La preparatoria no es nada fácil. Es un lugar lleno de prejuicios, ideales y las clases sociales no dejan de resaltar. Sin embargo, también es la etapa en donde se comienzan a descubrir a sí mismos y ejercen su sexualidad con mayor frecuencia.
Pero...
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La adolescencia es una etapa llena de prejuicios, clases sociales resaltantes, y sobre todo, de ansias para poder encajar en ese mundo que es completamente nuevo para todos los que llegan a esa edad.
En un pueblo pequeño de California llamado Santa Helena en el condado de Napa, la preparatoria Hope Stage resalta entre todas las escuelas del lugar, teniendo a los típicos estudiantes cliché, a los que su mayor preocupación es mantener una buena reputación y no morir vírgenes.
Uno de los estudiantes del lugar es Gus Williams, un chico introvertido que, a pesar de no resaltar como uno de los chicos más populares de la escuela o por no tener muy buenas calificaciones, suele ser señalado por ser un chico raro, sin amigos y sin una aspiración en la vida.
Para este chico, su momento favorito del año eran las vacaciones, ya que podía descanzar de ver los molestos rostros de sus compañeros. No salía a ningún lugar a pasear ya que su madre pasaba todo el tiempo trabajando en su consultorio, el cual se encontraba en la casa del joven; y su padre había muerto hace mucho tiempo, cosa que a pesar de haberlo superado, no podía dejar de imaginarse lo diferente que su vida sería si él estuviera vivo.
La madre del chico es especialista en sexualidad, y aunque solo trabaja con adultos, Gus aprendió muchas cosas de ver a esa gente ir y venir. Cosas que intentó en él en diversos momentos de su vida, sin embargo, el castaño siempre ha sabido que es una persona muy buena en la teoría pero terrible en la práctica.
Un claro ejemplo fue el día de ayer, ya que trató de masturbarse en cinco ocasiones al anochecer, y en ninguna llegó a sentir placer. Pero nunca se ha atrevido a pedir ayuda de su madre, ya que le parecía algo muy vergonzoso e incómodo.
El día de hoy, el momento que Gus tanto temía estaba por llegar. El regreso a clases.
Al escuchar el despertador no hizo más que bufar. Se acercó al baño para tomar una ducha, lavar sus dientes y hacer sus necesidades. Después tomó de sus cajones unos bóxers limpios, un pantalón de mezclilla y una camisa azul marino con rayas blancas. Antes de comenzar a cambiarse se sentó en su cama para pensar en la nada, se acostó nuevamente para intentar darse un poco de placer, cosa no consiguió.
—Maldición—bufó con estrés.
Al ver que seguía sin lograr nada, decidió comenzar a cambiarse para después tomar su mochila llena de libros sin olvidar guardar sus audífonos.
Salió de su habitación dispuesto para partir hacia la parada del autobús. Pasó rápidamente junto al consultorio de su madre, la cual tenía un cliente por lo que solo despidió a su hijo a lo lejos.
(...)
Andy Smith se había mudado desde el condado de Ventura junto a sus padres, debido a que el hombre de la familia había conseguido un puesto muy importante en una empresa de Santa Helena. Andy estaba prácticamente obligada a dejar toda su vida para empezar una nueva, cosa que, aunque al principio le molestó, después comenzó a aceptarlo.
