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-Te seré sincera, me siento muy mal, quisiera está aquí en tu cumpleaños, pero ya sabes a papa se le ocurrió la estúpida idea de ir por víveres a la ciudad.

-No te preocupes Kathia de hecho yo tampoco estaré aquí, saldré unos días con los nativos y pasare el día de mi cumpleaños enseñándole a los niños.

-En serio me sorprende que hagas eso, yo pensaba que tu solo bebías como loca diariamente.

-Ese es primer trabajo, el otro es escribir y el ultimo es ser un alma de bondad.

-Aunque lo digas de manera sarcástica eso eres.

-Lo que digas, por cierto, hablando de mi alcoholismo, te daré dinero para que me traigas algunas botellas.

-Lo que digas patrona. - Kathia se puso de pie y estiro su mano para ayudar a ponerse de pie a Anna- Me tengo que ir, mañana en la mañana comenzamos el viaje a pie para poder llegar a la ciudad en menos de un día.

-No te preocupes, ten-Anna saco 100 dólares y se los entregó a Kathia- Todo lo que puedas comprar de alcohol y recuerda no es necesaria comprar alcohol caro con uno sencillo me conformo.

-Sínica enferma.

El tiempo había avanzado tan rápido que se encontraban a días de su ya amiga. Kathia no iba a negar que tenía sentimientos ocultos por Anna sin embargo durante este tiempo había obtenido en ella una gran amiga y con eso le bastaba.
Estos días tendría que pasarlos de viaje y no era algo grato. Para poder llegar a la ciudad más cercana tenía que realizar un viaje de 12 horas a pie y luego subir a un automóvil para desperdiciar su tiempo otras 4 horas más.
El motivo por el cual viajaría a la ciudad es la necesidad de buscar más productos para la tienda y proveedores arriesgados que deseen realizar envíos a punta de nada, ya que sus últimos proveedores comenzaron a fallar con los tratos establecidos.

Las pocas veces que iban a la ciudad (como esta) las aprovechaban para visitar al único hermano de su padre. El siempre pasaba a recogerlos y era quien los tenía en casa los días que estuvieran en la ciudad.
Terminado el viaje a pie y estando en zona de transporte su tío los recibió con la misma emoción que siempre.

Los días en la ciudad eran llenos de mierda. Todos las días a comprar maldita comida chatarra, durar 1 hora para llegar a cualquier lado y escuchar los sermones de su tío sobre porque era mejor vivir en ciudad, así que cuando llego el día de regreso casi llora de la emoción.
Antes de irse de la ciudad fue y compró las botellas para Anna y pensó que era buena idea comprar un regalo para ella.
Por lo que sabía Anna amaba el chocolate así que compro varias galletas con chocolate, algunas barras de este y compro unas botellas extras para su amiga.

El viaje de regreso al pueblo siempre era lo peor, tener que cargar con todas las cosas que habían comprado limitaba su movilidad y hacia que su viaje se extendiera unas horas más y con estas 15 horas de viaje se completaban exactamente 13 días desde que habían salido hasta su regreso.

Llegando a casa le comento a su padre que iría con Anna para festejar su cumpleaños pero su padre tuvo una mejor idea.
José fue hasta la casa de Anna y le dijo que necesitaba su presencia en la casa ya que necesitaba ayuda con la redacción de algunos documentos y esta acepto, sin embargo todo era realmente una fiesta sorpresa de cumpleaños.

Anna se sentía muy emocionada por esto, nunca pensó que su padre desarrollaría un mejor plan que ella y eso la hacía feliz.

Ambos pusieron manos a la obra, su padre cocino su guiso especial de pollo y ella realizo guarniciones y realizo un pequeño pastel al que decoro con pequeñas chispas de chocolate.

La hora de llegada de Anna se había aproximado, rápidamente comenzaron a servir los platos y antes de que todo estuviera listo escuchar a alguien tocar la puerta.

Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora