Día 7: Omegaverse

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 Miraba la parte superior de su hogar, específicamente la pecera de tiburones que terminaba de construir, estaba cansado, sudado y muy orgulloso del resultado. Ingreso a su mansión, se daría una ducha bien merecida, descansaría un poco y luego bajaría al pueblo por un helado o lo que encontrara apetecible en las tiendas del lugar.


Luego de un par de horas bajo de su isla, estaba anocheciendo y los colores que mostraba el cielo simplemente eran maravillosos, todo lo contrario a lo que sucedía en tierra, los mods ya hacían acto de presencia y aunque estos no eran un verdadero problema para él ya que podía deshacerse de ellos fácilmente, les resultaban molestos, era un beta pero podía igualar la fuerza de un alfa. Al llegar al pueblo comenzó a recorrer las calles con lentitud, las personas le saludaban con respeto y cariño, algo que amaba de Karmaland era que los pueblerinos no discriminaban a nadie por no ser alfas, todos eran respetados y aceptados por igual, era más que notoria la tranquilidad hasta que una explosión se dejó oír.


Suspiro con pesadez, seguramente alguno de sus compañeros estaba haciendo el tonto de nuevo, sin pensárselo mucho fue corriendo hasta el sitio, todo estaba cubierto de un espeso humo, por lo que tuvo que esperar unos segundos antes de poder inspeccionar el lugar. Una chica salió de entre todo aquel humo estaba desesperada, suplicaba ayuda para alguien que había recibido gran parte de la explosión, por lo que después de dejarle con algunas persona que se habían acercado a mirar se adentró a buscar a quien sea que hubiese en el lugar.


Con mucho esfuerzo pudo divisar un cuerpo con varios escombros encima, sus sentidos se agudizaron cuando un fuerte aroma a piel y plumas quemadas inundó sus fosas nasales. Se acercó rápidamente hasta que pudo reconocer a Fargan y al mirarle de cerca su corazón se encogió dolorosamente. Rápidamente retiró los escombros y pudo verle mejor, su cuerpo estaba gravemente quemado, su rostro en una mueca adolorida estaba golpeado seguramente por chocar con algo al ser empujado por la onda de la explosión, sus alas estaban igualmente muy mal heridas y varias plumas quemadas estaban esparcidas por el suelo. Se arrodillo a un lado del híbrido, pudiendo comprobar que aún seguía con vida, un quejido ahogado se dejó escuchar por parte del castaño, estaba consciente aunque dudaba de cuánto tiempo podría estarlo.


∞∞∞∞∞∞


Su cuerpo se sentía pesado, sentía que había dormido por mucho tiempo y estaba desorientado, abrió sus ojos lentamente pero se vio obligado a cerrarlos de nuevo debido a la intensa luz del lugar. Luego de un rato, ya acostumbrado a la iluminación observó el lugar donde se encontraba, estaba en la habitación de un hospital y el constante sonido de las máquinas a un lado de la camilla no hacían más que confirmárselo, no recordaba cómo había llegado ahí, su último recuerdo después de salvar a aquella chica de la explosión era el rostro preocupado de Vegetta mientras le llamaba.


Escucho la puerta de la habitación abrirse así que intentó sentarse para recibir a quien fuera que hubiese llegado... Mala idea. Al moverse sintió un agudo dolor recorrer su brazo izquierdo y parte de su espalda, un mareo se apoderó de sus sentidos y la pérdida de fuerza debido a las repentinas sensaciones le obligó a quedarse acostado, liberando un fuerte quejido que alerto a la persona que acababa de entrar.


-Fargan...- El castaño miro al beta que recién entraba a la habitación, su rostro era una mezcla de sorpresa, alivio y alegría, antes de que pudiera reaccionar el fornido cuerpo del azabache estaba sobre él, abrazándole con un cuidado extremo y hasta parecía que con un toque de temor a dañarlo más. El rostro de su pareja se había ocultado en el espacio entre su cuello y su hombro, podía sentir como la ropa de hospital se humedecía gracias a las lágrimas que brotaban de aquellos orbes morados.


Vegetta había estado muy preocupado, las heridas en el cuerpo del híbrido eran demasiado graves, había estado inconsciente casi por un mes y realmente creyó que lo perdería. Su cuerpo temblaba mientras ahogaba sus sollozos contra la piel de su alfa, sintió como la ahora delgada mano de Fargan se colocaba en su cabello para darle suaves caricias en un intento de calmarle. Luego de algunos minutos se separó del mayor, limpió las lágrimas con el dorso de su mano, estaba feliz de que el híbrido despertara después de tanto tiempo.


∞∞∞∞∞∞


-Joder macho- El rostro del beta mostraba molestia aunque a los ojos del alfa se veía adorable- Fargan que tienes que descansar cabezón-.


El hibrido se tensó al escuchar la voz del menor, quiso aprovechar que Vegetta había salido y le había dejado solo en la mansión para abandonar la habitación e ir a la cocina, quería darle una sorpresa a su pareja recibiendolo con un delicioso almuerzo, o lo más delicioso que pudiera hacer pero no pensó que éste regresaría tan pronto.


El dueño de la isla suspiro y le tomo la mano que no había sufrido daño, sabía que Fargan era muy inquieto y que era cuestión de tiempo que se cansara de estar en cama. Le dio un suave tirón comenzando a caminar esperando que el castaño lo siguiera. –Venga, yo termino de cocinar.- Se detuvo al notar que el alfa no le seguía, sabía bien que un beta jamás estaría sobre un alfa pero esperaba que este entendiera.


-No...

-Tío que te dieron el alta hace menos de una sema...

-Vegetta no.- El beta le miro confundido, el alfa estaba mirando al suelo y no hacía siquiera el intento de que le soltara, su voz parecía haberle suplicado y eso le confundía aún más. -Yo quiero hacerlo...-


La expresión del menor cambio de confusión a sorpresa para luego reír suavemente, Fargan podría ser uno de los alfas más fuertes en Karmaland pero era igual de adorable que un búho de felpa, sus ojos morados buscaron los ámbar que parecían querer ocultarse mientras soltaba su mano. –Está bien.- El rostro del castaño se iluminó y le mostró una gran sonrisa que hizo reír aún más al azabache. –Es que eres como un niño pequ...- Sus palabras fueron interrumpidas por los labios del contrario posicionándose sobre los suyos, y aunque no era la primera vez que se besaban un fuerte color carmín se posó en sus mejillas.


Fargan había actuado sin pensar, ver a la persona que más amaba con aquella mirada divertida mientras sonreía de aquella bella forma le impulsó a besarlo, no había visto esa expresión en Vegetta desde que despertó, siempre se le veía preocupado por su persona, a pesar de lo repentina que fue aquella acción sintió como el menor correspondía a aquel beso de forma lenta, casi tímida, llevó sus manos al rostro del beta tomándolo por las mejillas para profundizar el beso. Se separaron un par de minutos después mirándose directamente a los ojos, no necesitaban palabras para saber lo que sentían, ambos lo sabían muy bien.


Tal vez la comida podría esperar un rato más.


...


Me: No se que escribir con este tema de la week.

Also me: Ah no mames que es el capítulo más largo de la week.

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