Capítulo 4

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Duro despertar

Las lágrimas de Miriam mojaban la camisa del pastor. Su dolor y arrepentimiento eran grandes. Abrazada a su esposo recordaba que ella había dejado de leer la Biblia y dejado la oración..

Le había dado cabida a la ira y a la amargura. Sus palabras en la casa eran eco de lo que llevaba en sus emociones. Que se habían vuelto tóxicas para ella y para los que la rodeaban.

"No se puede estar en los caminos del Señor, sin conocer al Señor del camino" Esa era la frase favorita de su suegro. Pero Miriam, había crecido en una familia religiosa. De asistir fielmente a la iglesia, pero dentro de las cuatro paredes de su casa, eran de doble moral.

Su esposo Heriberto, lo contrario a ella, había tenido el buen ejemplo de su padre. Un hombre de oración y de ayuno. Paciente con las personas y con mucho amor a su llamado.

Su unión le ayudó mucho a Miriam a conocer y acercarse a Dios. Pero las presiones económicas la llenaban de ansiedad y su tensión se transformaba en enojo y poco a poco dejó de mirar al que no tiene imposibles, para mirar los imposibles y dejar de orar.

Eso ponía muy tensa su relación y llevaban años en discusiones y desacuerdos. Ninguno ponía abajo.

Ella lo culpaba a él y él se defendía culpandola a ella. Era un asunto de no acabar, del que solo se enteraban sus hijos.

Pero muy temprano en la mañana, antes de que se fuera Heriberto para la iglesia con sus hijos, Miriam salió de su casa para recoger unas conchas en la playa para adornar una maseta en su sala y mientras la recogía le llamó la atención ver la libreta de apuntes de su hijo Luther al lado de un tronco seco..

Camino hacía ella para recogerla y vio que al lado del lapicero de Luther estaba una pequeña vasija que se usaba en la iglesia para hechar aceite..

La tomó y la limpio de la arena que le había caído. Depronto al sacudirla la tapa calló y al agacharse a recogerla calló en la arena un papel escrito y en el logró ver la letra de su hijo..

¿Porque Luther esconderia un papel escrito en esta vasija? - se preguntó Miriam.

Como toda mujer curiosa lo abrió y lo leyó. De la impresión al leerlo cayó de rodillas en la arena.

¿¡No puede ser!? ¡No puede ser que esto esté en el corazón de mi hijo! ¿¡Que hicimos!? ¿¡Que hice Dios!?

No quería llorar ahí, porque podrían verla y creerían que algo le había hecho su esposo. Las murmuraciones y la lengua mentirosa se aprovecharían para dañar a su esposo y a la iglesia.

La maldad de la gente es mucha y.. y no les daré oportunidad de lastimarlo - levantándose Miriam se fue a su casa y escondió la vasija.

Atendió a su familia como siempre, pero no buscó discutir. Todos se fueron y ella al hallarse sola se fue a su habitación y se quebranto.

Señor, Dios bueno y justo, yo me e comportado mal, peor que una incrédula, le e dado mal testimonio a mis hijos y le e hecho difícil el pastorado a mi esposo. Heriberto no es un hombre perfecto, pero yo .. yo Señor ¡lo he dejado solo!

Mis oraciones no han sido más que quejas por años y las que no e hecho han sido maldiciones salidas de mi boca hacía él y hacia la iglesia.

Oh Señor, ¡Señor perdóname! - Sus lágrimas caían a los pies de su cama y el dolor que sentía dentro la hacía retorcerse como si algo dentro de ella se rompiera.

Después de orar quería saber de parte de Dios si había oportunidad para ella y para su esposo o ya todo estaba perdido para ellos y para sus hijos..

Abrió la Biblia y halló en Jeremías 33: 8 " Los purificare de todas las iniquidades que cometieron contra mí; les perdonare todos los pecados con que se rebelaron contra mí"

Esas palabras le dieron la esperanza y la fe que necesitaba.

Levantándose, decidió arreglarse para buscar a su esposo y recuperarlo..

Era su aniversario de bodas y eso al despertar la tenía molesta. Pero ahora sería su excusa para acercarse a Heriberto.

Mientras caminaba a la iglesia se preguntaba que haría con la vasija que encontró. Eso que había escrito su hijo Luther de ella, de su padre y de sus hermanas, la había despertado.

Una parte de ella no quería destruir la vasija ni el papel escondido en ella. Porque había sido el arma que Dios usó para que cambiara. Pero otra parte de su alma, deseaba no volver a leer algo tan doloroso..

Al llegar a la iglesia decidió entrar por detrás y no ser vista por nadie de la iglesia. Había venido a ver a su esposo y era con él con quien tenía que hablar.

Después de irse al decirle a su esposo que lo amaba. Una voz en su interior le pedía volver..

Miriam aún no a terminado..Vuelve..

Obedeciendo a esa voz, volvió a la iglesia y halló a su esposo sentado en una silla angustiado y sudando. Comprendió que también a él, Dios le había hablado..

La vasija perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora