Cómo reaccionarías si tu amor del pasado regresara después de muchos años y te dieras cuenta que la llama de amor que sientes por ella todavía está viva?
El sábado amaneció con una fina y suave llovizna. Me desperté cuando escuché las primeras gotas de lluvia golpear el cristal de mi ventana. Parpadeé un par de veces mientras clavaba mi mirada en la ventana. Después, miré el despertador. Las diez y media. Miré a mi izquierda y ahí estaba: seguía profundamente dormido y todavía tenía su mano alrededor de mi cintura. No pude evitar sonreír al verlo de esa manera. Parecía un angelito y todo.
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Sentí la tentación de besarle la mejilla y así lo hice. Acto seguido, Cillian abrió los ojos y sonrió.
- Buenos días... - dijo y acto seguido me besó en los labios-. Qué tal has dormido...?
- Muy bien... - respondí todavía acurrucada sobre su pecho-. Y tú?
- Mmm... - empezó a contestar medio adormilado-. Creo que es de las veces que mejor he dormido en toda la semana...
Sonreímos. De pronto, se colocó encima mía y me dio un beso en la frente.
- Me gusta... - le dije con los ojos completamente cerrados.
- Pues a mi me gustas tú... - me respondió acariciando mis mejillas.
Acto seguido, volvió a posar sus carnosos labios sobre los míos y nos fundimos en un cálido y apasionado beso. Hundí mis largos y delgados dedos en su pelo negro y sedoso, dejándoselo totalmente revuelto. La puerta de mi habitación se abrió lentamente pero ni él ni yo nos dimos cuenta.
- Meeeeeeeel!! Había pensado en ir... - saltó Tara irrumpiendo en mi cuarto-. Dios lo... Lo siento... - dijo al vernos de aquella manera a Cillian y a mí entre las sábanas.
- Tara, esto... - la corté mirándola fijamente.
- No, no... Siento haber interrumpido... Estaré abajo... - salió como quien hubiera visto un fantasma y cerró la puerta.
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En el momento en que mi mejor amiga cerró la puerta, Cillian se levantó de mi cama sin decir ni una sola palabra y empezó a deambular por mí habitación, como si no supiera qué hacer. Llevaba unos boxers negros de Calvin Klein puestos. De pronto, cogió los vaqueros negros que llevaba puestos ayer y se los puso. No entendía nada de lo que estaba pasando. Me levanté y fue hasta él.
