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Visualizó aquello con igual asombro. Parecía una especie de sangre de color oscuro, una pequeña mancha solamente, pero no era algo que podía clasificarse como normal. Aquella sustancia había salido del cuerpo de Sungmin y no tenía idea de por qué. Angustiado tomó a Min de los hombros y le hizo una serie de preguntas, una tras otra.
—¿Te sientes mal?, ¿comiste algo en mal estado?, ¿viste a alguien sospechoso hoy?, ¿saliste de casa?, ¿una persona te ofreció algo de beber?
—No, yo... no he dejado la casa, ¿a dónde podría ir solo en estas circunstancias? —Kyuhyun asintió, soltando el agarre que tenía en él. No quería perder el control, pero todo aquello era demasiado raro—. Podrá parecerte extraño, pero no me siento mal.
Lo que dijo lo dejó más perplejo. Min se había sentido mal por meses, aunque intentara ocultárselo lo sabía, ¿cómo es que de pronto todo ese dolor se había esfumado? Dudó en creerle, pero sabía que su ángel no solía decir mentiras. Sungmin siempre fue transparente.
—¿De verdad?
—Sí, todos estos meses he sentido una fuerte opresión en el pecho, mis ánimos tampoco han sido buenos, y ahora, de la nada todo se ha esfumado. No lo sé, siento que esto es la causa. —Min miró el líquido negruzco—. Podría ser posible.
—¿Piensas que quizás se trate de alguna enfermedad que solo afecte a los ángeles?
—No, no lo creo. Las almas no enferman —explicó.
Y era así. Su alma no podía sufrir enfermedades. Lo único que podía causarle daño era la energía negativa de la familia de los demonios. Kyuhyun era uno de ellos, pero él nunca había utilizado su poder maligno para hacerle daño. Estaba seguro de que Kyuhyun no era el causante, pero, por el contrario, el castaño cada vez se convencía más de que sí.
—Lo que sea que haya sido, me alegro de que te sientas mejor.
Lo ayudó a levantarse. Sungmin se enjuagó la boca y regresó a la cama con cuidado. El íncubo permaneció un momento más en el baño, miró por última vez la sustancia extraña antes de jalar de la cadena. Observó después su propio rostro en el espejo, podía notarse su preocupación. Pese a que Min manifestaba sentirse mejor, no podía solo pretender que todo había pasado. Su vista pasó a la perla que se mantenía colgada de su cuello. Por ahora, depositaba su fe, si es que en realidad la tenía, en esa cosa.
***
Ryeowook sintió la presencia de Kyuhyun mientras se acercaba al bosque esa mañana. No lo veía desde el día del parto, pero sabía que se había quedado a cuidar a Min desde entonces, ¿qué podía estar haciendo el íncubo ahí?, se preguntó.
—Yesung me dijo que podía encontrarte aquí.
—Suelo visitar este sitio para meditar —respondió— ¿Cómo está Sungmin?
