Si llega la oscuridad

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Si los sueños existieran ya habría saludo de aquel apuro, habría salido de aquel temor que la ha rodeado desde niña o incluso desde su nacimiento, pero ahora solo podía ver todo a su al rededor de manera nublosa, prefirió no ver nada y esconder su cara contra las almohadas evitando que mas lagrimas salieran de sus hermosos amatistas, el brillo se perdió y sólo quedaban los malos recuerdos del ayer, sin darse cuenta, terminó dormida, su respiración ya no era entre cortada si no que tranquila, sus ojos rojos se iban recuperando de la pérdida de agua en ellos, sus ojeras aun se mantenían provocando un estado muy demacrado en ella, no supo si eran minutos o horas las que había pasado llorando, rogaba a los cielos que esta visita, no arruinara la poca felicidad que sentía al lado de Alice e incluso, de aquel peli rojo que empezaba, de manera muy inexplicable, a poseer cierto cariño por él.

El selos Senzaemon seguía despierto, con la mirada preocupada mientras miraba la radiante luna en su cuarto menguante, se preguntaba si algún día, su amada nieta tendría un vida feliz, sin tener que pensar que su padre la manipulaba o incluso, sentir sus regalos, desaprobación y decepción, ella estaba destruida y quería ayudarla, pero en aquel instante al recibir la llamada, se sintió con impotencia, necesitaba ayuda para liberar de aquel mal sueño a la rubia, la albina Nakiri entró en la oficina de su abuelo y se quedo parada en el centro donde los reflejos de la luna iluminaba dejando ver la.

- ¿qué sucede, Alice? - pregunto el mayor esperando respuesta

- ¿por qué no sacamos a Erina de aquí? - respondió con otra pregunta, sus rubies demostraban un destello de enojo

- no podemos - agachó la cabeza dirigiendo su vista hacia el patio mirando aquel columpio en el cual sus dos nietas jugaban alguna vez - si lo hacemos . . .

- me.importa un carajo lo que haga mi tío - respondió molesta provocando que el Nakiri mayor la viera con asombro - quiero que Erina sea feliz, todos aquí lo fuimos menos ella, tengo miedo abuelo

- Alice. . .- hablo entre cortado, su nieta tenía razón, Erina fue la que mas tuvo una infancia dura - lo haremos, buscaremos la forma de ayudar a Erina - Alice sonrió con cariño, sin embargo, es riesgoso, pero por ella valía la pena - solo hay un detalle

La albina observo a su abuelo, si alguien decía aquella tarde no era algo bueno, pero debe de ayudar a la tu la a como diera lugar. Su platica duró dos horas, duraban algún plan para que el padre de Erina no fuera a hacerle nada y mas traumarla mas de lo que ya lo hace.

• • •

Los pájaros cantaban su bienvenida a la mañana, el sol salio de manera suave entregando calor, el peli rojo abrió los ojos con pesadez, observo en frente de él y ahí estaba su padre, dormido sobre sus brazos sobre la mesa, observo la botella de vino que estaba a la mitad, luego el reloj, seguía siendo muy temprano para estar tanto tiempo hablando, su cuerpo dolía, claro, durmió sentado sobre una silla demasiado incomoda, en vez de su cómoda cama, se levantó estirando su cuerpo dejando que la tencion saliera de él, se fue a su habitación para alistarse e ir a la escuela, mientras secaba su cabello observo la ventana que estaba abierta, las blancas cortinas se movían suaves por el ligero viento que se producía, sentía la calida mañana, sin embargo, algo en si interrumpe le decía o más bien, le advertía que algo o alguien parecería y le daría la mas mala espina que podría llegar a tener, era como una especie de obstáculo, uno fuerte.

- ¡Soma! - escucho el gritó de su padre sobre sus oídos haciendo que sus tímpanos casi explotaran

- ¡¿qué?! - dijo de mala gana sintiendo sus oídos sangrar, fue un gritó muy fuerte y estrepitoso

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⏰ Última actualización: Dec 06, 2020 ⏰

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Soulmate  ∟sᴏᴍᴀ x ᴇʀɪɴᴀ ┐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora