Historias absurdas nunca antes contadas

Fiebre

Sonó la alarma, código rojo. La temperatura había llegado a 38 grados. Winter y Frost estaban listos en sus naves para trabajar.
Su trabajo en el cuerpo es bajar la temperatura y estabilizarlo.
Después de despegar entraron al torrente sanguíneo desde el los intestinos y, así llegaron a la hasta la aorta. Estaban listos para comenzar su trabajo.
Activaron sus turbinas enfriadoras y empezaron la misión, el termómetro que llevaban en su nave indicaba que la temperatura cada vez ascendía más. Debían acelerar el trabajo.
Estaban terminando de enfriar el abdomen cuando el termómetro marcó 38.5. El trabajo se estaba haciendo cada vez más difícil.
Pusieron las turbinas casi a máxima potencia y así continuaron el trabajo.
Cuando finalmente terminaron con el abdomen estaban exhaustos, pero debían seguir, hasta que no llegarán a la punta de los dedos del pie no se iban a rendir.
Las turbinas estaban a máxima potencia cuando terminaron con los brazos y, su esfuerzo estaba dando resultados. Frost y Winter habían logrado que la temperatura descendiera 0.7 grados.
La recta final, las piernas. Como las turbinas estaban en su límite, el trabajo fue dificultoso. Pero dieron lo mejor y todo lo último que les quedaba y finalmente pudieron llegar hasta el final.
A la vuelta cuando ya cumplieron la misión y estabilizaron el cuerpo a menos de 37 grados, pasaron por la garganta y encontraron la causa del problema, placa bacteriana.
Continuaron su camino de regreso al cerebro y le dieron la información.
Ya de regreso a la base se bajaron de sus naves.
_Misión cumplida_ dijeron al unísono y chocaron los puños.
Otra vez lo habían logrado.

~Ash Rymer

Esta historia la inventé cuando tenía 12 años. Cuando pasé mucho tiempo enferma con fiebre, así me imaginaba como actuaban los remedios. Y nunca se me ocurrió escribirla hasta ahora.
Si bien la fiebre es una defensa del cuerpo, en algunas ocasiones, puede causar problemas.