Hechizo de purificación

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El humano comió bien y eso me alegró

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El humano comió bien y eso me alegró. No sé ve enfermo y parece estar tomando fuerza.

Al acabar de comer la cena le indiqué que sería bueno que volviera a subir y así descanse más.

Y estamos en la habitación ahora y por alguna extraña razón estamos...¿peleando?

— Humano... ya te dije que tu debes dormir en la cama. Si duermen en el suelo puedes enfermar y no es que estés recuperado del todo. Así que no hay discusión. Calla y acuéstate.

Me vio y negó.

— No, me niego a dejarte sin un lugar para dormir.

Abofeteé mi propia rostro y le vi cansada.

Levité hasta que mi rostro y es suyo quedaron frente a frente.
Se extraño por la acción pero ahora ya no debía bajar tanto la cabeza para hablarme.

— Te recuerdo que soy un hada y no humana, no necesito tanto como tu un techo y una cama para dormir. Prefiero que tú te recuperes con un buen descanso. ¿Si?

— No. —

Le vi molesta y puse mis dos manos en sus hombros para luego con gran fuerza empujarlo y hasta que no estuvo recostado por completo no deje de empujar. Me quedé frente a él con mis manos aún sosteniéndolo.

— Ya hablé, no seas un humano terco y acata.

Él me veía desde abajo y por alguna razón por fin cedió.

Suspiré cansada y le sonreí.

— Bien, ahora quita tu ropa o no sé como te sientas cómodo pero duerme ya porque los humanos recuperan fuerza durmiendo y es eso lo que exactamente debes hacer.

Derrotado hizo caso al fin.

Me acomodé en la esquina del cuarto y comencé a dejarme llevar por el sueño.

Unos quejidos muy bajos me hicieron despertar alarmada

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Unos quejidos muy bajos me hicieron despertar alarmada. Abrí los ojos y busqué a la persona que se quejaba.

Encontré al platinado en la cama donde se supone que debía dormir, pero no estaba del todo bien. Temblaba de forma exagerada y sudaba frío. De inmediato me acerqué a él y preocupada vi lo que pasaba.

𝐿𝑎 𝑆𝑎𝑛𝑡𝑎 𝑊 𝑒𝑙 𝐞𝑥𝑖𝑙𝑖𝑎𝑑𝑜 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora