CAPÍTULO 20

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- Chicas, nos vemos más tarde, he quedado con Dani - nos informa Judith saliendo de la habitación

Gaby y Kenny están terminando de vestirse, mientras yo las espero sentada en la cama. 

- ¿Cómo me veo? - Gaby da una vuelta sobre sí misma esperando una respuesta

- Fantástica - le digo

Un sonido de notificación sale desde el portatil que hay en mi escritorio

- ¿Listas? Vamonos - avisa Kenny

- Id vosotras chicas, ahora os alcanzo - espero a que salgan de la habitación para abrir mi portatil

Un mensaje nuevo en el correo, el perfil desde donde llega el mensaje no me suena para nada, ni siquiera lo tengo grabado, la curiosidad me puede y termino abriendo el mensaje...


Hola Trish, te escribo desde un correo diferente al mío porque sé que al leer mi nombre lo borrarías directamente. Si, soy Mike. He intentado contactar contigo pero de nada sirve, y lo entiendo, entiendo que estés cabreada conmigo, solo quiero pedirte disculpas. Desde aquel día no paro de pensar en lo horrible que tuvo que ser para tí la situación. No voy a justificarme porque lo que hice está fatal y te vuelvo a pedir perdón. Te echo mucho de menos, no sé en qué estaba pensando. Si alguna vez quieres hablar ya sabes donde contactar conmigo. Tq, Mike.


Cierro el portátil. Pero cómo se atreve a decir que me echa de menos... 

No sentía dolor, solo sentía rabia, tenía ganas de estampar el portátil contra el suelo, creía que me iba a volver loca. Doy vueltas y vueltas en la habitación con la respiración agitada, en mi cabeza se vuelve a repetir una y otra vez 'te echo mucho de menos', en una de esas veces mi rabia gana a la calma y arrojo la silla al suelo, después todos los papeles, libros, bolígrafos y cuadros del escritorio. Miro aquel estropicio todo esturreado por el suelo y me apoyo espalda a la pared dejándome caer hasta quedar sentada en el suelo, mis lágrimas caen de rabia. Permanezco sentada hasta que me relajo y paro de llorar, no me apetece para nada ir con las chicas. Abro el cajón de mi mesita de noche para coger un pañuelo y secarme la cara, al lado veo el trocito de pastel de manzana que la anciana del Arrecife me dió en el almuerzo, decido cogerlo para probar un trozo, pero no aquí, alguna de las chicas puede venir en cualquier momento y no quiero que me vean así.

Voy al ala de arriba, en una especie de terraza desde donde se veía el patio principal, aquí podré estar tranquila, me asomo para ver las vistas, se podían ver las luces de la ciudad a lo lejos. Hay algunos grupos de chicas y chicos sentados en los bancos de la terraza, pero quedaba uno libre en un rinconcito, ese me venía perfecto para que nadie pudiera molestarme.

Me siento en el banco y respiro el aire fresco de la noche, nunca había estado aquí, parece un sitio muy relajante. Abro con delicadeza mi pastel de manzana, siempre tengo la manía de desenvolver las cosas sin romperlas, a mi hermano le ponía nervioso cada vez que me tocaba abrir su regalo. El olor a manzana inunda mis fosas nasales, cojo un pedacito con mi dedos y me lo llevo a la boca, está exquisito, nunca antes había probado un pastel de manzana tan bueno. 

- La vieja Marien dice que su pastel de manzana es mágico

Del susto me sobre salto y comienzo a toser. James se encontraba justo detrás de mí.

- Joder, casi me ahogo del susto James - digo mientras sacudo algunas migajas de pastel que quedan en mis manos

- Eres muy asustadiza, ¿no? - se sienta en el respaldo del banco dejando sus pies en el asiento del mismo

Colegio privadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora