CAPITULO 37

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Maratón 2/?

Jimin respiró profundo, concentrándose en el blanco, canalizando toda su ira en aquel punto exacto. Con una mano sostenía firme un arma de fuego, la cual ya no temía utilizar. Al contrario, se sentía muy gustoso y, hasta inclusive, deseoso de usarla. Su cuerpo se encontraba en una perfecta posición para disparar, por lo que en cuanto le dieron la señal comenzó.

Disparó al blanco una, dos, tres, cuatro, cinco veces consecutivas. Ningún tiro errado. Cinco balas acertadas. Una sonrisa de malicia plasmada en sus labios. Se sentía como un completo chico malo... Un chico malo imparable y preparado para la verdadera acción.

Continuó disparando sin errar hasta que el arma se quedó sin balas. Sólo entonces dejó la pistola en su lugar, se quitó la protección auditiva y visual, y regresó a la par del instructor que lo evaluaba, el cual estaba siendo acompañado de varios de los superiores.

—Efectivamente, tiene lo que se requiere para ser un agente —comentó uno de los señores uniformados—. Sin duda, lo quiero en mi escuadrón.

—Aún no ha cumplido la mayoría de edad, jefe —le informó el instructor, el cual era encargado del joven de ojos verdes.

—Hay un nuevo régimen para menores, sólo se necesita el permiso de sus tutores —concluyó el asunto aquel hombre de elegante traje negro, examinando con especial atención la figura de Jimin.

—Como les había comentado con anterioridad, Park tiene una singular característica que lo diferencia del resto. No es la fuerza, ni la inteligencia. Por excelencia, tiene la capacidad de un muy rápido aprendizaje. La eficacia con la que lleva a cabo lo recién aprendido es digno de ser valorado —habló el instructor enorgulleciendo al menor.

—Eficaz, intuitivo... Además de eso, ¿hay algo más en lo que se destaque? —preguntó uno de los superiores, tomando nota de la evolución del joven Park en un legajo electrónico.

—En idiotez —respondió Jimin.

...

—No entiendo nada —fue lo único que se le ocurrió decir a Taehyung luego de que aquel sujeto terminara de hablar. Tenía tanta información nueva que procesar que se sentía abrumado e incapaz de comprender bien el asunto.

Para ese entonces, el ojiazul ya había comido por invitación del tipo y ya se había tomado un medicamento para el dolor de cabeza, por lo que se encontraba en un mejor estado. Pero aún así, no deseaba pensar y utilizar la lógica; él solamente quería seguir llorando por Jimin.

—Eres malo, pero eres bueno, no tiene sentido —aseguró Taehyung, sin darle mucho interés.

—Lo tiene cuando eres el único hijo de una familia realmente numerosa que no tiene ojos negros, y que encima no tiene un color de ojo estable. Nunca pensé como ellos, pero no tenía alternativa. Era formar parte del clan o que me asesinaran —respondió quién decía llamarse seok-jin.

—¿Te cambian de color los ojos? —preguntó con curiosidad el castaño, recordando inevitablemente a Jungkook.

—Sí, por lo general mis ojos tienden a ser grises, pero cada tanto se ponen azules, y a veces verdes. Mi padre siempre ocultó esa parte de mí obligándome a utilizar lentes de contacto.

—¿Tres colores? —cuestionó asombrado—. Espera... Mi ex, a él también se le cambiaba el color. Se suponía que tenían que ser negros siempre, pero a veces se le aclaraban y pasaban a ser marrones. Él me contó que su padre también lo obligaba a usar lentes de contacto para que nadie se diera cuenta... Hasta que se escapó.

Taehyung recordaba a la perfección cuando Jungkook le reveló que su tía, la mujer que lo cuidó desde los dieciséis, en realidad no era su familiar, sino una persona que lo encontró en la calle y le ofreció un techo y comida.

—¿Cómo se llama? —preguntó el chico que recién acababa de conocer, un tanto exaltado por aquella información—. Yo tenía un primo que había desaparecido y todos lo dieron por muerto.

—Jeon Jungkook.

—Oh, no, no es. A menos de que se haya cambiado el nombre, aunque no creo —dijo Jin con una pizca de decepción—. Pero volviendo al tema principal, con tu ayuda nos será más fácil detener al clan, somos cinco contra toda una organización de asesinos. Tenemos un plan de ataque, pero necesitamos más gente que nos cubra.

—Espera, espera... ¿Lo que tú me quieres decir es que pretendes que yo vaya en busca de agentes que se unan a ustedes? —preguntó Taehyung con ironía—. Estás loco si piensas que me creerán. Van a suponer que es una trampa, una emboscada para atraparlos, que es probable que lo sea.

—Sé que es difícil de creer, pero piénsalo de esta manera, ¿para qué querrían ellos capturarlos a todos ahora? No sé si te has dado cuenta, pero el clan ataca por colores. Empezaron por el verde, ahora están con el marrón y hasta que no terminen de capturar a estos, no pasarán al siguiente color. Así se organizan, no hay otro modo. No atacan a todos al mismo tiempo por el protocolo de seguir con un orden específico.

—Bueno, tiene sentido, pero tengo otra duda, has dicho que ustedes son cinco, ¿cómo sabes que los otros cuatro realmente están de tu lado?

—Cada uno tiene un motivo por el cual desea parar con todo esto. Desde un inicio estuvimos en desacuerdo. Dos de ellos son hermanos, mis primos, y vieron como a su hermana la mató su propio padre por negarse a formar parte del clan. Otra es mi hermana, ella era muy cercana a nuestra prima que mataron y juró venganza por ella. Y yo, pues asesinaron a mi prometido que era de ojos verdes. Me quedé con vida sólo para verlos caer —dijo esto último con el ceño fruncido, recordando cuanto había sufrido por culpa de su maldita familia.

Aquello último que había mencionado Jin, quien en ese momento era poseedor de ojos azules y de cabello negro, había sensibilizado en lo absoluto a Taehyung. Si lo que relató era cierto, no se imaginaba cuánto dolor habría sentido él en ese entonces. Y se acordó de Jimin, y de cuanto le dolía su ausencia, aunque continuara vivo.

Y entonces, lo supo. Por alguna razón sabía que él no podía estar mintiendo. Así que allí mismo tomo la decisión de que lo ayudaría como fuera. Le dio su palabra de que haría lo posible por conseguir más apoyo, y a su vez, Jin le dio su palabra de que no lo traicionaría.

Ambos eran de ojos azules, el menos en ese instante, ambos sabían que romper una promesa que se hizo teniendo ojos azules era muy difícil. Y lo único que esperaba Taehyung era que no le defraudara.

Un rato después, los dos jóvenes se encontraban en la entrada de uno de los más prestigiosos hoteles de Seul, sitio en el que desde la noche habían estado. Mientras esperaban el taxi que Jin había pedido para él, le otorgó un generoso fajo de dinero que a Lo le costó aceptar.

—Esta vez, no tendrás que devolvérmelo de ningún modo —le dijo el pelinegro cerca del oído para luego soltar una ligera risa divertida.

El castaño no entendió a que se refirió, sino hasta que ingresó al taxi y recordó que, durante la noche, Jin le había pagado sus últimos tragos ya que él se había quedado sin dinero, y como Taehyung no quería deberle nada a aquel chico, le dijo que se lo devolvería de otro modo... De un modo más sexual. La vergüenza se apoderó de él, haciendo que sus mejillas ardieran.

...

Al llegar a su departamento, se sorprendió demasiado cuando vio el gran desorden que allí había. Parecía como si un torbellino hubiera pasado por el interior de su hogar, arrasando con todo. Luego recordó que él había causado ese inmenso desastre en un intento de liberar su ira.

Empezó a caminar dentro de ese mar de desorden, maldiciendo para sus adentros, pero de pronto escuchó un ruido que provenía del corredor que daba a las habitaciones. Se quedó paralizado al darse cuenta que un arma apuntaba justo en su dirección y aún más al percatarse de que era Jimin quien la sostenía.

peligro de extinción  vminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora