Año 1988. Cork, Irlanda
- ¿Qué es lo que deberíamos hacer? - preguntaron Aidan y Enya a Brendan y Sophie-. Están tan unidos entre ellos...
Los cuatro padres echaron un ojo por el frío cristal de la ventana a sus hijos, quienes no paraban de jugar y corretear juntos de la mano.
- Es una muy buena oportunidad, amigo mío... - empezó a decir Brendan a su mejor amigo-. No la desperdicies. Puede que no vuelvas a ver pasar un tren como ese en tu vida.
- Pero Mel... - volvió a decir Aidan mirando a su hija por la ventana-. Puede que no me lo perdone nunca...
- ¿Piensas que a Cillian no le dolerá también? Es un chico bastante sensible, y teniendo en cuenta lo unido que está a Melissa... - Brendan suspiró-. Puedes asegurarle a Mel una muy buena educación en Nueva York, Aidan. Eres un gran abogado, lo sé.
- Podría encontrar trabajo de lo que fuera - saltó de pronto Enya mirando a su marido-. No me importa trabajar limpiando casas o en algún supermercado. Lo que sea por que nuestra Mel tenga un buen porvenir.
- Cariño, no creo que te conviniera trabajar en tu estado... - dijo Aidan preocupándose por su esposa.
- Enya, querida... ¿Ocurre algo? - preguntó Sophie dirigiéndole una mirada preocupante.
- No pensaba tener que decir esto ahora, pero... - Enya se aclaró la garganta mientras trataba de no derramar lágrimas-. Tengo cáncer, Sophie...
- ¿¡Cómo has dicho!? - la interrumpió su mejor amiga llevándose una mano a la boca-. Pero, seguro que tendrás algún tratamiento que pueda curarte... ¿verdad? El cáncer no es del todo una enfermedad incurable...
- Lo he intentado todo, amiga. Nada dio ningún resultado... - concluyó Enya secándose las lágrimas que resbalaban por sus mejillas con el dorso de su mano-. No saben cuánto tiempo me queda. Puede que días, semanas, meses... o con mucha, mucha suerte, unos pocos años más...
- Jesucristo... - saltó Brendan de repente algo apenado-. Mel... ¿lo sabe? ¿Se lo has dicho ya?
- No... - le respondió su mejor amigo-. Todavía... no hemos encontrado el momento adecuado para comunicarle la noticia. Ella adora a su madre muchísimo... - le dirigió una mirada cómplice a su mujer y le cogió de la mano-. No sabemos aún cómo decírselo, Brendan. Es muy pequeña para... esta situación.
Los cuatro volvieron a mirar por la ventana a sus dos hijos, quienes estaban jugando al "tú la llevas". Todos sonrieron.
Narra Melissa:
- ¡Tú la llevas! - exclamé mientras me reía y huía de dónde estaba mi mejor amigo.
- ¡Eso no vale! ¡Estaba atándome los zapatos, tramposa! - dijo Cillian poniendo morritos.
- ¡Sí, claro! ¡Porque tú lo digas! - le respondí mientras seguía corriendo por los alrededores de su jardín.
La familia de mi mejor amigo era de las más ricas de toda Irlanda; bueno, igual casi millonaria. Mis padres me habían contado que el padre de Cillian trabajaba en algo del Ministerio de Educación de allí mientras que su madre era profesora de francés. La buena de Sophie... El jardín era enorme. Todo el suelo recubierto con césped fresco, alguna que otra fuente de mármol blanco de carrara, columpios, toboganes... todo lo que un niño de once años deseara tener.
- ¡Te pillé! - saltó Cillian tocándome en la zona de la clavícula.
Con tan mala suerte que caímos los dos sobre la hierba. Él encima mía y yo debajo.
- ¡Eres tonto! - exclamé mientras me reía y le daba pequeños golpes en los hombros.
- Yo... - empezó a decir mientras se sonrojaba de la vergüenza.
Se levantó primero; luego, extendió su mano para ofrecerme su ayuda y levantarme. Accedí sonriendo.
- Lo siento... Sooy... muy... torr...torp... torpe... - tartamudeó un poco todavía con sus manos entrelazadas a las mías-. ¿Tú...? ¿Esss... tás... bii...en?
- No es nada... - le respondí mirándolo a esos ojos azul cielo tan profundos que tenía.
Nos quedamos callados. Un silencio sepulcral muy inusual entre nosotros, que siempre estábamos riendo y no callábamos ni debajo del agua. Nuestros rostros estaban muy próximos entre ellos, sin apenas unos centímetros de distancia. Notaba el gélido aire que hacía en esa mañana veraniega tan característica en Irlanda.
- Mel... - dijo Cillian rompiendo al fin el silencio que había entre nosotros.
- ¿Ssí? - respondí un poco nerviosa.
- ¿Sabes lo mucho que te quiero? - saltó de pregunto sonriendo-.
- Mmmm... - empecé a decir haciéndome la tonta-. Puede...
- Te quiero muchísimo... - me apartó un mechón de pelo y lo recogió detrás de mi oreja.
- Vamos a cuidar siempre el uno del otro, ¿verdad?
- Eso ni lo preguntes
Acto seguido, nos abrazamos por unos segundos.
- Mel... - irrumpió Cillian despegándose un poco-. Tengo una sorpresa para ti...
- ¿Qué es? - pregunté muy intrigada.
- Si quieres saberlo, tendrás que cerrar los ojos
- Está bien... - los cerré.
Narra Cillian:
Mel estaba con los ojos cerrados ansiosa de conocer su sorpresa. La verdad es que le había dado muchas vueltas respecto al tema. Tenía curiosidad por cómo se sentía uno cuando hacía esto. Liam dijo que en su primera vez sintió como mariposas en el estómago además de estar con el corazón como si se le fuera a escapar del pecho. Multitud de pensamientos vagaban por mi cabeza mientras observaba a Melissa sin dejar de sonreír.
- ¿Me la vas a dar ya o qué? - dijo de pronto aún con sus ojos cerrados.
- ¿Eh? - salté saliendo de mi ensimismamiento-. Ah... Sí, ¡pero ni se te ocurra abrir los ojos que nos conocemos!
- ¡Ni se te ocurra abrir los ojos que nos conoce...!
No le dejé terminar la frase. Cerré mis ojos a medida que me acercaba todavía más hacia ella y le puse las manos en las mejillas. Fue... una extraña sensación. No sabía cómo describirla... Era mi primera vez. La primera vez que besaba a una chica en los labios. Noté que Mel esbozó una media sonrisa cuando atrapé su labio superior y yo hice lo mismo. Colocó sus manos alrededor de mi delgada cintura y me correspondió. Hasta que...
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~Mi Destino: Tú~ (Cillian Murphy and Elaine Cassidy)
Roman d'amourCómo reaccionarías si tu amor del pasado regresara después de muchos años y te dieras cuenta que la llama de amor que sientes por ella todavía está viva?