Vagabundo

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Iniciamos con el arco de los Diez Mandamientos.

— Mensajera Real del reino de Camelot

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— Mensajera Real del reino de Camelot. Si me lo preguntan eso es lo más ridículo que me ha pasado en la vida.  Odio con mi ser la estupidez que cometí pero prefiero pagar por mi errores de esta forma y al menos sé que tal vez después me reincorporarán a mi trabajo anterior. Además no es tan malo Mae, ser mensajera es aburrido pero que se le va hacer.

Intento animarme a mi misma pero ya no quiero este estúpido trabajo.
El último encomendado tardé casi dos meses en ir hasta un reino apartado con el que Camelot tiene comercio, pero por los dioses que fue la travesía más larga y cansada que he hecho en mi vida.
Y ni siquiera ha acabado, me faltan unos días de camino si quiero llegar a Camelot.

Mi caballo ha sido mi única compañía y amigo en todo esto, casi puedo decir que ya nos comprendemos. Le doy comida, tomamos descansos cuando es medio día por el ardiente y horripilante sol y continuamos cuando ya baja un poco. Por las noches descansamos poco para así seguir de madrugada. Lo que me ayuda mucho es cuando encontramos tabernas o posadas porque normalmente hay establos y allí el semental (que se llama Horu) puede descansar de tremendo maltrato que le estoy dando. Pobre animal la verdad.

Hoy tengo una corazonada, sé que es medio día pero no he parado por dos razones, la primera: hace unos días hubo un terremoto inusual donde fuertes cargas de poder se hicieron sentir y mi instinto me exige alejarme de allí todo lo que pueda. Y lo segundo es.... que tengo una corazonada como ya mencioné. No sé si buena o mala pero hay que aprender a seguir instintos.

No trotábamos, era más bien un caminar algo rápido, Horu sabía al igual que yo que debíamos alejarnos de aquella explosión tan horrible y escalofriante de poder.

A unos metros de mi en una colina empinada un hombre humano desfalleció casi literalmente frente a mi. Me asusté de ver eso.

Bajé de inmediato de un salto de la grupa de Horu y corrí hasta el hombre.

Le di la vuelta y tomé sus signos vitales  en la muñeca, un suspiro de alivio salió de mi boca al ver que respira aún y su corazón late desbocado.

Creería que es un hombre al que le dio deshidratación por tomar una caminata a medio día con tremendo sol,  pero tiene heridas en el cuerpo y hay que agragar que no porta con nada más que un pantalón.

Guapo está hay que decir,  pero hay algo que llama mi atención; en él capto un aroma muy fuerte a druida ... su aura y poder se asemejan a un caballero sacro, mas hay otra cosa, apesta a demonio...

Tanto por ser Druida como humano estaba seriamente tentada a ayudarlo pero siento desconfianza... un poco, por ese lado demoniaco que no descifro.

Sé que soy bajita, pero no sé debe subestimar la fuerza de una servidora del rey de Camelot y Santa del  Bosque del Rey Hada... pero eso es para contar en otro momento. Lo importante es ver como ayudo a esta persona.

𝐿𝑎 𝑆𝑎𝑛𝑡𝑎 𝑦 𝑒𝑙 𝐸𝑥𝑖𝑙𝑖𝑎𝑑𝑜 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora