3.1 Atado en el rancho

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Hyukjae estaba en su cama, acariciando su polla dura mientras el sol acechaba en el horizonte. No podía dejar de pensar en lo que había sucedido hacía dos días. Donghae había dicho que sabía que él le miraba con deseo en sus ojos. Con miedo de admitir la verdad, incluso a sí mismo, Hyukjae había sido seducido para dormir con su nuevo empleado. Al menos así es como lo veía, Donghae podía pensar que había algo más que eso, pero Hyukjae sabía que habría podido controlarse a sí mismo si el joven no lo hubiera tocado con tanta pasión. Él había cedido, entregándose a sus terribles deseos, pasando la noche entregado a esa hambre voraz. Y ahora no sabía qué hacer. Era un pecado terrible lo que había hecho. Lo que estaba haciendo.

Tomó su polla dura, apretándola casi hasta el punto de dolor, en expiación por el mal que sabía que había cometido. Los hombres no debían dormir con otros hombres, no era natural. Pero cuando él cerraba los ojos todo lo que podía ver eran los dulces labios de Donghae chupando su polla, sus fuertes manos alrededor de su erección y arremetiendo contra su culo...

Hyukjae se mordió el labio, tratando de no gritar mientras trabajaba los dedos en su dureza. Su puño voló hacia arriba y abajo, sus pequeñas respiraciones quedaron atrapadas en la parte posterior de su garganta. Podía la forma en que su cabeza se balanceaba sobre su polla, chupándole la vida. Hyukjae gimió, su polla empujando en sus manos. Líquido caliente fluyó a través de sus dedos y yació en la cama por un tiempo, tratando de olvidar la cara que flotaba en su mente cada vez que se tocaba.

Esperó a salir hasta que oyó a Donghae ir al establo. No sería posible evitarlo para siempre, lo sabía, pero estaba demasiado nervioso como para hablar de la situación y sentía la necesidad de estar fuera de su camino por un tiempo. Al menos hasta que averiguara qué decir. Evitar a Donghae también era difícil para su estómago, se había acostumbrado a las comidas del joven y los pasados días se había visto obligado a comer nada más que sobras frías.

Afortunadamente, Donghae no estaba a la vista cuando salió hacia el establo. Trabajó todo el día limpiando las caballerizas sin ayuda. Bueno, tal vez se había tomado el día libre. No sería una mala cosa, Donghae había trabajado duro, sin un día libre a la semana, y un poco de tiempo en la ciudad sería bueno para relajarse, tal vez le hiciera olvidar lo que había pasado. Colocar las balas de heno en el establo era más difícil sin un compañero, pero no le importaba un poco de trabajo duro, sobre todo si eso significaba esquivar preguntas.

Estaba atardeciendo y los rayos rojos del sol lamían el vientre de las nubes cuando Donghae apareció inesperadamente en la puerta del establo. Hyukjae estaba poniendo una carga cuando se dio cuenta de la figura delgada de pie en la puerta.

—Hey —dijo, señalando con la cabeza a Donghae.

—Hey —Donghae contestó, cruzando la puerta dando tumbos hacia Hyukjae.

Hyukjae se preguntó si estaría lastimado, pero luego Donghae se acercó y pudo sentir el olor a whisky en su aliento. El castaño lo miró.

—No has dicho nada.

—¿Acerca de qué? —Hyukjae se preguntó cuántos vasos de whisky habría tomado para estar borracho.

—Sobre lo que pasó. Acerca de nosotros. —La voz de Donghae era acusadora y herida.

—Estás borracho —dijo Hyukjae con desdén. Donghae le agarró el hombro mientras Hyukjae trataba de pasar, golpeándolo contra la pared de fardos de heno. Hyukjae se puso rígido por la sorpresa.

—Tenemos que hablar de ello. —Donghae arrastró las palabras, y Hyukjae sintió su fuerte mano apretando su hombro.

—No hay nada de qué hablar —dijo Hyukjae y empujó contra el cuerpo del chico—. Déjame ir.

Ninguno de los dos se movió, y Hyukjae se dio cuenta de que Donghae era mucho más fuerte que él. Donghae se inclinó hacia delante, con su cuerpo presionando el de Hyukjae. —Creo que tenemos mucho de qué hablar, Hyukjae.

El olor de whisky era fuerte, y Hyukjae no podía ignorar cómo la polla de Donghae se movía contra su muslo. Un fuerte sentimiento de deseo y miedo lo embargó, y le cortó la respiración cuando vio la forma en que el castaño lo miraba con lujuria. Él le dio un puñetazo, golpeando a Donghae en el pecho y derribándole de nuevo.

—No soy un maricón —susurró, y se volvió para marcharse.

Sintió el viento golpear su piel, y luego estaba de espaldas con los brazos de Donghae rodeándolo con fuerza. Se retorció en el abrazo, pateando, pero Donghae lo tenía inmovilizado. Sus cuerpos estaban presionados uno contra el otro y Hyukjae se sintió responder casi instantáneamente al toque de Donghae, su polla empujando insistentemente contra el frente de sus pantalones. Su piel enrojecida y caliente sentía el pinchazo del heno en la parte posterior de sus piernas a través de los pantalones. —¡Sal de encima mío! —Hyukjae se giró en los brazos de Donghae, pero éste lo sostuvo firmemente contra los fardos.

Con ambas manos atadas a espalda, no podía hacer nada más que retorcerse impotente mientras Donghae levantaba una de sus manos para acariciarlo a través de la tela de sus pantalones vaqueros. Hyukjae se quedó inerte ante su toque, gimiendo suavemente y Donghae miró sus ojos con cuidado, en busca de su verdadera respuesta. Hyukjae todavía luchaba, pero era poco entusiasta y Donghae lo sabía.

Los dedos del castaño se movían arriba y abajo, acariciando su dura erección.

—Para —dijo en un susurro casi inaudible.

Donghae le lamió el cuello, lo que le hizo arquear la espalda con fuerza contra el heno.

—¿Quieres que me detenga? —Su mano todavía se deslizaba deliciosamente en la polla hinchada de Hyukjae, sus dedos arrastrándose bajo la cintura, debajo de los pantalones.

Donghae apretó los labios en el oído de Hyukjae, y éste sintió escalofríos en su espina dorsal cuando el aliento cálido le calentó la piel. Gimió, sacudiendo la cabeza instintivamente mientras su mente luchaba contra él en busca de control.

—No creo que quieras que me detenga. —Donghae estaba borracho, pero su mano se movía hábilmente alrededor de su dura polla. Hyukjae no pudo evitar gemir, con la cabeza apretada contra el joven.

—No lo sé. —Él jadeó. Su erección hinchada en la mano caliente del otro hombre. Donghae hizo una pausa, y Hyukjae fue sacudido por una ola de deseo agonizante. Gritó más fuerte—. Oh, Dios, no. No te detengas.

Donghae deslizó su mano hacia abajo lentamente, con el puño apretado deslizándose sobre la dura roca de la polla de Hyukjae. Aspiró el lóbulo de su oreja, lamiendo y mordisqueando suavemente. Llamas de fuego lamieron el cuerpo de Hyukjae cuando el chico movió su mano arriba y abajo sobre su eje.

Por último, no pudo soportar más el dolor.

—Más fuerte... —susurró, inclinando la cabeza hacia un lado para que Donghae no viera sus lágrimas—. Por favor, no te detengas.

Donghae aceleró el ritmo, acariciándolo más fuerte hasta que sus caderas empujaron contra el heno y su polla se sacudió contra la mano del joven. Arcos de energía pulsaron a través de su cuerpo y destellos blancos nublaron su visión mientras sus caderas se levantaban una, dos veces, su polla liberando su orgasmo caliente en la palma de Donghae. Podía sentir los dedos del hombre cubiertos de semen deslizándose hábilmente sobre la cabeza sensible.

Se mordió el labio y cerró los ojos, con una mezcla de vergüenza y placer abrumador, su cuerpo aún contrayéndose por el intenso clímax. Donghae le besó tiernamente en la frente. Hyukjae quería abrazarlo, presionarse contra él y nunca dejarlo ir, pero estaba asustado por la intensidad de la sensación que creía que iba a mandarlo directo al infierno. Acostado, con la cara contra el heno, se estremeció ante la idea.

—No tengas miedo —dijo Donghae, y Hyukjae pensó que podía leer su pensamiento. O, quién sabe, ¿tal vez sólo podía leerlo a él?—. Yo sé lo que quieres —susurró Donghae, y Hyukjae se quedó helado. Las lágrimas brotaron de sus ojos desde un lugar terrible en su interior: A ti. Te quiero a ti—. Lo sé, y todo está bien. —De nuevo Donghae besó su sien, levantándose para salir y limpiándose la mano pegajosa en sus pantalones vaqueros.

Se detuvo en la puerta mirando hacia atrás, a Hyukjae, una vez, y luego se fue, dejándolo solo en el establo.

Dura Monta [HaeHyuk Adaptación +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora