CAPÍTULO 5

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Eran las seis de la tarde y Nadia no podía contactarse de ninguna manera con su amiga, ya iban siete llamadas perdidas y todas fallidas. Estaba cansada de esperar y le dolían las piernas de estar caminando por horas en la orilla del mar, en donde se podía apreciar con una clara visón el color ámbar del amanecer. Empezaba a hacer un viento gélido por la zona y sentía como si en cualquier momento sus piernas se fuesen a derrumbar ante la espesa y tibia arena.
-Con esta ya van siete, donde demonios de encuentra a esta hora de la tarde.-

Suspira Nadia sin parar de mirar el historial de llamadas en su teléfono. No puede olvidarse de lo sucedido esta mañana, sigue asombrada y a la vez asustada por haberlo encontrado en este lugar y mas, de esta manera tan casual y excitante. No paraba de maldecirse a si misma por no haberse dado cuenta en aquel momento de quién era. -Dios, ayúdeme a combatir todos estos pensamientos de una mísera vez.-

Susurra algo inentendible y se lleva las manos a la cabeza con un deje de desesperación.
-Genial, encima me queda menos de un diez por ciento de batería- aguantándose las ganas de ponerse a llorar, Nadia coge el teléfono dispuesta a marcar por octava vez el número de su amiga cuando ve la llamada entrante de esta. -...- -¿Hola?- contesta Nadia con un tono irritado -¿Dónde coño estás Megan? Te llevo llamando desde hace más de una maldita hora.- dice y después de no escuchar ninguna respuesta por parte de su amiga, prosigue aclarando...-Y sin excusas Megan, ya nos conocemos-

Al otro lado de la llamada solo se escuchaban sonidos extraños y una respiración entrecortada, no se podía adivinar lo que estaba sucediendo o si era ella la que había cogido el teléfono. Después de un buen rato de desesperación por parte de Nadia, alguien empieza a habla en el otro lado. -¿Hola? ¿Hay alguien ahí?- dice la persona, aparentemente con voz de hombre.-¿Megan?¿Quién eres?¿Dónde está Megan?- le dice Nadia con la presión arterial más subida de lo normal por la preocupación de que algo la halla sucedido.

-Megan está conmigo, más bien está en mi cama durmiendo- dice el hombre con voz despreocupada. -¿Y quién demonios es "conmigo" si se puede saber?-

-Soy Cristian, un placer, y ¿usted es...?- preguntando con tono burlesco.
-Mira no sé quien coño eres ni tampoco sé que hace Megan contigo, así que hazme el favor de despertarla y traerla de vuelta.- le dice con impaciencia- Ahora le enviaré la ubicación a Megan y que te diga donde dejarla.- -Ya, ¿algo más madame?- diciendo sin cambiar el tono en toda la conversación.
-Sí, déjate de tonterías y haz lo que te he dicho, es mas, dale el teléfono a Megan- le pide y escucha unas risas por parte del hombre. De nuevo la llamada se llena de un silencio abrumador y Nadia empieza a exasperarse- ¿Megan?¿Estás ahí?¿Me escuchas?- de la nada se escucha un ruido sordo y varios gemidos, alguien vuelve a coger el teléfono y habla.
-Siento lo sucedido, no es lo que piensas- se escucha una voz nerviosa.
-¿No es lo que pienso!- dice Nadia alterándose- ¿sabes lo preocupada que he estado preguntándome si te había pasado algo?-toma aire y se tranquiliza- Megan ¿en donde estás? Voy a recogerte ahora mismo. -Nadia tranquila, estoy con Cristian, el amigo de Eric ya sabes, los chicos de la noche pasada- le explica la chica- Verás, es que después de unos tragos y viendo que no volvíais tanto tú como Eric, Cristian y yo nos fuimos a un lugar un poco más- pensando la palabra que lo describa- íntimo.

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