II: Monalisa.

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Pasaron tres semanas desde que Sasuke admitió para si mismo que la sonrisa de Naruto le parecía única. Lo cual a la misma vez era algo extraño. Aún así, sus modos no cambiaron, pero había algo, incluso se podría decir que había una especie de barrera que dividía el actuar que entre ellos dos existía. No quería echarle la culpa a Sai, porque el muy maldito —ay, como lo insultaba sin razón en su mente—, no le había echo nada. Incluso era demasiado amable de algún modo, había ganado un espacio en el corazón de sus compañeros. Sakura se reía con él, le daba golpes de aliento en la espalda, tenía mil facetas junto al muchacho, no ocultaba nada y se mostraba tan cómoda.

Y Naruto, le sonreía, peleaban, hacían bromas, competían por cosas tan simples. Haciéndolo todo divertido. Ahí era cuando se daba cuenta que en realidad lo detestaba porque con él, sus compañeros encontraron a un amigo, que estaba dispuesto a ser su amigo y por esa razón no los iba a traicionar sin sentido. Ni les haría daño. Caminando de forma casi melancólica, Sasuke iba hacia Ichiraku, algunos niños corrían por las calles, jugando, la gente hablaba y reía a su alrededor.
Fue en ese momento, quitando lentamente sus manos del bolsillo del pantalón, que vio como Sai, sentado en una banquita, en un callejón vacío que daba a un bosque, pintaba. Simplemente eso, estaba pintando.
Pero el reflejo de la concentración hicieron que Sasuke se asombrará.

Sabía que la pintura para él era algo más, ya lo había demostrado, y en parte le había dolido, pero creía que no solía pintar por mero gusto en un lugar que podría ser visto.
Casi como que no quiere la cosa, se acercó de manera desinteresada hacía el chico, que en realidad era su compañero y era mejor asumirlo.
Lentamente, aún sabiendo que Sai ya sabía de su presencia, se acercó un poco por detrás, para ver qué hacía.

Le sorprendió ver el rostro de lo que parecía ser una mujer sonriendo, ladeó su cabeza, con una expresión neutral en su rostro, observando el detalle que Sai le daba al color del cabello dando pinceladas suaves.

—¿Quién es? —preguntó casi en un susurró, no le gustaba demasiado entrometercé en los asuntos ajenos, pero este le intrigaba.

—Es la Monalisa. El mayor atractivo de está pintura está en ella, en su sonrisa. Tan simple, pero incluso difícil de descifrar. Es simplemente bella, por eso, ese es su mayor atractivo, lo que la hace tan especial.

Aún teniendo a quien era la Monalisa frente a sus ojos, la imagen de Naruto llegó a él. Eso era, todo el mundo lo podía ver, y quién no lo viera, era porque estaba demasiado ocupado con cosas superficiales y de cuerpos perfectos en la mente. Lo que hacía a Naruto tan lindo, era eso, su sonrisa.

—¿Por qué la estás pintando?

—Pensé que no te agradaba mucho hablar conmigo. —sonrió de lado. — Siempre quise hacerlo. Supongo que no había tiempo antes, estaba muy ocupado protegiendo la aldea.

Sasuke asintió. No queriendo responder del todo la primera casi afirmación, después de todo. Mucho de eso tenía que ver con una inseguridad a fracasar frente quienes confiaron alguna vez en él.

Desde ese día, cada que el equipo 7 más Sai —como se hacían llamar, aunque a veces usaban el equipo 7 más Sasuke—, salía a alguna misión. El Uchiha llamaba en su mente a Naruto algo así como «Monalisa», pese a que cuando hablaba le salían cosas como «Idiota», haciendo que Sakura negará y le diera una palmada en la espalda.

Había muchas cosas que cambiaron, sobre todo cuando el capitán Yamato le sonrió porque seguramente Sai ya había dicho algo. Esperaba que fuera convivencia nada más. Aún no estaba listo para decirle a Naruto todo lo que pensaba de él.

















N/A: Estoy escribiendo está historia en este instante. Espero poder terminarla antes de que se me descargue el celular. Puede que se encuentren con palabras"extrañas", debido a dedazos. Algún día editare las historias, cuando tenga varias terminadas, ah qué sí. Gracias por leer💕

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