Capitulo 2

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El espíritu, o fantasma, o alma de Andras mencionó algo sobre que Vesna necesitaba descansar

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El espíritu, o fantasma, o alma de Andras mencionó algo sobre que Vesna necesitaba descansar. Era algo muy extraño, pues ella podía verlo y oírlo ya no solo dentro de su cabeza sino frente a ella, pero no podía tocarlo. Aún así su sola presencia la ayudaba a sentirse acompañada, él era un puerto seguro en medio del evidente mal genio del alto lord.

-¿Tienes alguna habitación disponible para ella?

-Alguna estará en condiciones- respondió Tamlin volviendo a ponerse la sucia y rota camisa lentamente.

- ¿Como que en condiciones? ¿De verdad destruiste todo Tamlin?

- "Alguna" está bien.- dijo ella apartando la vista con rapidez, pues Tamlin se había percatado de su mirada sobre cada uno de sus movimientos mientras se ponía aquel pedazo de tela que usaba como camisa.- de verdad está bien; solo necesito un rincón para dormir y será como...en casa.

- Sígueme- murmuró Tamlin sin volver a mirarla de nuevo, Vesna suspiró y miró a Andras quien solo asintió levemente con la cabeza dándole animo. Sabía que él y el alto lord tenían que ponerse al día y aclarar algunas cosas antes de que Andras pudiera explicarle más detalles a ella para después, por fin descansar en la Corte que juró proteger. Por lo que Vesna había notado, la Corte estaba vacía, no había nadie ahí, ni centinelas, ni sirvientes, ni ciudadanos. No había nadie más con quien Tamlin pudiera hablar o socializar, excepto ahora Andras...y ella.

Lo siguió por la destruida casa hasta lo alto de las escaleras y giro hacia la izquierda, a un pasillo con varias puertas, todas tan destrozadas que Vesna podía ver el interior oscuro y lúgubre de cada habitación.

Finalmente se detuvieron frente a una puerta doble pintada de blanco que aunque estaba llena de marcas de golpes y garras, aún se mantenía en su lugar. Le indico con la cabeza que entrara, ella le hizo caso y abrió la puerta.

La golpeó un olor diferente pues ahí no había ramas ni espinas pero si muchos papeles y trozos de muebles rotos esparcidos por el piso, lo que le daba a la habitación un aroma a madera vieja que en realidad no era desagradable. Las paredes seguían intactas, pintadas de naranja, rojo y oro, con algunos trazos ligeros de verde y marrón aún visibles entre el desorden, había una vieja y gastada mesa junto a la ventana y un único sillón enorme estaba en medio del lugar, frente a una chimenea llena de ceniza que manchaba una alfombra color carmesí. La habitación recordaba a un bosque en pleno cambio de estación. La cama estaba hecha y una nube de polvo salió de ella cuando Vesna se sentó y golpeó el colchón con su mano.

–¿Es en serio Tamlin?- gruñó Andras indignado.

–Es lo mejor que me queda. Él no volvió para reclamarla.- respondió encogiéndose de hombros, después miro a Vesna.- Te quedarás en esta habitación solo el tiempo que necesites permanecer aquí. Cómo ves, no hay servicio ni sirvientes, no hay ropa en ese armario pero quizá en la habitación de enfrente encuentres algo que puedas usar.

Una Corte de Garras y PiedraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora