18. Regreso & 19. Culminación

349 81 8
                                    

La última pregunta es: ¿cuántas formas de decir te amo sin palabras conoces?

La última tarea es: busca gente que te haga feliz. Busca cosas que te hagan feliz. No importa cuánto tiempo te tome.

Capítulo VII

.

18. Regreso

Sasuke le ha solicitado a Naruto que posé una vez más para él. Sin embargo, esta vez quiere que lo haga con el pecho descubierto. Al rubio no le toma mucho tiempo aceptar, después de todo no es la primera vez que se lo piden. Agarra las orillas de su camisa, la pasa por sus brazos y cabeza y enseguida se deshace de ella al dejarla caer en el suelo. La mirada atenta de Sasuke logra avergonzarlo, así que pronto sus pómulos se ven adornados por un color rosado.

—¿Qué tanto miras? —inquiere el rubio. Se siente estúpido porque es la primera vez que el escrutinio de alguien lo pone tan ansioso.

—Tu torso es bonito —dice Sasuke para justificar su actitud.

—Gracias, supongo.

Uchiha siente ante la respuesta, prepara el lienzo y las pinturas. Pronto acerca un banco a Naruto para que se siente. El rubio suelta un suspiró y se acomoda en el lugar que se le ha ofrecido.

Sasuke, por su parte, se remueve inquieto. La piel humana le había parecido extraña después de su accidente pues su color le recordaba al de las estatuas. Pero ahora que prácticamente no tiene memorias de aquellos días en los que vio la vida esbozada en luminosas tonalidades, su cuerpo tiembla a causa del deseo pues Naruto despierta un instinto en él que creyó muerto. Naruto y su bonito torso, Naruto con su bonito cuerpo.

Sin poder evitarlo estira sus manos y con ellas recorre los hombros del rubio, siente como éste se tensa bajo su toque.

—¿Sasuke? —pregunta Naruto.

—Naruto —susurra Sasuke—. Se han ido totalmente.

Uzumaki sabe a lo que se refiere el Uchiha; lo único que se le ocurre hacer para consolarlo es sonreír.

—Pero yo estoy aquí.

—Lo estás. Siempre estás.

Naruto asiente.

Sasuke inclina su cuerpo y enseguida une sus labios con los del rubio. Entonces piensa que no necesita de los colores si puede tener a Naruto a su lado toda la vida, que volvería a pasar por la misma experiencia sólo para conocer de nuevo a la persona que ahora está sentada en un banco en medio de su casa, a la persona que le ha enseñado que la vida es más que un conjunto de recuerdos y que a veces se trata de nuevas experiencias y mucha esperanza.

Naruto pone sus manos encima de las de Sasuke. Y luego suelta una risa en medio del beso.

Sasuke se aleja, apenado por su impulsividad, se pregunta a sí mismo si su repentina preocupación por cometer cualquier error se debe a que es la primera vez que ha caído enserio en el amor. Su intento por romper totalmente con el contacto no llega muy lejos pues Naruto acaba con la distancia que los separa en un instante al unir de nuevo sus labios.

19. Culminación

Sasuke le da la espalda a Naruto para poner el disco del día. Una vez que lo coloca retorna a donde está el otro y suspira pues nota que el rubio cabecea, los bonitos ojos del chico se cierran de forma intermitente y su postura se vuelve tensa cada que cae en cuenta de que está a punto de dormirse.

—Naruto, vamos a que duermas. Después podemos poner el disco.

—¿Eh...? Sasuke, no tengo tanto sueño.

—Claro que lo tienes, joder. ¿De nuevo has tenido mucha tarea?

Naruto asiente y se talla los ojos. Está a punto de acostarse a lo largo y ancho del sillón pero es detenido por Sasuke, que lo toma de la mano y lo jala para que se ponga de pie.

—¿Sasuke...?

—Vamos a mi habitación, puedes dormir en mi cama.

—¿No te molesta? —pregunta Naruto verdaderamente curioso.

—No si eres tú.

—¡Oh, dios! Basta, harás que me sonroje.

—Al parecer no tienes tanto sueño, no si tienes energía para andar molestando, rubio idiota.

—Pff. Eres un delicado. —Naruto bosteza, realmente tiene sueño y no es muy consciente de lo que ocurre a su alrededor. Sólo reacciona cuando es lanzado a una enorme cama y su cuerpo agradece por ello—. Cómodooooo... ¿Por qué no duermes conmigo? —pregunta, aunque tiene la impresión de que será ignorado.

—Lo haré —dice Sasuke mientras se tira a un lado de un Naruto muy sorprendido, al que prontamente envuelve en un abrazo.

Naruto se relaja al instante; se remueve lo suficiente como para poder hundir su cara en el pecho de Sasuke, en medio del silencio escucha los latidos del corazón ajeno; y los compara con una canción de cuna. Tum, tum, tum, resuena en sus oídos. Tum, tum, tum, pronto se queda dormido.

Sasuke hunde sus dedos en el rubio cabello del joven hombre que descansa entre sus brazos y sonríe discretamente al verlo descansar.

Reflexiona sobre el hecho de que a lo largo de su vida ha permitido que otros tengan acceso a su cuerpo, que lo toquen, incluso que lo dañen y lo contaminen... pero, sin ninguna duda, ésta es la primera vez que le abre las puertas de su alma a un desconocido muy conocido. No puede hacerse de la vista gorda e ignorar que desea que Naruto haga de ella, de su alma, su hogar; espera que la mire, que la admire, que la halague y le comenté largamente sobre todo lo que le gusta de ella. Que no piense que su interior es horrible, que no quiera redecorarlo.

Le ha dado acceso al rubio a la parte más íntima de su ser. Esa es su más grande manifestación de amor.

Siente que las lágrimas se agolpan en la punta de sus ojos. Se regaña a sí mismo por ponerse tan sensible y luego suspira. No puede evitar que un ligero sollozo salga a la par del aire que minutos antes lleno sus pulmones. Abraza con más firmeza a Naruto en un mero acto reflejo pues necesita consolarse y mantenerse calmo para no despertar al otro.

Mueve su cabeza lo suficiente como para vislumbrar el cabello de Naruto; no sabe de qué color es; tampoco sabe de qué color es su ropa; ni entiende del color de sus ojos. Ya no recuerda a los colores pues hace mucho se despidió de aquellos compañeros. Lo único que sabe con certeza es que la textura del cabello de Naruto le gusta, que le agrada el brillo de sus ojos y se encanta todos los días con el aroma que desprende su cuerpo y su ropa.

Es que ya no había colores, ni memorias acerca de ellos. Pero había luz, había sombras, había ruido, había olores, había música, había alegría...

Y había un Sasuke Uchiha con un cartel de bienvenida en el corazón para un Naruto Uzumaki que miraría la palabra con alegría y diría alegremente: "estoy en casa".

Mr. Monster & Mr. SunshineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora