Capitulo III

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Lin se encuentra entrenando con Jia, la jóven era una talentosa maestra tierra, Jian por otro lado se encontraba acostado en la grama bajo un árbol de cerezo mirando a su madre y a su gemela entrenar. Sabía que Jia intentaría ganarle a su madre haciendo trampa cuando se viera derrotada y sonreía para sí porque Lin siempre se daba cuenta antes de que la chica intentara la hazaña, era una vista realmente graciosa porque la jóven pelinegra terminaría por decir que no volvería a entrenar con ella.

Para cuando terminaron, Jia terminó en el suelo derrotada y cansada, Lin le dedicó una carcajada y lo que no esperaba era la elevación de tierra que la hizo tropezar y caer directo en la grama. La hermosa chica con ojos esmeralda cómo los de su madre se levantó y se hechó a reír extendiendole la mano a Lin para ayudarla a poner de pie, pero la jefa de policía la jaló hacia el suelo con ella abrazándola, la risa brotaba de ambas mujeres y la chica se queda mirando a su madre, -me gusta escucharte reír mamá.-

La mujer mayor acaricia su mejilla, -es divertido pasar tiempo con ustedes cariño.-

-No parece.- suelta Jian ahora parado frente a ellas.

-Deja de ser grosero.- le regaña su gemela.

-No es ser grosero, es la verdad.-

-Vamos solo estás celoso.- la gemela se levanta y lo tira con ella al césped dejándolo en la mitad.

-¡Jia!- la chica se ríe.

Su madre lo abraza y besa su rostro cómo lo hacía cuando estaba pequeño. -mamá.-

-Oh vamos, ambos sabemos que te gusta ser pechichado por mamá. ¿Recuerdas que la esperabas todas la noches para dormir acurrucado encima de ella?- el chico se sonroja totalmente.

-¡Tú también lo hacías!-

-Sí, pero yo no lo niego como tú.- Lin solo los observa con diversión.

-Mamá dile a Jia que me deje en paz.- la jóven se reía aún más fuerte que antes.

-¿Lo ves?-

-Hmp.- gruñe frunciendo el ceño.

-Eres un chico sensible Jian.-

-¡No soy sensible! ¡Mamá!- al mirarlo, a Lin solo le recuerda a Tenzin cuando estaba enojado por algo que le decían Bumi o Kya.

-Jia dejalo tranquilo, ya sabes que tú hermano es algo sensible.-

-¡Mamá!-

-Lo siento, lo siento, es solo que te ves tan tierno... Y guapo.- el rostro del joven solo se enfurece más e intenta levantarse para ser palancado hacía atrás por ambas maestras tierra.

-Ustedes dos son imposibles.-

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Los gemelos extrañaban a su madre desde el momento en el cual salía por la puerta hasta el momento en el que la sentían llegar, pero habían ocasiones en la que la mujer llegaba muy tarde y los pequeños se quedaban dormidos en lugares opuestos dejándole un espacio a su madre.

En esta ocasión no fué la excepción, repitiéndose lo mismo: Lin llega cansada, mira el reloj y nota que es casi media noche, cierra la puerta y se dirige a la cosina para tomar un vaso de agua, -Señora Lin, otra vez llegando tarde.- la voz conocida la hace saltar del susto soltando el vaso para dejarlo caer rompiéndose en pedazos.

-¡Diablos Xue! ¿Acaso intentas matarme?- la joven mujer que era solo seis años menor que Lin la mira avergonzada.

-Lo siento.-

-Solo no te sentí venir.-

-Es porque está abusando de su resistencia. No es sano que lo haga, los gemelos la extrañan, esperaron lo más posible pero se quedaron dormidos en el intento.-

El rostro de Lin se ablanda, -tienes razón Xue, es solo que hay muchos casos abiertos y los Agni Kai en duelo con la triple amenaza haciendo estragos en ciudad república no lo hacen más fácil.- la cansada mujer suspira.

-Lo entiendo, pero debe dejar de pensar en los demás y comenzar a pensar más en usted y sus hijos.- Lin recoge todos los fragmentos con tierra control para depositarlo en la basura.

-Realmente voy a tomar tu consejo...- le dedica una sonrisa cansada, -creo que no te pago lo suficiente.-

-En eso tiene razón.- dice en broma.

-Gracias Xue.-

Para cuando Lin subio a su habitación ya había tomado y comido algo, Se dió una pequeña ducha caliente en el baño de invitados para no despertar a los gemelos, abrió su armario con mucho cuidado para colocarse su ropa interior y una bata de dormir, el cuarto tenía una tenue iluminación porque los gemelos odiaban la oscuridad. Se acostó en medio de la cama y unos momentos después los dos niños se acomodaron encima de su madre: Jian en el hombro derecho de su madre y su pequeño brazo envuelto en el hombro de Lin. La niña por otro lado siempre colocaba su cabeza debajo de sus pechos para después envolver su pierna alrededor de las anchas caderas de su madre.

Esa noche Lin se prometió no volver a llegar demasiado tarde, en la mayoría de las veces así fue para felicidad de ella y los gemelos.

LO QUE NUNCA SE CONTÓ (LINZIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora