CAPÍTULO 7: El desayuno.

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Aclaración: Ninguno de estos personajes, ni el manga ni nada me pertenece, todo es propiedad de Koyoharu Gotōge, si la historia hubiera sido mía, Giyū y Shinobu hubieran terminado juntos.

Hoy tal vez nada tenga sentido,
tal vez mañanas sí.


CAPÍTULO 7: El desayuno.

Al día siguiente Shinobu se levanto una hora antes de que su alarma sonará pero esta vez no fue tener pesadillas, de hecho por primera vez en mucho tiempo tuvo el sueño limpio y sumando los recientes sucesos, su estado de ánimo original por fin había vuelto, ese que sus hermanas tanto extrañaban.

También ese día Shinobu volvió a cocinar, hizo el desayuno para sus hermanas, su obento y uno para Kanao. Su hermana mayor lloro de la emoción y casi asfixia a Shinobu en un abrazo, por otro lado Kanao que siempre le costaba expresarse decidió sumarse de manera más gentil a ese abrazo.

Todos pudieron ver un cambio notable en Shinobu, a partir de esa mañana su sonrisa había vuelto a ser genuina, sus ojos habían vuelto a brillar junto con una expresión tranquila y animada. Kanroji pudo notarlo aun estando a una cuadra de distancia. Fue un espectáculo digno de apreciación, una pelirosa corriendo como el correcaminos llegando a levantar los pétalos de las flores de cerezo del piso. Shinobu fue interrogada durante todo el día por su mejor amiga.

Lo que quedó de esa semana pasó bastante rápido, Giyū siguió yendo a buscar a Shinobu a la escuela casi todos los días, Kanae lo invitaba casi todas las noches a cenar aunque no siempre podía. Ambos sentían que habían recuperó parte de ese calor familiar. Aunque se veían tanto como podían y se la pasaban hablando por Line no era suficiente, sentían la necesidad de recuperar todos esos años perdidos pero Giyū aún seguía acomodando sus horarios y obligaciones.

Una semana más tarde.

Era sábado y el reloj de la mesa de luz marcaban casi las siete de la mañana, una joven mariposa se movía agitada y asustada en su cama, las pesadillas habían vuelto.

No entendía muy bien donde estaba o cómo había llegado a ese extraño lugar, era una especie de habitación increíblemente grande en su interior, el piso era una construcción de caminos de madera sobre agua, de hecho toda la habitación estaba rodeada de un piso de agua a nivel de un lago con hojas de loto. Shinobu estaba confundida, en su mano izquierda empuñaba una especie de katana, otra vez vestía ese extraño haori y esas ropas negras... Su cuerpo estaba herido, podía sentir como le costaba respirar.

Dio una mirada rápida a su alrededor, ahí estaba él de nuevo, ese extraño joven de aspecto inusual, cabellos rubios pálidos, ojos multicolor con kanjis en sus iris y una perturbadora sonrisa, el apenas tenia algun rasguño. Su cuerpo se movía sin que ella pudiera controlarlo, era una visitante atrapada en un recuerdo recurrente. Shinobu luchaba con todo lo que tenía pero no era suficiente, en ese sueño cohabitaban dos personas en el mismo cuerpo, la que actuaba por sí sola y la que era testigo en primera persona como una conciencia separada de su cuerpo, una era testigo del horror y sin poder hacer otra cosa más que observar. Las imágenes de recuerdos pasados empezaron a llegar, otra vez esas tres niñas ayudando en la esa vieja mansión, otra vez esa joven de dos coletas y ojos azules dando órdenes a todo el mundo pero sonriendo para Shinobu, otra vez su hermana mayor compartiendo risas con todas ellas.

Shinobu salta y logra atravesarlo con su katana, el cuerpo del enigmático joven se transforma al ingresar el filo de la espada en su cuerpo pero no dura mucho. Shinobu cae y antes de que pudiera darse cuenta el la esta abrazando, dice palabras detestables que no puede comprenderlas pero puede sentir la repugnancia y el odio. Su cuerpo empieza a ser absorbido por su oponente hasta que desaparece.

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