Tres días más de camino nos dejaron por fin en la puerta de lo que se supone es la Tierra Santa de las druidas.
Esto parece un lugar desierto con solo rocas y pasto hasta donde alcanza la vista. Pero sé bien que si es tierra santa, después de todo el aroma tan fuerte que desprenden las puertas del lugar me indican que allí hay magia ancestral druida.Cuando pasamos las grandes puertas Gil, Howzer y Griamore quedaron fascinados con el extraño pasadizo que fue esas puestas de Roca, después de todo ahora si que estamos con las druidas, y las puertas están abiertas a nosotros.
Una vista realmente bonita de un pequeño arrollo rodeando el centro del lugar y grandes casas de Roca es el panorama que nos recibe.
Caminamos hasta donde vimos paradas a tres personas.
— ¡Holaa! Ya los esperábamos caballeros. — Luego me vio a mi y sonrió — Y hada.
Sonreí a ella.
Casi creo que somos de alturas parecidas, si le gano será solo por centímetros.
— ¡Hola druidas! Soy Maedrhlin. Gusto en conocerlas.
Ellas asintieron.
— Yo soy Lady Jenna y ella es mi hermana Zaneri. Somos las Druidas que custodian este paraje. — se presentó la rubia más efusiva y agradable.
— Y yo soy Theo, el sacerdote a cargo de resguardar a las hermanas. — el chico muy alto que tiene voz aniñada se presentó también.
— Los caballeros aún miraban todo muy asombrados así que Hendrickson tomó la iniciativa de presentarlos a ellos y a si mismo.
— Bueno, entonces caballeros, acuden hasta aquí para poder entrenar y mejorar su habilidades. Ya teníamos ese conocimiento. —
Howzer vio asombrado a las dos Druidas.
— ¿Como es que saben a qué venimos? — preguntó.
Yo sonreí. Al parecer aunque su padre fuera un druida este chico no tiene conocimiento de ellos.
— Los Druidas se caracterizan por utilizar hechizos y tener poderes un poco fuera de nuestro entendimiento. — le dije a Gil.
— ¡MUY BIEN! ¡No perdamos el tiempo y vamos a comenzar de una vez!
Lady Jenna nos llevó hasta una de las grandes cuevas de piedra y nos presentó el lugar.
— Aquí podrán entrenar todo lo que deseen y mejorar sus habilidades.
Vi sorprendida todo.
— La única condición es que no pueden tener ningún tipo de armas. Entraran simplemente con lo necesario. Y eso también la incluye a usted, Lady Maedrhlin. — dijo viéndome fijamente.
Levanté mis manos.
— No hay armas señorita Zaneri. — dije con una sonrisa de burla.
Me vio perspicaz.
— ¿Empezaremos en este mismo momento? — preguntó Howzer.
— ¡ Claro que si! No hay tiempo que perder querido Howzer. — dije emocionada y obvia.
Comencé a quitarme la sacola larga y de capucha que siempre porto, luego me saqué la blusa quedando simplemente en un top de licra rojo. Luego me saqué las botas altas y por último el pantalón de montar. Quedé simplemente en una licra negra que llega hasta medio muslo.
Me mostré ante las druidas.
— ¿Lo ven? No hay armas. — dije girando sobre mi propio eje.
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𝐿𝑎 𝑆𝑎𝑛𝑡𝑎 𝑦 𝑒𝑙 𝐸𝑥𝑖𝑙𝑖𝑎𝑑𝑜
Fanfiction| | 𝙻𝚊 𝚖𝚎𝚗𝚜𝚊𝚓𝚎𝚛𝚊 𝚛𝚎𝚊𝚕 𝚍𝚎 𝙲𝚊𝚖𝚎𝚕𝚘𝚝 𝚜𝚎 𝚎𝚗𝚌𝚞𝚎𝚗𝚝𝚛𝚊 𝚌𝚘𝚗 𝚞𝚗 𝚑𝚘𝚖𝚋𝚛𝚎 𝚊 𝚖𝚎𝚍𝚒𝚘 𝚌𝚊𝚖𝚒𝚗𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚜𝚎 𝚑𝚊 𝚍𝚎𝚜𝚖𝚊𝚢𝚊𝚍𝚘, 𝚜𝚞𝚜 𝚒𝚗𝚜𝚝𝚒𝚗𝚝𝚘𝚜 𝚕𝚎 𝚍𝚒𝚌𝚎𝚗 𝚚𝚞𝚎 𝚍𝚎𝚋𝚎 𝚊𝚢𝚞𝚍𝚊𝚛𝚕𝚘 𝚢 �...