Capitulo 1. El encuentro

524 40 13
                                    

Recomendaría que pusieran la canción mientras leen el capítulo. Gracias.

Europa siglo XVIII

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Europa siglo XVIII

En un pueblo de Italia, caminaban por las calles 3 chicos. Uno de cabellos color castaños y vendas en las manos, otro de hebras rubias y orbes azules, y finalmente, una niña peli-lila y sonriente.

Sus nombres eran: Tenma, Sasha y Alone.

Ellos son hermanos, y juntos viven en un orfanato. Mientras que el nombrado Alone pintaba hermosos dibujos y lienzos, Tenma se encargaba de protegerlos a los 3 de los bravucones. Sasha, junto al anterior, lo apoyaba, así influenciando aunque sea un poco más de valor a su hermano Alone.

En un bosque cerca

—¡Vuelve aquí! —dijo la voz de un hombre, alrededor de los 35 y 40 años.

—¡No podrás escapar! —gritó otro.

Una mujer aparentando los 30 años corría de aquellas personas.

Arrastrando a una pequeña de 7 años con su mano a través del bosque, volteaba frenéticamente a los costados, en busca de alguna manera de librarse de aquellos.

—Mami... —dijo preocupada con la respiración agitada--. ¿A dónde vamos?

—Tranquila —la calmó con una sonrisa en la cara. Regresó su vista al frente, achicando un poco los ojos al ver un pueblo adelante—. Iremos a un pueblo donde podremos vivir tranquilas.

—Ok... —pronunció un poco temerosa.

A paso rápido y violento, llegaron al pueblo y siguieron corriendo, sin siquiera parar un segundo.

Frustrados y hartos, uno de los hombres sacó una lanza junto con una flecha. Acomodó el objeto de madera y disparó en su dirección. Esta terminó atravesando la pierna de la mayor; sin embargo, no dejó de correr.

—¡Mami! —exclamó preocupada.

—Vamos, hija. Sigue corriendo —le dijo aumentando el ritmo, a pesar de estar cojeando por la herida reciente.

Siguieron y siguieron.

Y cuando lograron perderlos de vista, se adentraron a un callejón. 

La mujer se recargó en la pared, deslizándose hasta quedar sentada en el suelo. Su mirada quedó viendo al cielo, el cual estaba nublado desde hace unas horas atrás. La herida no paraba de sangrar, y la menor veía cómo poco a poco el rostro de su madre se volvía pálido.

—Mami... —estaba preocupada, sintiendo sus ojos cristalizarse.

Con dificultades evidentes, dirigió una mano a la blusa que traía puesta. Sacó una hoja doblada por la mitad, y temblando levemente, se la entregó a su hija.

—¿Qué es esto, mami?—veía con curiosidad el papel en manos. Levantó su vista nuevamente, con la horrible sensación de tener un nudo en la garganta.

Perséfone -SUBIENDO-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora