Prueba de Sabiduría II

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-_-_-_- Prueba de Sabiduría -_-_-_-

II

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Y fue así como comenzó el verdadero viaje.

"Sigue la senda del paso del Este"

No parecía muy difícil, pronto y después de algunos horas sus botas resonaron contra el suelo, agachó la mirada, bajo sus pies se extendía una camino de losa, piedras muy antiguas cuya historia se perdía entre la misma memoria ancestral de Hyrule, con curiosidad sacó la tableta Sheikah; marcaba Plaza de Lanayru (no entendía como, pero cada vez que pisaba un sitio nuevo el mapa parecía actualizarse por sí mismo, era raro e increíble), pero las ruinas no parecían concordar con las que había en las cercanías del reino, eso le recordaba al templo que yacía en la meseta de los albores, un lugar que estaba ahí pero que venía de épocas anteriores, de tiempos aún más remotos que el Hyrule en el que había vivido hace cien años.

Pegó un brinquito y con paso travieso siguió su andar por encima de la barandilla que custodiaba los antiguos balaústres, el sitio estaba inundado pues al igual que muchas otras ruinas estas habían sido reclamadas por la naturaleza, el agua había retomado el curso que los antiguos hyruleanos habían sellado hacia tantas centurias.

Un eco muerto se propagó por el piso, una sensación de vacío que resultaba extraña pero a la vez fascinante, las piedras grabadas parecían querer contar a gritos su propia historia, un cuento glorioso de antaño que ya no existía más en la memoria de ningún ser de ese mundo.

Un resoplido en el viento y un trote lejano lo hicieron detenerse, se viró sólo por instintito, pero tras de sí únicamente encontró a su propia sombra, no deseando perder tiempo en eso siguió adelante, no fue demasiado difícil pese a que el camino estaba infestado de alimañas, los bokoblins perezosos yacían adormilados; desperdigados en las estructuras altas, se rascaban la barriga y después seguían roncando. El joven héroe simplemente pasó de largo, había aprendido a evitar peleas innecesarias que únicamente terminaban en pérdidas de armas.

Sigiloso como un gato pasó inadvertido y cuando sus pies finalmente tocaron el final del camino supo encontrar en sus propios recuerdos las memorias que había dejado grabadas la princesa en aquel ancestral artefacto.

—Es aquí...— musitó, se llevó la mano a la cintura, sin saber exactamente porque un temblor recorrió su cuerpo, no imaginaba que al ir en la búsqueda de la fuente también se toparía con uno de esos lugares.

Pero extrañamente y aunque la memoria luchaba por salir a flote hubo algo que la retuvo, quizás la emoción o el anhelo pues más allá del umbral del Paso se vislumbraban las montañas. El corazón se le aceleró de pronto sin poder entender la razón de aquellas emociones nuevas que lo embargaban.

"Link..."

"Link..."

—¿Princesa?

"Link, espe..."

El llamado le llegó distante e inaudible y el joven hylian no supo interpretar eso, podía ser una buena señal de que se acerca a su objetivo o por el contrario podía llegar a ser un terrible indicio de que algún peligro grande se acercaba, Zelda había dejado de llamarlo hacia tanto tiempo más que nada porque su poder había llegado a sus límites, rara vez su voz había vuelto para guiarlo y solamente lo había hecho en las ocasiones en las que se sentía muy preocupada.

Tales of The Breath ofDonde viven las historias. Descúbrelo ahora