07. Inicio, 08. Música & 09. Gatos

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Había días en los que se preguntaban si realmente necesitaban entender la vida, si no era suficiente el sólo tener muchas ganas de vivirla.

Capítulo III

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07. Inicio

—Fue un día común. Recuerdo que conducía como siempre en dirección a mi despacho. Estaba escuchando música, creo que era Frank Sinatra con New York, New York. De repente hubo luz, hubo gritos, ruidos que amenazaron con romperme los tímpanos y un dolor constante en mi cabeza. No podía orientarme. Me desmayé, lo siguiente que supe fue que estaba en el hospital y que mi madre estaba a mi lado, mirándome con los ojos rojos, angustiados, y sosteniendo mi mano derecha entre las suyas, como si tuviera miedo de que en cualquier momento yo fuera a desaparecer —relata Sasuke—. ¿Sabes que fue lo más increíble de todo? Que cuando desperté me dijeron que había tenido una conmoción cerebral por un accidente de auto, uno que ni siquiera recordaba. Eso no fue lo que me asusto, sino el hecho de que mientras me explicaban los hechos me di cuenta de que todo lo veía como si estuviera siendo espectador de una película en blanco y negro.

Naruto está en silencio. Es anormal verlo en ese estado pero se encuentra demasiado absorto en la historia de Sasuke que hablar le parece impensable.

—Me dijeron que estaría bien después de unos días, que mi visión se recuperaría pero que por si acaso me harían unos estudios en unas semanas. Sin embargo, los primeros signos de que algo iba muy mal conmigo y que el diagnostico podría estar erróneo, fue el hecho de que los letreros ya no parecían estar escritos en japonés sino en griego. Cuando se lo dije al médico me miró de tal forma que supuse que creía que me estaba volviendo loco... no lo culpé porque yo mismo considere la opción. Después me costaba trabajo distinguir si el semáforo estaba en verde o en rojo. La luz se hizo más difícil de percibir y salir de casa me comenzó a parecer una abominación —dice el Uchiha mientras mira sus manos—. Mi vida como la conocía se complicaba y no podía hacer nada para detenerlo. Mi madre incluso pasaba horas aquí acomodando los muebles y la comida para que no tuviera problemas al moverme o confundirme con los recipientes de cátsup y mostaza.

El rubio no halla las palabras correctas, no sabe qué decirle a Sasuke para reconfortarlo. Así que sólo sigue en silencio, mirando fijamente al otro, como diciéndole "aquí sigo, dime todo lo que quieras que no me iré, que no te voy a abandonar como lo hizo el color".

—La gente intentaba ayudarme dándome palabras de aliento. Desde amigos hasta familia. Me dijeron muchas veces que entendían por lo que pasaba, que era doloroso, pero que debía de seguir adelante y yo sólo quería gritarles que eran unos mentirosos, unos idiotas, que ellos no entendían lo que significaba perder lo que le daba sentido a tu existencia. Para mí, la idea de no volver a ver a todo color fue como la muerte en vida.

—La primera vez que hice mi camino aquí reflexione sobre el hecho de perder la capacidad de percibir el color. Pensé que si yo estuviera en tu lugar consideraría el deceso como una opción más agradable —comenta Naruto de la nada—. Pero ahora que lo medito mejor... es algo tonto. Los humanos siempre somos fatalistas cuando nos dan malas noticias, seguimos pensando una y otra vez en por qué nosotros, por qué no otro, que hemos vivido tan decentemente como podemos y que es una injusticia. Nos olvidamos de que hay más de una razón para seguir adelante, no sólo por nosotros sino por todos los que nos aman.

—Nos gusta el drama, ¿por qué crees que Shakespeare fue y es tan popular? —dice Sasuke con una sonrisa de lado.

—Nos gusta la tragedia.

—Y las cosas simples.

—Como la música, la comida y la pintura —concluye Naruto.

—Repito, puedes ser ingenioso cuando te lo propones —comenta Sasuke.

—¿Siempre tienes que arruinar la atmósfera sacando a flote tu lado maldito?

—Si no lo hiciera, no sería yo.

Naruto ríe.

—Bastardo.

08. Música

Naruto ha traído más flores. Y también un disco de Frank Sinatra. Sin pedirle permiso al Uchiha lo pone en cuanto están instalados en la sala de la casa, el otro no dice nada porque comienza a acostumbrarse a la intromisión constante del chico en su hogar.

Sasuke cierra los ojos una vez que se sienta en uno de los sofás. Los sonidos le parecen mucho más vividos que antes, que cuando estaba completo. My way resuena en la habitación y él sólo puede sonreír. Abre los ojos cuando siente que Naruto tiene sus manos entre las suyas, lo está jalando para que se levante.

—¡Vamos a bailar! —dice el rubio emocionado.

—No sé bailar —responde Sasuke con una mueca.

—¡Entonces vamos a dar vueltas!

El azabache frunce el ceño mientras intenta evitar que se le levante de su cómodo asiento pero Naruto tiene más fuerza de la que aparenta así que termina obligándolo a que se paré.

—¿Por qué tengo qué...? —Sasuke ni siquiera puede terminar su pregunta. Naruto ha comenzado a dar vueltas y él lo sigue por pura inercia.

—¡¿A qué es divertido, Sasuke?!

El Uchiha suspira e intenta prestar atención de nuevo a la canción, pero no puede porque Naruto ha comenzado a reír y eso le parece mucho más interesante de escuchar. Realmente ahora es más perceptivo a los sonidos y descubre, sin disgusto, que unos le gustan más que otros.

09. Gatos

Naruto ha traído de nuevo flores y otro disco de música. Pero eso no es todo, viene acompañado de sus dos gatos.

—Este se llama Yin y este se llama Yang —los presenta mientras los saca de la jaula de transporte.

—Adivinaré las razones por las cuales los nombraste así. Yin porque es un gato negro y Yang porque es un gato blanco —dice Sasuke.

—¿No has pensado que podrías ser el próximo Sherlock Holmes? —pregunta Naruto, arrastrado un tono sarcástico.

—Muchas veces —responde Sasuke con el mismo tono. Contempla a los gatos con un deje de fascinación puesto que no tiene dificultades para discernir sus colores.

—Pensé en traerlos porque no iban a incomodarte. Sus nombres dan idea de la coloración de su pelo, además, ¿no te parece que el negro tiene cara de enojado? Me recuerda a ti, hasta podría cambiarle el nombre a Sasuke Yin.

—Entonces yo le pondré al blanco Naruto Yang, sólo para seguirte la corriente.

—Tan poco creativo, ¿eh? Esperaría algo mejor del aclamado Uchiha Sasuke.

El aludido ríe por lo bajo.

Naruto abre los ojos, sorprendido ante tal gesto, tiene la impresión de que la risa de Sasuke es del tipo que aparece cada mil años, algo así como los cometas y que debería de considerarse afortunado.

—Creo que pediré un deseo...

Sasuke deja de reír y mira a Naruto con una ceja alzada, no entiende las palabras del otro.

Notas finales:

En una carta que recibe el doctor Oliver Sacks de Jonathan I., el pintor de 65 años relata:

"(...)

El 2 de enero de este año iba conduciendo mi coche y choqué con un pequeño camión en el lado del copiloto de mi vehículo.

En la sala de urgencias del hospital me dijeron que sufría una conmoción cerebral. Mientras me reconocían la vista descubrí que era incapaz de distinguir las letras o los colores. Mi visión era tal que me parecía estar contemplando un televisor en blanco y negro.

Al cabo de los días fui capaz de distinguir las letras, pero estoy completamente ciego al color."

Por otro lado, Oliver Sacks narra:

"En la mesa (Jonathan I.) también tenía que adoptar prácticas y posiciones fijas y rituales, ya que de otro modo podía confundir la mostaza con la mayonesa, o el ketchup con la mermelada."

Mr. Monster & Mr. SunshineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora