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Salí de mi casa corriendo por un llamado de unos niños que atiendo, en esta familia en especial habían unos mellizos y un niño monísimos y me encantaba atenderlos, la niñera que me llamó decía que los mellizos no dejaban de llorar y temía que fuera por algún dolor y el hermano mayor no le quería decir si sabia el porque.

—Que bueno que llegó, doctora Mason

dijo la niñera en la puerta, estaba muy nerviosa y tenia a el niño mayor, Benjamín, en brazos

—Los niños están en sus cunas

Yo asentí mientras caminaba directo al cuarto de los mellizos, Katrina y Oliver de nueve meses, prácticamente estaba corriendo. En cuanto llegue empece a revisar al niño con la cuna más cercana a la puerta, Katrina, que al verme extendió sus brazos y sonrió, la revise de pies a cabeza, y felizmente no tenía nada; de inmediato corrí a la cuna de Oliver, quien me miró curioso.

—Parece que simplemente estaban estresados

dije más calmada

—Eres nueva, ¿verdad? Creo que aun no se acostumbran a ti, debe ser eso por lo que se habrán asustado y habrán llorado

dije mientras cogía cariñosamente a Oliver, para después coger a Katrina.

—Muchas gracias

dijo la niñera, al mismo tiempo que vi a Benjamín haciendo un tierno puchero; empecé a mecer a los mellizos y a acostarlos en sus cunas para que durmieran tranquilos, cuando se durmieron, voltee a ver a Benjamín y me acerque a hablarle.

—Benjamín, mi próxima cita es a las dos de la tarde, ¿quieres jugar conmigo?

le dije, el asintió y vi que su carita cambiaba a una llena de felicidad, me encantaba el modo en que sus ojos mieles brillaban. Me cojio la mano y me llevo al salon, ahi vi que tenía todo tipo juguetes, desde juguetes de acción hasta trenes a control remoto

—¿Que tal si jugamos a las escondidas?

dije con miedo de romper algo con valor sentimental.

—¿Como se juega?

dijo con curiosidad.

—Se trata de esconderse, mientras una persona espera un tiempo determinado, para ir a encontrar a las personas o la persona que se escondió

Le dije y él mordió un carrito, yo se lo quite, pasando mis manos por sus bracitos.

—El juego termina cuando la o las personas que se escondieron son encontrados

él asintió con ganas

— Yo voy a ser quien te encuentre ¿ya?

— Yap

dijo entusiasmado.

— De acuerdo, ve a esconderte

le dije, inmediatamente me voltee y lo escuche caminar

— Voy a empezar a contar. Diez, nueve, ocho...  dos, uno, ¡Listos o no, a ya voy!

Y ese fue el primer juego que le enseñe, me di cuenta por el quinto juego que la niñera no se preocupaba por los niños a menos que lloraran, por eso antes de irme les di de comer y le cambie los pañales a los mellizos.

Para cuando me fui, los mellizos ya se habían quedado dormidos, por eso, con una promesa de volver a jugar, deje a Benjamin tranquilo con su niñera.

Y después de pasar todo un día laboral, me tuve que dirigir a mi antigua casa a firmar los papeles de divorcio con el maldito de Mason, estaba decidida que esa seria la última vez que lo vería, había decidido que no quería nada que me recordara a él, por eso lo deje quedarse con todo, desde el carro que me convenció de comprar hasta la casa, todo, no me importaban tanto las cosas materiales y él de verdad era un vividor, solo trabajaba medio tiempo, él es ginecólogo, tenía una amante y se encontraban en el mismo hospital donde trabajabamos los dos.

Fue un fuerte golpe, pero me di cuenta que hombres como él no valían la pena, ahora vivía en un departamento, no podía tener mascotas, por que al ser pediatra de emergencia a domicilio tenía que estar disponible todo el tiempo por cualquier emergencia.

— Srt. Clarkson, es bueno que por fín llegue

Dice Azul profesionalmente, estirando un folder con documentos.

— Firme aquí—

Dijo mientras empezó a señalar donde debía firmar y susurrando ¨Aquí y aquí¨

— Okey

Dije empezando a firmar.

— Él ya firmó, ¿verdad?

Dije preguntando por el nuevo soltero del dia. Ella asintió dejando un pequeño silencio asesino.

—Llamo al buffet para pedir ayuda con un nuevo contrato de nupcias

Dice algo entrecortado y suave

— El buffet se negó a preparar sus nupcias, la novia no es la venezolana, si no una niña rica de Francia—

me dijo y yo palidecí, ni siquiera habíamos terminado de divorciarnos y ya se estaba casado de nuevo, pobre de la mujer.

—¿Está aquí la desafortunada?

le pregunté.

—Ella está en Francia ahora, con el sr. Manson

me dijo con molestia.

—Tienes su número?

le dije con pesimismo, tenía que advertir a la pobre

—¡Chica mala! Eso me gusta

Dice escribiendo en un post-it y dándome una sonrisa entre cómplice y malévola, en eso recibo una llamada.

Aló, habla la doctora Mason, ¿Quien habla?

dije con el mayor profesionalismo posible

Buenos días, habla Jack Bennett el padre de Katrina, Oliver y Benjamin Bennett

dijo el señor, ¿les habrá pasado algo a los niños? Los acababa de dejar completamente sanos hace menos de seis horas

¿Les paso algo a los niños?

le pregunté preocupada

Si, ¿podría venir, por favor?

preguntó él, escuche de fondo el sonido de los bebés llorando.

Claro, estaré ahí en veinte minutos

le dije mientras le hacía señas a Azul, quien después de darme el papelito de color amarillo, me abrazo efusivamente mientras se despedía.

Tuve la sensación de deja vu mientras corría a la casa Bennett, por segunda vez en el día.

Shines in the night for youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora