Sin Barreras

5. Olvidada

Abby Queen

Me desperté en el coche de mi madre, ibamos conduciendo al hospital. Las ultimas dos semanas las había pasado en cama, según mi madre. La verdad era que yo no me acordaba de nada desde que vinimos a la nueva casa, cada día que pasaba a la mañana siguiente a mi se me borraba automaticamente de la cabeza. Era horrible. No acordarte de nada cada día nuevo que pasaba. 

No estas enferma, Abby.

No sabía de donde venían esas voces, igual si estaban conectadas con mi perdida de memoria. Se lo quería decir a mi madre, pero a la vez no sabía si ya se lo había dicho y la verdad no quería molestarla,  ya que llevaba dos semanas con mi perdida de memoria y se la veía muy cansada. 

Mi madre era rubia y tenia siempre la piel perfecta, pero últimamente se la veía muy cansada, exageradamenta y las ojeras debajo de sus ojos se acentuaban de una forma en la que no había visto a nadie. Estaba exhausta. Yo por mi parte estaba cansada, pero no se podía comparar la situación con la suya. Al fin y al cabo yo no me acordaba de nada, pero ella tenía que explicarme cada día lo que había pasado y lo que me estaba pasando.

-Ya casi estamos llegando, te has pasado dormida todo el viaje. ¿Seguro que estas bien?- Mi madre me miro por un segundo y al verle los ojos me di cuenta que estaban rojos. No sabía si era de llorar o del agotamiento extremo y de la carretera. 

-Si mamá, ya te he dicho que estoy muy bien, solo que sigo sin poder creerme que no me acuerdo de nada desde el día antes de mi cumpleaños. - Y no lo hacía, no se que le pasa a mi cabeza, soy incapaz de recordar. 

Me he encontrado notas de todo lo que me decía la voz masculina, por la cual sentía una atracción extraña, pero cuando las juntaba no sacaba nada y no me aclaraba nada. Pense que esa podía ser la razón por la que no recordaba. Igual la voz me traumaba el subconsciente y esa era la razon por la que no podía recordar nada, igual tenía que ver algo con el lugar. Lo mas extraño es la sensación de que no podía decirle nada a mi madre. Lo pensaba, quería decirselo, pero cuando lo intentaba, las palabras no saliían de mi boca. Un nudo extraño se formaba en mi graganta y era incapaz de formular palabra alguna hacía ella sobre el tema de las voces. Será un encantamiento macabro que alguno de los nuevos vecinos me habrá hechado. 

Me estoy volviendo loca. Eso no existe, la brujeria, lo paranormal, los hechizos... son todo cuentos de los padres a sus hijos para meterles miedo en el cuerpo y que así estos se porten bien. 

Habíamos tomado ya la salida hacía el hospital e ibamos llegando. Era un hospital enormea la izquierda estaba el parking, el cual estaba más vacio que lleno, a la derecha había un paseo muy bonito, era como un jardin muy bien cuidado. Supongo que será para los pacientes del hospital que puedan caminar y quieran tomar un poco el aire. Pasamos por la mini rotonda que estaba en la entrada. Pasamos con el coche por dos entradas al hospital y mi madre en vez de ir al parking fue hasta el final del edificio y giro hacia la derecha donde habia unos coches más aparcados, unos furgones de la ambulancia y la entrada de emergencias.

-¿Tenemos que entrar por aquí o vamos a la entrada principal?

-No, hay una entrada para el sotano, donde te harán la resonancia y te verá un médico que mi empresa ha contactado.- Nerviosa. Así sonaba mi madre, los doctores nunca la ponían nerviosa, supongo que será por la situación en la que estamos. 

Cogí mi mochila con mis cosas y salí del coche. A diferencia de los otros días hoy no hacía tan buen tiempo. El cielo estaba oscuro por las nubes casi negras que cubrian el cielo despejado de esta epoca del año, así que cogí mi jersey y me lo puse. Era un jersey viejo y lo tenía porque, según mi madre, era de la abuela y era una herencia familiar. Di dos pasos y mi cabeza empezó a doler de una forma en la que nunca me había dolido, escuchaba un pitido muy extraño y quería llorar del dolor de cabeza tan repentino.