Capitulo 4

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Los días se habían vuelto raros en la casa, Tamlin no había vuelto a entrometerse en sus entrenamientos pero había tomado la molesta costumbre de sentarse en algún lugar cercano a observarlos mientras leía el libro que Vesna le había devuelto

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Los días se habían vuelto raros en la casa, Tamlin no había vuelto a entrometerse en sus entrenamientos pero había tomado la molesta costumbre de sentarse en algún lugar cercano a observarlos mientras leía el libro que Vesna le había devuelto.

Ella por su parte, había mejorado muchísimo. Ahora era capaz de usar casi a la perfección dos espadas a la vez, como Blodyn. Su amiga le había ido dando varias armas según avanzaban las lecciones, para que aprendiera a manejarlas todas pero también para que encontrara una con la que se sintiera totalmente cómoda.

- No dudo que tus espinas plateadas te sean útiles, pero nunca está de más tener algo extra.- le dijo simplemente. Aquella tarde practicó con el arco y la flecha. Los odió. No podía conseguir que la flecha avanzara en línea recta, terminaba cayendo antes incluso de soltarla del arco. Su amiga la miró con dulzura- ¿Lo practicamos un poco más mañana?

- Que remedio- susurró Vesna recogiendo las flechas y entregándoselas. Blodyn se dirigió a la casa para asearse antes de su turno de patrullar la frontera, Vesna se dirigió a la casa arrastrando los pies y maldiciendo por lo bajo.

- ¿Cuantos años tienes?- le preguntó Tamlin que se había levantado y caminaba a su lado. La pregunta la sorprendió y lo miró arqueando una ceja.

- Muchos menos que tú.

El alto lord no dijo nada, se limito a caminar a su lado hasta la casa, una vez dentro le entrego el libro y se dirigió a su habitación.

A excepción del libro, aquella era la rara rutina en la que se habían convertido los días. Tamlin la abordaba cada día para preguntarle cualquier cosa, como si fueran amigos y él quisiera que se conocieran mejor. Sin embargo Vesna sabia que si comenzaba a compartir información con él ya no podría parar. Además tampoco era como que él le contara mucho sobre si mismo.

- No es muy bueno para hacer amigos Vesna- le dijo Andras. Vesna había subido a buscarlo en aquel pequeño estudio que estaba cerca de su habitación.

- Él no quiere ser mi amigo Andras, quiere algo más y no de buena manera.

- Tal vez- aceptó él.- O tal vez en verdad quiere conocerte. Tamlin siempre se ha sentido fascinado de alguna manera con... los humanos.

- Si, ya me has contado esa historia antes, gracias- lo cortó ella de golpe, estaba molesta porque solo pensar en eso le provocaba un pequeño y molesto ataque de celos que no podía entender ni permitir.

- Es mucho mas que ella Vesna - le dijo suavemente.

- Yo tampoco soy buena haciendo amigos Andras, y mucho menos cuando me encajan las garras al conocernos.

- Hablaste con los ciudadanos, trajiste de vuelta a centinelas y sirvientes. Estás reparando la Corte.

- Eso es lo que tenia que hacer, y quizá no lo parecía pero estaba muerta de miedo mientras hablaba en la escalera y ¿qué hizo él? Me dejó ahí, esperando a que metiera la pata. Cuando llegue aquí también estaba en pánico porque sabia que me atacaría y justamente eso hizo. Y cada vez que creo que comienza a aceptarme pasa algo, la ultima vez quiso atacar a tu hermana y después me soltó que soy su pareja.

Una Corte de Garras y PiedraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora