Cuídate

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—Ahora puedes decirme... ¿Qué fue todo eso? —preguntó Shigaraki mirando fijamente al pecoso quien se encontraba observando detalladamente el lugar donde estaba, oscuro, tétrico y con un pequeño toque de soledad.

Miró aquellos ojos escarlatas que lo miraban curioso ante la respuesta esperada, en sus ojos no habían algún sentimiento negativo pues veía todo lo contrario pero el gesto neutro del mayor lo hacía cuestionarse. Quizás solo era su imaginación, quizás solo quería que los ojos escarlatas que él conocía bien lo miraran de la misma manera que lo hacía Tenko.

—Yo... bueno yo —murmuró el pecoso bajando su cabeza, jugando con sus dedos un suspiro salió de sus labios y sonrió con pena— Pensé que quizás en mi próxima vida podría convertirme en el héroe que tanto soñé ser...

Aquellas palabras pronunciadas por el menor hizo que por primera vez el corazón de Shigaraki se oprimiera hasta el punto de doler y resecarle la garganta, por primera vez tuvo ese impulso de querer abrazar a alguien. Sin embargo no podía, aunque quisiera no podía hacerlo, ese miedo de lastimarlo lo estaba carcomiendo vivo porque sabía que tarde o temprano terminaría lastimándolo.

Ante el coraje y la impotencia apretó con fuerza en vaso de cristal que sostenía en la mano izquierda causando que este se desintegrara y que se derrame el líquido que llevaba dentro. Al darse cuenta suspiró pesadamente y se llevó la mano al cuello empezando a rescatarse con sus uñas debido a la frustración, causando que se irrite aquella zona.

Izuku que aún estaba sorprendido por la escena sus ojos destellaron al ver el Don del mayor.

—Tenko-kun... ¡Tu Don es tan genial! —elogió— ¿Puedes desintegrar cualquier cosa? ¡Eso es tan genial!

Shigaraki al escucharlo dejó de rascarse y miró aquellas bellas esmeraldas que el pecoso tenía como ojos, quiso hablar pero las palabras no le salían y sin querer recordó todo lo vivido y el infierno qué pasó debido a su Don.

—No... no es genial —murmuró y de nuevo comenzó a rascarse el cuello aún con más fuerzas, todos aquellos recuerdos venían como una ráfaga de viento— Ni siquiera sé controlarlo, yo solo... —pausó— yo solo puedo hacer daño.

—¿Qué? —preguntó el menor intentando entenderlo hasta que se dio cuenta del daño que se estaba haciendo Tenko al rascarse con una fuerza inhumana — ¿Q-Qué haces? ¡Te estas lastimando —Izuku se levantó de la silla en donde se encontraba y se dirigió hasta el mayor y le tomó del brazo para que este se detenga— ¡Basta!

Shigaraki nuevamente lo miró a los ojos sorprendido y ante el contacto no puedo evitar ruborizarse, agacho la cabeza totalmente avergonzado y murmuró levemente.

—Lo... siento.

El pecoso observó preocupado la zona en donde el mayor se había rascado mirando como estaba todo irritado y con pequeñas líneas de desgarre.

—Creo que tengo un poco de alcohol en mi mochila —se alejó de él y se me quitó la muchila que estaba en su espalda, sacando de ella la pomada. Lo miró a los ojos y sonrió entre labios— Esto te puede doler un poco.

Destapó el envase y untó un poco en un algodón que también poseía en la maleta y cuidadosamente lo acercó a la zona afectada del mayor. Shigaraki al sentir el ardor se alejó.

— ¡No...! No quiero —se cubrió y miró al menor con el ceño fruncido. Izuku sonrió ante el gesto de Tenko, le hacía acordar a un pequeño niño.

—Perdón, no quise lastimarte Tenko-kun —se disculpó y siguió hablando— pero si no te hecho la pomada tu herida podría infectarse. Si quieres puedo soplar para que no te arda tanto. —explicó.

Shigaraki lo observó dudoso y fue bajando su mano, el pecoso sonrió y nuevamente acercó el algodón a la herida haciéndolo fruncir el ceño y en eso sintió el cálido aliento del menor soplando su herida disminuyendo el ardor. En eso Shigaraki sintió como su rostro se iba calentando, avergonzado giró su cabeza a a un lado tapándolo su rostro con su cabello, sintiendo como su corazón palpitaba con fuerza y sus pulsaciones se disparaban aceleradamente.

—¿Qué es esto? —se preguntó así mismo.

—Listo.

Izuku guardó la pomada en su maleta y el algodón también, observó con curiosidad en donde estaba mirando el mayor pero no había nada o algo que ver en especial y sin entender preguntó.

—¿Qué? ¿Qué pasa?

—Nada... —murmuró el mayor respiró profundamente y giro levemente su rostro para mirar de nuevo al menor pero al ver el rostro del pecoso algo se removió en él con nerviosismo y miró directamente a la pared detrás del menor para evitar aquel sentimiento.

Sin entender el porqué el mayor se comportaba de esa manera, Izuku sonrió ante lo tierno que solía ser y de la nada preguntó mientras jugaba con sus dedos.

—Tenko-kun, me preguntaba si... ¿me dejarías escribir sobre tu Don en mi libreta de análisis?

Shigaraki por la curiosidad olvido lo nervioso que estaba. Y lo miró directamente a los ojos.

—¿Libreta de análisis?

El pecoso sonrió y comenzó a buscar en su maleta.

— Si, es donde escribo sobre las ventajas y desventajas de los dones de los héroes y personas. Lo tengo justo-.... —entonces se acordó donde estaba su libreta o en donde estaba nadando su libreta — ¡Oh no! —se dió pequeños golpecitos en la frente y rápidamente dijo—¡Me tengo que ir Tenko-kun!

Cerró su maleta y apresuradamente se la colocó en su espalda. Con rapidez camino hacia la puerta dejando al mayor totalmente confundido.

Shigaraki al verlo irse levantó su brazo y dispuesto a tomarlo de la mano para evitar que el pecoso se vaya, sin embargo los pensamientos en su cabeza lo detuvieron en retener a Izuku ¿por qué? ¿Cuál era la necesidad de que el menor se quedará?

Bajo su mano sintiendo un vacío en su pecho, el vacío que sentía al despedirse del pecoso cada día.

—Ve directamente a tu casa... —le recomendó y el menor lo miró regalándole una bella sonrisa, sin poder evitarlo Shigaraki también lo hizo.

—Está bien, Nos vemos Tenko-kun —tomó la perilla de la puerta y antes de irse dijo— Y por favor ya no te lastimes, me preocupa mucho cuando lo haces. Cuídate mucho, ¿si?

Dicho esto salió despidiéndose con la mano. Shigaraki se quedó ahí sentado en la silla mirando la puerta.

—Cui... —pausó tocándose donde se había lastimado— Cuídate Izu...

Después de unos segundos un portal se abrió, saliendo de ahí kurogiri que ya había visto todo pero no sabía por donde comenzar a preguntar. Simplemente ignoro eso y suspiró con un poco de felicidad, le parecía tan curioso su joven amo por que de alguna u otra manera le recordaba a alguien cuando alguna vez fue humano pero no sabía de quién se trataba con exactitud.

—¿Quiere comer, amo? —preguntó de la nada a lo que Shigaraki dio un respingo en la silla asustado ante la intromisión.

—¡Carajo! —se acomodó en la silla como si nada hubiese pasado y fulminó con la mirada a kurogiri— Haz eso una vez más y estas muerto. —amenazo el menor.

—Di-Discúlpeme, amo... No quise asustarlo.

Días de Felicidad ||ShigaDeku||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora