Bright resopló y pasó su mirada desde un extremo hasta el otro, mientras el sonido de su caja torácica se levantaba bruscamente una y otra vez. No podía soportar ver el rostro perturbado de su madre, la mirada de odio de su hermana y las estúpidas reacciones de toda esa gente falsa, que lo miraba como si hubiese asesinado a alguien.
Ahora era el momento en que empezaría el verdadero escándalo, así que sin tolerarlo más, salió corriendo rumbo a las escaleras, sintiendo cómo los pasos de Win iban siguiendo los suyos. Abrió la puerta de su dormitorio de un empujón y se pasó ambas manos por la cabeza, tirando de su cabello hasta que lanzó la silla de su escritorio de una patada y se giró hacia Win, que mantenía la cabeza encogida, los labios apretados y una señal de vapor alrededor de los ojos.
—Día de mierda... Debí haberle partido toda la cara.
Se quedó en silencio y solo escuchó el sonido de su propia respiración tosca y acelerada durante el resto de los cinco minutos.
Win suspiró y se pasó el dorso de sus manos por sus ojos, escuchando el sonido de la puerta al cerrarse detrás de sí.
—No me pareció bien lo que hiciste, Bright... —susurró al fin con un hilo de voz, inhalando profundamente y dejando escapar el aire con lentitud.
—¿Qué? ¿No escuchaste todo lo que él me dijo?
—Lo que él dijo no estuvo bien tampoco, pero...
—Estaba viéndolo todo desde esta ventana —Bright exhaló y apuntó una de las ventanas con el dedo índice—. Te estaba mirando todo el tiempo y esperaba que todos estén cayéndose de borrachos para irte a traer y dar una vuelta allá afuera. Todo estaba bien hasta que ese idiota se te acercó y te jaló como si nada. Eso me reventó.
—Solo quería conversar y me llevó con sus amigos para presentármelos.
—Ajá, claro —respondió con sarcasmo, sin dejar de mirarlo. Observó cómo el menor estornudaba y luego se cruzaba de brazos.
Le había hervido la sangre cuando lo había visto entre los brazos de Luke; le había hervido la sangre a tal punto que le era imposible controlarse y ahora él estaba ahí, evitándole la mirada, como si no quisiera hablarle.
—¿Te has enojado? —lanzó, soltando el aire con rapidez—. Win, tampoco es para tanto.
—No, no estoy molesto, solo es que me asusté muchísimo cuando sentí que tu hermana y tu madre iban a venir....
Se pasó la mano por la cabeza repetidas veces y exhaló, rascándose la nuca, al tiempo que colocaba la silla de vuelta a su lugar y se sentaba de un golpazo sobre ella. Toda la rabia que sentía parecía haberse congelado, pero cada vez que recordaba lo sucedido hace más de veinte minutos, el hielo se volvía a quebrar. Lo miró y algo volvió a agitarse en la parte superior izquierda de su pecho.
—Ya, está bien, lo siento, pero él me colmó la paciencia.
Lo siento.
Tragó en seco; esas palabras en su boca sonaban tan extrañas en él.
—Pero no es a mí a quién tienes que decírselo, sino a tu hermana.
—¿Y a ella por qué? ¿No viste cómo se puso? —Win se pasó los brazos alrededor de su propio cuerpo y elevó sus ojos, enfocándolos en él y suspirando después de eso—. Estaba muy ilusionada con su fiesta y había invitado a todos sus amigos.
Bright elevó ambas cejas y frunció los labios en señal de molestia, al tiempo que lo veía estornudar de nuevo y cubrirse su nariz enrojecida y sus ojos algo llorosos.
—Ese show fue solo estupidez. Ella siempre arma fiestitas cada vez que sale con un tipo, han sido como quince hasta ahora. Solo que esta vez ha estado mi madre, ¿y sabes por qué ha estado? Porque el idiota de Ishikawa tiene empresas que están yendo bien y le conviene unir a ambas familias. Tú sabes, donde hay dinero, baila el mono.
—De todas formas, Bright, no estuvo bien. Ahora empezarán a hablar sobre esto y...
—Que hablen, no me importa. Al final, todo el mundo habla, no hay forma de que les calles la boca —Se quedó en silencio durante un momento y se levantó de repente, con su mano sujeta aún sujeta a su cuello—. Lo siento, pero... ¡son celos, Win! ¡Estoy celoso! ¿No te colmaría acaso si ves que una tipa empieza a abrazarme y a insinuárseme?
Mierda. ¿De dónde diablos había salido eso? Se quedó tieso, viendo como Win negaba con la cabeza y la esquina de sus labios empezaba a curvearse en una de sus sonrisas.
—No lo haría. Porque yo confío en ti, Bright.
—Bien, yo no me fío de él. Sé que me pasé de bruto y aunque me hubiese gustado dejarlo peor, lo siento, Win, lo siento y la próxima vez, lo llamaré y lo mataré afuera.
El menor estornudó otra vez y de repente, corrió y se abalanzó hacia su cuerpo, rodeándolo con toda la fuerza de sus brazos y apegando el rostro a su hombro, escuchando el sonido de su respiración.
—Yo te quiero mucho y solo tengo ojos para ti. No quiero que tengas problemas ni que nadie te ande diciendo cosas de ese modo, sobre todo si se trata de tu familia, porque sé que ellos se preocupan por ti y si las dicen, no las dicen de corazón. Por ejemplo, tu hermana quería que estés ahí, porque te quiere.
En otras circunstancias, hubiese enviado al infierno a quien quiera que le hubiese dicho eso. Detestaba los consejos, detestaba que le hablasen de ese modo, que le hablasen de su familia, que le quisiesen hacer entender, que tratasen de cambiarlo, pero de él; de él no podía odiar nada.
Colocó un brazo alrededor de su espalda, mientras sentía que su respiración se normalizaba.
—Bien, mañana le diré que lo siento a ella también y dejaré que me golpee y se arme todo el espectáculo que quiera.
—Está bien... —Win se rió contra su hombro y profundizó el abrazo.
Bright se separó al instante y lo tomó de la barbilla, sumergiendo su boca en la suya. Sentir su sabor, su calidez, su fragancia, su textura era un sentimiento que lo apresaba y que le hacía vibrar. Era mucho mejor que los cigarrillos o el alcohol. Rodeó su cintura firmemente con la mano, mientras la efervescencia del momento le iba derritiendo todos sus pensamientos poco a poco.
Y de repente, el sonido de tres golpes sobre la puerta los sobresaltó por completo.
—¡Bright, abre la puerta! ¡Sé que estás ahí! ¡Ábrela de una vez! ¡No me hagas gritar ni llamar a tu padre! —El muchacho se separó y se quedó mirando la puerta con el rostro empalidecido—. Ahora mismo iré por las llaves. ¡Win! ¿Win, hijo, dónde estás? ¡Win!
Bright arqueó una ceja y observó sin preocupaciones cómo Win rompía en nervios y se quedaba quieto, sin mover un músculo, con los ojos sobre la puerta. El color solo le volvió al rostro cuando escuchó el sonido de los tacos alejándose y bajando los escalones.
—Bright, me tengo que ir —murmuró, algo desesperado, aunque todavía sin moverse.
Se mantuvo así durante dos minutos hasta que finalmente se decidió por inhalar con profundidad y correr hacia la puerta, aunque Bright se movió antes y lanzó todo su peso sobre ella, impidiéndole así el paso y mirándolo de forma un poco entretenida.
—¿Por qué no solo te quedas y le dices que venías a darme el beso de las buenas noches que ella nunca me da?
—¡Bright! —se quejó Win, mordiéndose los labios con desesperación.
—O mejor dile que venías a gritarme y a darme el sermón del día con besos incluidos.
—¡Por favor, Bright!
—¿Y qué pasa si no quiero moverme?
Le pareció divertida la forma en que su rostro se fruncía de impotencia y cuando abrió sus delicados labios para volverse a quejar, los capturó en un rápido beso, atrayéndolo hacia sí mientras abría la puerta con su mano libre y luego se separaba, empujándolo con cuidado hacia afuera. Apenas lo hizo, el menor salió corriendo escaleras abajo y él se volvió a meter a su habitación, quitándose la camisa, sacándose los zapatos y lanzándose en su cama, con los ojos nuevamente en el techo.
Los tacos no tardaron en volver a ser oídos y la mujer se presentó al instante, ingresando de forma apresurada y cerrando la puerta detrás de sí.
—Aquí estabas. Ahora sí, me vas a escuchar. Eres una desgracia y la verdad es que no sé qué te pasa, siempre quise creer que estabas pasando por una mala etapa y que cambiarías, pero esto ha llegado al colmo, ¿qué te pasa, Bright?...
Se encogió de hombros, sin decir nada. Ahora tendría que soportar el verdadero espectáculo e intentar no perder los cabales mientras lo hacía. Al menos, pensaría en él: el canalizador de su odio, la persona que le ponía la cabeza al revés, que lo tenía jodido, que le hacía enfrentar todos sus demonios y que lo estaba llevando a un laberinto al que prefería no intentar buscarle la salida.
Él.
Siempre, él.
Win Opas-iamkajorn.
ESTÁS LEYENDO
Inocencia Pasional
FanficAVISO IMPORTANTE ⭐Esta historia NO me pertenece solo es una adaptacion que estoy haciendo. ⭐Historia creada por: @Cristulina Link del perfil de la autora: http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewuser.php?uid=61238 ⭐Pareja principal: BrightWin ⭐Genero: c...