Deslave

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Luz

La música es lo que me despierta esta vez, me doy vuelta y trato de ignorarlo, a mama le encanta escuchar su música en volumen alto siempre en las mañanas. Abro los ojos al recordar que hace un año que no escucho la radio de mama. Me levanto sobre mis hombros poco a poco, mi cabeza se siente pesada, pero puedo levantarme de la cama, siento los pies hormiguear, así que muevo los dedos para poder pararme por fin. Quiero saber qué hace, pero primero tengo que ir al baño. En el lavamanos hay un cepillo de dientes y una pasta. Me miro en el espejo y suelto una risa involuntaria, mi cabello es un desastre, no se cuento tiempo he dormido, pero se que mi cuerpo aun esta molido.

Lavo mi boca y salgo de la habitación, hay un pasillo que lleva a una sala, hay un televisor en el centro de ella, un sofá grande, un par de libreros repletos de libros y figuras, fotos de gente con el muchacho de antes. ¿Sera que en verdad tuve la suerte de que una persona buena me ayudara? Me cuenta creerlo aun.

-Oh buenos días.- Me saluda de manera alegre y cantarina.- No me digas ¿te desperté?- me acerco donde él. Es una cocina y lo primero que me sorprende es el olor; en cuanto entro me recibe una infinidad de olores, deben ser del montón de ramas que cuelgan en una de las paredes, o quizá de los vapores de lo que sea que haya en las ollas que hierven en la estufa.

-Bonita cocina.- Y lo es, los azulejos de colores están colocados como mosaicos, los muebles y alacenas son de colores sobrios resaltando. Mientras que una barra en medio de la habitación tiene un banquete en ella.

-Gracias, le puse mucho empeño.- La vista de él es algo desconcertante, tiene puesto un delantal que no queda con su cuerpo robusto, aun así el día de hoy sonríe como un maniaco.-¿Tienes hambre? prepare café en hoya si gustas.- Se gira para apagar la estufa y me ofrece una hoya humeante.

-...No gracias.-Alejo con mi mano la hoya.

-Está bien, también tengo jugo de papaya y naranja.- Toma para sí mismo la hoya y le da un sorbo.

-Me gustaría beber algo que no tenga medicina.- Sé que me ha estado dando en mis bebidas.

-Bueno entonces cualquier cosa para beber en esta casa será.- Me acerco a la barra donde se encuentra una jarra con lo que parece el jugo, el me mira, me ofrece asiento y un vaso.- Sírvete a tu gusto.- Se da la vuelta hacia la estufa y comienza a servir el desayuno. La radio aun suena, está apoyada en una mesa cerca de la ventana donde hay un montón de masetas con plantas en ellas.

Se acerca a mi lado, coloca un plato con avena, fruta y granola. Me siento y veo que en un costado de la barra hay otro plato para él, donde pone la olla con café. En el centro hay una canasta con panes dulces, estoy tentada a tomar uno pero no quiero mostrarme confiada aun.

-No sé si tengo apetito.- Le miro de reojo y se ve decaído con mi comentario.

-¿Te sientes mal? , ¿Te duele algo?- De nuevo se acerca con intención de colocar su palma en mi frente, así que detengo su camino.

-No...Estoy bien ahora, solo beberé el jugo y me voy.- Y de nuevo frunce el ceño a mi comentario.

-No te detendré si tienes a donde ir, pero espero no te moleste que te acompañe a ese lugar, no me gusta la idea de que vuelvas a la calle.- Me encojo en mi asiento, porque las lágrimas estaban por salir.

-Se cuidarme sola.- Me cuenta hablar sin romper en llanto, algo pasa en mí que solo la idea de irme de esta casa me causa angustia.- He vivido por mi cuenta desde siempre así que no tienes que acompañarme ni nada.- Bajo la mirada, porque sé que no soy convincente. Pero no conozco a esta persona, seguramente también me va a usar o a dañar como lo han hecho todos.

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