Capítulo 4

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Siento sus manos en mi cintura y su boca en el lóbulo de mi oreja, gruño y lo apretó contra mi, ha pasado tanto tiempo.   Sus manos recorren mi cuerpo desnudo e intento besarlo todo lo que puedo, temiendo que se aleje de mi otra vez.

    Su tacto es excitante y logra encenderme, me arqueo mientras una oleada de placer se apodera de mi, haciéndome necesitar mucho más. Justo ahora no quiero que este momento termine.

-Draco.-Jadeo y el me besa.-Joder, Draco, voy a llegar.-

  Lo siento entrando en mi una y otra vez, escucho su respirar intranquilo y lo único que deseo es que esto no acabe nunca.

-Te amo, Harry.

-Gracias por regresar por mi, mi amor.

   Caemos en la cama y no se como llegamos a esto, solamente lo abrazo todo lo que puedo, justo como cuando éramos dos niños corriendo a los brazos del otro. Cuando nuestros sentimientos podían ser expresados en la soledad de nuestros cuartos, sin nadie juzgandonos. Lo miro, y veo lo hermoso que los años lo han mantenido, es justo igual al chico del que me enamoré...

  Pero entonces el se desvanece, y en mi desesperacion noto que no es más que un tonto y bonito sueño.
                  

Al dia siguiente la lucha interna a la que me enfrentaba parecía aun peor que la emboscada de la cual era parte. Todo el escuadrón de aurores estaba a mi mando, al menos por ahora. Sin embargo mis pensamientos y sentimientos iban más allá de la extrema situación.

Avergonzado de mi mismo por no lograr controlar mis impulsos y por no ser profesional me maldije internamente. Una cabellera de un rubio imposible se situó delante de mi preguntándome si estaba listo, mire al resto de mis compañeros y asenti.

Armados únicamente con nuestras varitas entramos al lugar de reunión, una pequeña sala camuflada entre un bar y una pizzería. Todos me llamaron loco cuando les advertí que estaban aquí.

Algunos por la izquiera y otros por la derecha, entramos intentando no ser vistos. Logramos llegar hasta el sótano donde se ocultaban y el caos comenzó.

Obviamente los mortifagos eran hechiceros poderosos, así que la mágica pelea comenzó pronto.

   Logre apresar a Lucius Malfoy al tiempo que se hijo hacia lo propio con la madre, y los sacabamos del lugar para llevarlos ante el ministerio. Sin sus principales dirigentes estaban perdidos... Y nosotros cada vez más cerca de liberar a todo el mundo mágico.

Sin embargo muchos de ellos habían logrado escapar. La madre de Draco lo rogo que los dejara huir, mientras que su padre nos miraba en silencio.

-Iran a Askaban.-Anuncio Draco.-De nuevo, y no hay nada que yo pueda o quiera hacer para ayudarlos. Ya no soy un niño, ahora comprendo todo esto.

-¿Ya no eres un niño? Pues actuas como tal.-Dijo a su hijo, luego miro hacia mi.-Joder, sueltame Potter.-Gruño luchando conmigo.

-No me obligues a mantenerte callado, Lucius.-Gruñi en su oído con irá.-Los dementores llegarán pronto, así que es mejor que no hagas tonterías.

Tire su varita cerca de Malfoy, quien la guardo más fácilmente, su madre lloraba sin decir una palabra. Sabiendo que volvería hiciera lo que hiciera, no se podía evitar.

-¿Así que los años sólo te han hecho más marica y has vuelto con este?-Cuestionó su padre, sólo por placer apreté más su agarre, lo que lo hizo gruñir.

-Estoy en pareja justo ahora con un chico, pero no es Potter. Y si lo fuera no deberías tener problema con ello.-Respondio indiferente.

Los dementores llegaron a tiempo para llevarse a los Malfoy, dejando sólo una pequeña cabellera rubia.

-Lo siento.-Dije palmeando sus hombros, y me aleje.

 El estúpido sueño que habia tenido con él me estaba persiguiendo, volviendo a mi mente cada vez que intentaba concentrarme, fui en busca de mis compañeros para ignorar el tema y no quedarme a solas con él.

Sólo cuatro, de treinta, se habían escapado. Si sabían lo que les convenía no regresarian por estos lugares, y no intentarían nada estúpido.

-¿Como ha ido?-Cuestiono nuestro comandantes en jefe cuando llegamos, le di las buenas nuevas y pedí permiso para retirarme temprano ese día.

-Lo siento, Potter, se que estás algo cansado pero necesito una cosa más.

-Tú dime.

-Sabes que tenemos a los nuevos reclutas en entrenamiento, y necesito que me ayudes en algunos aspectos. Ea duro para ellos y yo pensé que quizás si veían al gran Harry Potter eso...

-Mi nombre ha perdido su efecto hace varias temporadas, jefe.

-Oh, claro que no. Ve, habla con ellos, inspiralos y hazles saber que el trabajo duro vale la pena.

-¿Lo vale? Les diré que mi jefe no para de ponerme a trabajar más de la cuenta.

-Vamos, si sabes que a final de mes eres el de mejor paga y más vacaciones.

Me reí por que era cierto, y me encoji de hombros. Fui al entrenamiento y eso, al menos por un rato, pudo distraer mi atención de cierto hombre perturbando mis emociones.

Para cuando volví a casa era entrada la madugrada, hacia frío y en la inmensidad de mI hogar, me sentia sólo y frustrado.

Pensé en mis amigos y las ganas que tenia de verlos, de recuperar mi relación con ellos y mis ahijados, quizás incluso con Ginny.   

Estaba sólo en mi casa, en la vida. No había nadie allí para mi, y aunque intentará reparar mis relaciones ellos no volverían por mi. Yo simplemente debia salir al mundo, conocer a alguien, sentar cabeza y formar una familia. Con un hombre, una mujer, un dementor. Lo que fuera... Solo quería sentirme acompañado.

-¿Señor?-Llamo Druke, otro de los elfos que deambulaba por mi casa.-

-¿Qué pasa, Druke?

-¿Necesita algo?-Le sonreí y negue con la cabeza.-

-Ve a dormir.-

-Si, señor.-Desapareció en cuestión de segundos.

  Antes de irme a la cama encontre a Gigi, mi nueva ave, y decidi que nada iba a lograr lamentandome, envíe un mensaje a la única amiga que me quedaba: Luna.

Me acosté a dormir y él volvió a aparecer en mis sueños, sin su camisa e intentando parecer más sexy de lo que era, mis manos viajaron al rededor de él, pero me detuve de inmediato. Era sólo una fantasía. Y lo absurdo era que, real o no, seguía doliendo.

Lejos de ti (Drarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora