Pero también era un tonto.

¡¿Cómo se le ocurría haberle dicho a Evan que me ayudara?! Esto comenzaba a hacer incómodo.

Después de lo sucedió con Evan me limite a hacer mi trabajo, pero de repente Adam salió con mucha energía de la habitación y dijo que haría una carne asada, eso en su idioma yo sabía que significaba fiesta. Pero no me altere, obviamente él tenia derecho a hacer lo que fuera con su vida, con su casa y con su dinero, pero una fiesta también significaba que probablemente me pediría ayuda después del desastre que se armara para limpiarlo.

En fin, antes de salir aclaró que le pidió a Evan que me ayudara y se fue, dejándome pasmada.

Lo menos que quería era ver a su mejor amigo, pero por su pollo que eso Adam no lo sabía, así que cuando Evan salió y me dijo que me ayudaría por ordenes de Adam trate de actuar normal e incluso amigable, hasta que tuve la oportunidad de deshacerme de él y regresó a su habitación.

Estando sola todo fue más fácil y rápido. Cuando termine de tener todo limpio sentí que había hecho un excelente trabajo, aunque ha decir verdad no era que estuviera muy sucio. En eso Emma había acertado, pero en su momento quise contradecirla por diversión.

Estaba muy orgullosa observando lo bien que lucía aquello que hasta tome aquella posición de alguien que triunfa en la limpieza, tenia ambas manos en mi cintura, las piernas ligeramente abiertas y observaba con placer el sitio.

Seguramente Adam no tardaría en volver porque había recibido un mensaje de él preguntándome si teníamos vodka a lo que le conteste que no, así que me dijo que aprovecharía para comprarla por ultimo y ya venir.

Sentí la boca seca y una ligera sensación de que estaba sudando. Porque desde luego que yo sudaba, pero bueno, no era momento de pensar en mis defectos así que me encamine a la cocina por un poco de agua.

Del dispensador de agua llene un vaso y lo bebi todo, deje el trapo con el que estaba limpiando en su respectivo lugar y entonces lo escuche.

Primero algo cayéndose y después un golpe. Procedía de la habitación de Evan y me pareció extraño. Así que como buena chica curiosa avance por el pasillo que llevaba a su habitación y después de dar unos toques a la puerta pregunte algo preocupada:

—¿¡Evan esta todo bien!?

Esperé unos segundos para escuchar seguramente una respuesta seca o rara viniendo de él, pero lo único que oí fue la nada, bueno en realidad escuché agua caer, así que caí en la cuenta de que se estaba bañando porque él mismo me lo había dicho cuando regresó a su habitación. No sabía si me había oído desde el baño, pero cuando el ruido del grifo dejo de oírse sospeche que sí.

—¿Evan? —lo llamé, pero esta vez un poco más neutral.

La puerta de su habitación se abrió.

Inconscientemente dejé escapar un suspiro, aunque no supe muy bien definir que clase de suspiro era.

¿Sería por qué me alegro saber que estaba bien? O ¿Por qué en ese momento Evan me acaba de abrir la puerta con tan solo la toalla a su cintura?

Dios, se notaba que ese chico con todo y su extrañeza se ejercitaba, desde ese punto note que tenia su abdomen trabajado, no era una exageración, en realidad era la clase de chico flaco con cuadros, pero al fin y a cuentas tenía lo justo y lo exacto en el lugar pertinente, y con su piel clara los lunares sobre él se acentuaban mejor.

EL PECADO DE EVAN (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora