Epilogo

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El tiempo había pasado, todas las demás personas se habían retirado dejando solo a la familia.
La única castaña de la familia Cavendish mantenía la postura ante la escena que tenía enfrente suyo. Su esposa y primogénitas lloraban desconsoladamente en el bordo de tierra que habían dejado al sepultar a quien fue lo más cercano a una madre que Diana pudo tener cuando era niña.

El tiempo de Anna en este mundo había llegado a su fin. Una mujer que cuido a 4 generación de Cavendish se encontraba 3 metros bajo tierra.
Diana no había parado de llorar desde que la muerte de Anna había sucedido, ella había hecho todo lo posible para extender unos días más la vida de quien la enseño a caminar a ella, su madre y sus hijas.

Bernadett quién siempre fue muy apegada lloraba con más fuerza incluso que su madre. Anna incluso aun en su lecho de muerte la había escuchado y le abrazo durante toda la noche en la que murió. Esto para Bernadett había sido desgarrador, hacia unas horas estaba hablando con su nana, e incluso se había dormido en sus brazos para despertar durante la mañana y darse cuenta que ya no había calor en su cuerpo.

Elijah, Miranda y Ursula lloraban desde su lugar de pie de manera más tranquila. Anna había sido una persona muy especial en su vida, pero nunca se les hubiera asimilado a lo que su madre y hermana habían creado.

- Niños, Diana y Akko- Dijo Daryl que a pesar de traer lentes que cubrían su rostro se podían ver sus lágrimas.- Esta es la primera muerte que tendrán que experimentar en su vida, será la primera pérdida significativa que ustedes sufran pero la vida no se detiene, y por desgracia el día de mañana a quien tendrán que despedir seré yo, luego a sus madres y eventualmente tendrán que enterrarse ustedes- Los ahí presentes escuchaban las palabras de Daryl, incluso las recién nacidas parecían entender que lo que su tía abuela decía era algo muy importante- Lloren, griten y sientan este dolor porque eso nos vuelve humanos pero nunca olviden. Nunca olviden quien fue la mujer que los enseño a caminar, quien les enseño a preparar té, quien a pesar de no poder ver bien les leía un cuento todas las noches, aunque ya no sean unos niños, pero lo más importante a recordar es el nombre de esa persona, su rostro, su carácter y todo su amor.

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-No puedo hacer esto Daryl!

-Hace un día estabas dispuesta a sacrificar tu amor por tus hijos Akko, esto por desgracia es lo único que nos queda.

- ¿Estábamos hablando de mí, que tipo de madre seria si yo misma le hago eso a mis hijos?

-La misma madre que ayer estaba convencida en hacer cualquier cosa por no quitarle a su madre a los niños.

La ira había consumido a Akko, comenzaba a lanzar todo lo que la rodea y golpeaba todo lo que se encontraba a su alrededor.

-Daryl, si Bernadett lo sabe nunca me perdonara.

-Akko es una niña, podemos ocultar eso el tiempo que sea necesario.

-Ocultar cómo? Si ambas sabemos que en muy poco tiempo Diana la vera como un enemigo.

- ¡Y que prefieres! ¿La dejamos morir, te quedas viuda y con 7 hijos? Anna ya no está aquí, Kyary tampoco y yo cada día me siento más cansada que nunca ¿Prefieres ver morir a tu esposa que realizar un sacrificio justo? Recuerda que en esta vida la mayoría es la prioridad.

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-Tía una pregunta.

-No niña no tengo ganas de responder tus dudas a menos que tengan que ver con lo que te estoy enseñando. -La menor de ojos azules miraba a su tía con esa mirada de cachorro que le ayudaba a convencerla de todo No Miranda, no vas a lograr nada con esa mirada esta vez.

Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora