Capítulo 3. Juntos.

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Vengo a recordarles que al no acordarme muy bien de los diálogos exactos de cada personaje, los estaré cambiando para que la historia de vaya desarrollando. Pero seguirá llevando la misma trama; sin embargo, más adelante cuando la serie original se acabe, iré agregando escenas de mi creatividad (qué ni tengo ;-;).

3 años después

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3 años después

—¡Tardaste mucho tiempo haciendo esa pintura como para que se las des! —gritó enojado Tenma a su hermano. Alone solo sonrió dulce con el perrito en manos.

—¡Estás loco! —le devolvió uno de los chicos golpeados.

—¡Ya verás!

—¡¿Sí?! ¡Pues aquí los espero!

Los otros dos se asustaron más.

—Vámonos.

—Sí. Tienes razón.

Se fueron tomando sus extremidades golpeadas mientras cojeaban de vez en cuando. Tenma y Alone se quedaron en sus lugares. Y luego de unos segundos, Tenma golpeó levemente a Alone en la cabeza.

—Te dije que me esperaras.

—Lo siento. Pero no me podía quedar parado viendo como golpeaban a este cachorrito. —dijo el rubio acariciando al animal.

—Bueno. Vayamos al orfanato. Tus lecciones de pintura casi empiezan.

—Tienes razón.

No lo demostraban, pero seguían dolidos.

Dolidos por la pérdida de su hermana albina y la ida de su hermana Sasha.

Sonreían escondiendo ese vacío en sus corazones que dejaron ambas. Por parte de Tenma, estaba triste porque si tal vez hubiera llegado antes con su hermana, pudiera haberla salvado. Por el lado de Alone, es algo mucho peor. Era la chica que le gustaba; y aunque no estuviera del todo seguro de cómo irían desarrollándose sus sentimientos, aseguraba que quería entenderlo con ella.

Desafortunadamente, ya no les será posible.

—Tenma...

—¿Ujum? —preguntó con un sonido de su garganta. Caminaba unos metros más adelante que Alone con ambas manos dobladas tras su nuca.

—¿Te parece si... vamos a visitar a _____-chan antes de las lecciones?

Tenma se detuvo. Unos minutos después, giró viendo el rostro de Alone: dolido pero sonreía dulce. Suspiró bajando sus manos hasta su cintura.

—De acuerdo. —sonrió.

Llegaron al campo donde entregaron sus cadenas de flores y fueron hacia una lápida bajo la sombra del mismo árbol en el que jugaron y platicaron de niños. Alone sacó una gardenia de su bolso, colocándola delicadamente frente la roca.

Perséfone -SUBIENDO-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora