Capitulo uno.

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——¿Por que no puedo Padre? Grité furiosa. ----¡Estoy harta! Yo no pedí nada de esto. Gritaba mientras pateaba el asiento de copiloto tal cual niña mimada.

Deslizó sus largos dedos y detuvo la melodía, Debussy. La cual tuve la osadía de interrumpir debido a mis insistentes berrinches. Lo escuché suspirar pesadamente para verme por el espejo retrovisor.

----------Esta bien, tu ganas. Lo escuche cansado.

Sentí como mis ojos se agrandaron de una forma anormal y un revoloteo en mi pecho hizo que me sintiera como una chica normal en ese instante.

——Padre. Hable asombrada.

——Sólo no llegues noche a casa y...
Lo interrumpí. Estaba tan emocionada que lo interrumpí.

——Te prometo que seré cuidadosa. Sonreí como nunca.——Gracias por confiar en mí. Me acerqué por detrás del asiento y deslice mis brazos para rodear su cuello.
——¿Si sabías que Te amo cierto? Miré a mi Padre con tanto amor que me fue imposible contener las lágrimas de tanta emoción.

Amaba a mi Padre, lo amaba con locura. No me importaba nada de lo que Él hacía o de lo que me hizo para mí era perfecto, es lo mejor que me pudo pasar en la vida y esta muestra de cariño el día de hoy me confirmaba porque le veneraba tanto.

----------Lo sé Princesa, lo sé... Yo también Te amo, sólo llama si algo sucede... dejaré gente esperando cerca de la Plaza comercial, recuerda que las cosas han estado complicadas con la repartición de territorios y...

Este maldito ser grotesco que tanto intento controlar salió como una primitiva que no entiende de razones e interrumpí al preocupado de mi Padre para dar inicio a mis rabietas.

----------Sabía que no podía confiar en ti, sólo te estoy pidiendo una hora con mis amigos y en lo único que piensas es en tu estúpida guerra de mierda, estoy harta Padre, estoy harta de no ser normal, de no tener una vida normal, de no poder respirar porque si no eres tú son los gorilas que me siguen a todas partes asfixiándome, Lo odio Padre, odio toda esta mierda de la que no pedí ser partícipe.

Habiéndolo dicho todo y habiendo depurado este vomito verbal salí como alma que lleva el diablo adentrándome a gran velocidad a la universidad. Escuché como las puertas de los vehículos de seguridad era abiertas y apresuré el paso hasta escuchar la voz de mi Padre ordenándoles se detuvieran.

------------¡Magno! trotó hasta alcanzarme.

Me giré hacía Él para enfrentar esa fría mirada de la cual estoy consciente que era la única capaz de controlar.
Papá tomó gentilmente mi brazo haciéndome parar.

----No te pido que entiendas nada de esto. Me abrazo muy fuerte.
——-Sólo quiero mantenerte a salvo... y aunque no puedas entenderlo aún, te protejo por que eres lo único que me importa y me mantiene cuerdo en este mundo de locos.

-----------¡Padre! susurré dolida ante sus palabras.
Me apretó entre sus brazos y Sentí como mi rostro se hundía en su pecho logrando olfatear ese peculiar olor a cigarrillo matutino y esa costosa colonia de Madera y cítricos que usa desde que tengo memoria.
——Nos vemos en casa Magno. Te amo.

Dejó un tierno beso en mi frente y dio media vuelta para alejarse de mí y dar paso al frío viento que rodeó mi cuerpo haciéndome sentir la soledad y la ausencia de ese largo abrazo que me supo a despedida.

Horas después me encontraba en un lujoso restaurante junto a mis amigas y junto al chico que me gustaba degustando langosta y cuanto se les antojara en gana. Sabía de antemano que todo esto era falso y que tanto su amistad y el dinero que gastaba no era mío.

Magnolia +18 JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora