Capítulo 1: Amor de hermanos

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Me desperté sin ganas de hacer nada, aunque realmente eso no era raro en mí.

Me crucé con mi madre cuando iba camino a la cocina.

M: Buenos días, Andrea -dijo sonriendo

A: Hola...

M: ¿Y esa cara?

A: Tengo sueño...

M: Siempre te digo que te acuestes más pronto -dijo seria

A: ¡Ay, déjame!

M: Venga no protestes, que hoy vamos a casa de una amiga

A: ¿Quién? ¿Tiene que ser hoy?

M: No empieces... -dijo suspirando- ya verás cómo hoy no te aburres

A: Eso dices siempre... ¿Y quién es?

M: Una amiga del trabajo, es nueva, entró hace un par de semanas a trabajar... es un encanto -dijo sonriendo

A: ¿También viene Alex? -dije con cara de asco

M: Hombre claro, ¿dónde quieres que se vaya si no?

A: Mientras sea lejos de mí, me basta -dije entrando en la cocina- ¿Y tú que miras? -dije refiriéndome a mi hermano

Al: Puff ya está como siempre -suspiró- qué pasa, ¿te ha venido la regla? -dijo soltando una carcajada

A: Ves mama -grité- por eso no quiero que venga, siempre me está picando...

Al: ¿Que te pica el qué? -dijo entre risas y seguidamente le di una buena colleja

A: Idiota...

M: ¡Ya está bien! -exclamó-  como os portéis así en casa de mi amiga os enteráis...

Nos miramos con cara de asco y mi madre añadió:

M: Además ella tiene dos hijos, ¿qué ejemplo les vais a dar?

Al: ¿Son pequeños? -dijo desanimado

M: No lo sé, no me dijo nada, pero en cualquier caso comportaros por una vez en la vida como buenos hermanos...

A: Buah, eso es imposible -hice una pausa para terminarme el cola-cao -pero por ti lo intentaré

Al: Que pelota... -suspiró

M: ¡Ya basta Alejandro! - exclamó y sonreí-  terminad el desayuno y prepararos que salimos de aquí a las 12...

Pues nada, planazo familiar. Íbamos a conocer a la nueva amiga de mi madre y a sus hijos. Teníamos unas ganas de que llegaran las 12 que flipas.

Normalmente yo no soy así de antipática, bueno con mi hermano siempre.

Terminé de desayunar y me fui a vestir. Me puse ropa cómoda, me peiné con una coleta alta, me di un poco de brillo en los labios y un poco de rimel.

Al final salimos un cuarto de hora tarde porque el cursi de mi hermano tardaba mucho en peinarse. Si es que este chico tarda más que yo en arreglarse. No le soporto. Luego ya en el coche empezamos a discutir de nuevo.

Al: Que no mamá, como vamos a poner esa música que da sida -empezó a decir- y ellos ni te cuento -añadió.

A: ¿Te quejas de lo mío y no te fijas en lo tuyo? -empecé a gritar- lo tuyo no es ni música, es gente gritando y quejándose sobre todo, macho es que parece que no se conforman con nada...

[No menciono el nombre del grupo para que nadie se ofenda, a mí en realidad me gustan muchas canciones suyas]

Al: Prefiero tíos como esos que nenazas como ellos -soltó

A: Nenazas que tienen a millones chicas detrás de ellos... ya me dirás tú si a ti no te gustaría tener eso -y añadí- cosa que para ti es imposible por más que lo intentes

Al: ¡Niña yo te mato! -nos empezamos a pegar y me madre estalló de rabia

M: ¡Pero es que no os puedo sacar de casa nunca! -gritó- a todos los lugares que vamos siempre acabáis igual, y hoy que quiero que conozcáis a alguien importante para mi seguís como siempre... parece que no os importo

Hubo un gran silencio durante unos minutos. Mi madre tenía razón. Llevamos toda la vida igual. En todas las fotos de pequeños salimos con una mala cara o llorando o pegándonos. Todo sigue igual. Al final, decidí hablar yo.

A: Mamá sí que nos importas -hablé bajo pero claro- eres lo único que nos queda de la familia, y si encima somos así, ninguno ganamos nada -continué- a partir de ahora voy a intentar llevarme mejor con él...

Si es que yo soy muy buena haciendo la pelota, es en lo único que mi hermano tiene razón.

Pasaron unos segundos y Alex añadió...

Al: Lo vamos a intentar mamá -me miró con una sonrisa falsa -ya tenemos edad para andar con tonterías

M: Espero que sea verdad -dijo más calmada- y ahora empezar a cambiar las caras que hoy va a ser un buen día para todos

Puse mi mano en la pierna de mi hermano y le dediqué una falsa sonrisa de esas que se nos dan tan bien.

A: Y bueno, ¿queda mucho para llegar? -dije haciendo como si me importara

M: No, sólo unos 20 minutos, viven aquí en Madrid 

Al: Pues espero no aburrirme demasiado, me he traído el móvil por si acaso...

A: Yo siempre lo llevo -dije extrañada

M: Hacéis bien -dijo suspirando

El resto del viaje no dijimos ninguna palabra más. Estuve pensando si me lo iba a pasar bien con los niños. La verdad es que no me gustan los niños pequeños... así que solo espero que sean mayores, o por lo menos de mi edad.

Ya quedaba poco para llegar...

Todo llega © [GMLRS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora