Prefacio

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Los reinos debían firmar un tratado de paz por el bien de su pueblo, era tiempo para acabar las batallas absurdas que solo traían funerales y disgustos por ambas partes.

La comida escaseaba para el reino de Zhenya; fracasaban en las cosechas de este año, pasando por una abrumadora sequía que no podría compensarse ante la caída de su economía, perdían recursos y eran un pueblo grande, con muchas bocas que alimentar. El rey Jack se veía obligado a cesar la guerra y buscar otra manera. Su consejero real, Gustabo, sugería un tratado de paz, y la forma más fácil de mantenerlo estable sería una boda con el príncipe de Katiuska, el reino enemigo con el cual llevaban al menos dos meses sin hacer movimientos. Ninguna batalla, ninguna amenaza en ese tiempo, era una tregua que ninguno acordó pero se cernió entre ambos pueblos por necesidad de cada uno. De todas formas, todas las batallas terminaban en el mismo resultado: retirarse. Jack sabía que los había debilitado en cuanto a números, pero de alguna manera mantenían su economía estable con el comercio pesquero y la ganadería.

Le vino como anillo al dedo el fallecimiento del rey de Katiuska, así no debía lidiar con el "viejo resentido" —así le llamaba siempre— y podía fiarse de que el príncipe fuera más sensato para con la alianza de paz. El problema que lo retenía de la prosperidad tenía nombre para su pesar, Armando era un hombre capaz de sacarlo de quicio así como de apaciguarlo con una sonrisa, y era esa jodida sonrisa la que le estaba impidiendo tomar de una vez la decisión pertinente. Armando, el herrero en jefe, había sido su conocido desde hace mucho, y su amigo desde hace no tanto. Sin embargo, otro aspecto lo retenía de guiarse como una jóven por el amor así como de casarse con alguien nuevo; Jack Conway estuvo casado. Hace ya varios años las llamas envolvieron una gran porción de la ciudad y el castillo mientras él luchaba para defender el reino y a todos los suyos. A veces era cuestión de cerrar los ojos para evocar de nuevo los gritos de su esposa, los llantos de sus hijos y el aroma a sangre. Tras el suceso, estuvo un buen tiempo lleno de rabia, de tortuosos recuerdos y de un objetivo claro. Buscó hasta que sus soldados se cansaron a los enmascarados que habían atacado el reino, pero solo encontró rastros de un solo campamento y nada más. No hubo más pistas, y debió caer enfermo para detenerse, pues olvidaba comer, abrigarse y hasta dormir, si dormía tenía la misma pesadilla y si comía se sentía culpable dado que, ¿por qué el seguía comiendo y sus hijos ya no? ¿cómo podía estar tranquilo cenando cuando su mujer había sido asesinada? Fue gracias a Armando que abandonó el precipicio del cual sentía caer cada día.

Independiente del sentir del rey, algunos decían que el resultado tras la batalla fue una victoria, otros que se trataba de una terrible derrota; y es que el pueblo de Egil —llamados más típicamente hombres del norte, pues pocos conocen su nombre— se retiraron cuando la batalla había durado unas horas, habiendo robado vidas, dinero, bienes materiales y la felicidad del rey. Zhenya, a pesar del característico clima cálido, se tornó más fría ese día, sobre todo para Jack, que ya no veía a sus pequeños corretear por los pasillos del castillo, seguidos en ocasiones del entonces general de brigada de jinetes, Horacio, que tampoco sonreía como antes y parecía más aferrado a Gustabo, como si temiera perder a alguien más.

De todas formas Jack habló con los hermanos Trucazo, mensajeros por excelencia, para hacer caso a la sugerencia de su consejero y establecer la jodida paz, entendía lo que sacrificaba, así como lo que defendía: el reino de su difunta esposa, Julia. Les entregó una carta acompañada de varias monedas de oro y ordenó que se dirijan a Katiuska y entreguen el sobre al Príncipe que pronto tomaría su lugar como rey tras el fallecimiento de su padre.

Dos días antes de su coronación, el aún príncipe recibió la carta y pidió a los mensajeros que se quedaran en el reino para enviarlos con la respuesta junto a una exuberante cantidad de dinero, además que les ofreció hospedaje.

A pesar de la hospitalidad, Viktor cargaba una frialdad impresionante a su alrededor, la que no encajaba con el brillante color de sus ojos, azules como el cielo, apagados como el profundo mar.

Leyó la carta, llamando a la corte del rey, compuesta por su mano derecha Greco, el teniente general Ivanov, y Serjay junto a Kylie, todos nobles que daban la cara por sus familias tomando decisiones junto al rey. Lo discutieron un poco, Viktor tenía sus propias razones para repudiar de primeras el compromiso, pues su hermana dirigía una facción del reino sin haberse casado nunca, ¿por qué él debía hacerlo? Encima era el único reacio a la boda, pero terminó cediendo con las reiteradas palabras de Serjay respecto al bien del reino y sus habitantes, argumentando que como nuevo rey debía preocuparse más por su gente que por si estaba enamorado o no. Greco apoyaba a Serjay, pero usaba palabras más suaves, notando la tensión en los ojos del príncipe, quien era también su amigo, y agregando que Aleksandra —primera al trono— no podría casarse aunque lo deseara, pues al ser la mayor sí o sí debía habitar en el reino y cualquier pretendiente que tuviese debería acceder a vivir dentro de Katiuska. Y es que Greco sabía que además Viktor jamás sacrificaría a su hermana de esa forma. Por último, Kylie preguntó si tenía una prometida y si la razón de su actitud decaía en eso, pero no recibió respuesta alguna, solo una mirada, fría como el carácter del emisor.

Terminaron por redactar la respuesta, una positiva que Jack recibió dos días después, justo cuando se celebraba la coronación en Katiuska. Al igual que Viktor, Conway reunió a la corte, compuesta también de nobles: Torrente, Gustabo, Horacio, Lara y Henry, el último era de los pocos amigos cercanos que poseía. Todos parecían felices por la paz que se avecinaba, sería el fin de la escasez y las guerras sin sentido, al fin podrían reponerse y ver un "nuevo sol" como dijo Torrente. Pero Jack tuvo una mueca de disgusto durante toda la reunión, era usual su actitud hosca, sin embargo, hasta él debería haberse relajado cuando se avecinaba la paz.

Dentro de una semana debía viajar hasta Katiuska para discutir los detalles de esta nueva alianza con el ahora rey, Viktor Volkov.


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 Mapa del AU 

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Editado 27/04/2021

Parte editada publicada 05/05/2021

Republicado 04/03/24

El plan de momento es ir re-subiendo los capítulos semanalmente, espero poder seguir el ritmo, así como espero tú, lector, te animes a querer seguir esta historia a pesar de que en su momento no fue terminada.

Gracias por leer.

Lirios y Gardenias. [𝐒𝐩𝐚𝐢𝐧𝐑𝐏 𝐀𝐔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora