Capítulo 4

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Con la gran sorpresa y un ex mafioso completamente sonrojado, decidieron regresar a casa. Atsushi no había dicho ni una sola palabra, solo caminaba con la cabeza baja, aunque intento huir usando su habilidad el agente le ato el pie con Rashomon, le había prometido quedarse con él y eso haría. Entraron a su casa pero el albino seguía sin mirarle, comenzó a quitarse su abrigo y notó que aun llevaba el guante – Atsushi

― ¿S-si?

― ¿Cuánto tiempo llevaras el abrigo puesto?

― Ah

Atsushi realmente no estaba reaccionando. Quito su abrigo y lo coloco en un gancho. El azabache fue a la cocina - ¿café?

― Preferiría un poco de té – menciono el albino quitándose el guante, miro su otro guante en la mesa y lo dejo a un lado entrelazando los dedos de los guantes. El azabache lo miro

― Hey

― ¿s-si? – pregunto nervioso.

― Sobre lo que paso en la feria

Atsushi se tiró de cara contra el suelo, estaba arrodillado y dispuesto a disculparse – lo lamento mucho – dijo rápidamente sorprendiendo al agente. Akutagawa al verlo comenzó a reír, no lo pudo controlar y el ex mafioso solo subió su mirada afligido, quizá no volvería a verlo. Pero el agente tomo los hombros del albino y lo jalo hacia el otorgándole un abrazo fuerte, uno que sorprendió a Atsushi - ¿A-Akutagawa?

― Odio esto

― Lo la-lamento

― Quería ser el que diera el primer paso

― ¿e-eh?

El agente se apartó solo ligeramente para que se vieran a los ojos – me gustas. ¿Saldrías conmigo? – Atsushi se puso completamente rojo

― ¿Significa que no estas molesto por ese beso? – Akutagawa volvió a reír

― ¿Por qué lo hiciste de repente?

― N-no lo sé, mi cuerpo se movió solo – expreso intranquilo – nunca había sentido una necesidad así...

― ¿crees que fue necesidad?

― ¿est-estuve mal? – el agente enchueco la boca y toco el pecho del albino

― ¿Qué sientes aquí? – pregunto y el albino se sonrojo – no necesitas decirlo, late tanto que lo siento

― ¿es-estoy enfermo?

― Tiene un nombre la enfermedad

― ¿qu-que es?

― Se llama "me gustas" – respondió mirándolo fijo a los ojos

― M-me gustas – dijo el albino sonrojándose más

― Y tú a mí – expreso el agente

Atsushi se sentía como un gatito encerrado, pero el abrazo le daba calidez, era cierto. Le quería. - ¿puedo? – pregunto el agente y el albino asintió. Cerró sus ojos y sintió el dulce néctar de los labios contrarios. El abrazo fue más firme y aunque el ex mafioso sentía que iba a desmayarse tomo los hombros del mayor para aferrarse a él.


Estaban recostados en el futon, Akutagawa estaba casi al punto de dormirse mientras abrazaba al albino, era como sostener a un gatito de que no huyera. Atsushi estaba de espaldas, no dejaba de ver el brazalete – Atsushi, ya duerme – le llamo la atención, pues el más joven no se acomodaba aun

Kintsukuroi / Shin SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora