ENFERMEDAD

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La mañana golpea el rostro de la reina que aún estaba durmiendo.

Tocándose el rostro y notando que no está en su recamara, le viene a la mente todo lo sucedido anoche.

Con la sabana trata de ocultarse cuando escucha unos golpes provenientes de la puerta.

-Mi señora, ¿esta despierta? - era el bibliotecario.

-Sí, pase. - trato de arreglarse lo mejor que pudo.

-Buenos días, mi señora. - dice entrando el bibliotecario con una charola. - le he traído el desayuno.

-Gracias. - cuando ve lo que trajo, volvió su mirada a él rápidamente. - este es mi desayuno.

-Sí, es lo que desayuna mi señora o desea que le traiga algo más.

-¿Eso significa que saben que estoy aquí?

-Sí, mi señora, sino esos platillos no los podría comer un simple plebeyo, menos pedirlos. - la reina tenía una mirada de preocupación. - pero la reina no tiene que temer, además incluyeron un té negro por quedarse en la biblioteca leyendo casi toda la noche.

La reina lo miro y el bibliotecario le guiño el ojo.

-Desea comer en la cama o se lo llevo a el sillón que esta frente a la ventana.

-¿Desayunaras conmigo? Tú mismo lo dijiste, jamás probaste estos manjares.

-Sí, acompañare a mi señora.

-Al sillón señor bibliotecario.

Cuando están por irse el bibliotecario se detiene.

-Mi señora, será mejor que se cambie, no puede andar en camisón por el castillo.

-Cierto, te veo en un rato.

-Hay una tina con agua para que se pueda lavar.

-Muchas gracias.

La reina vuelve adentro y el bibliotecario lleva la charola frente al sillón que le gusta sentarse la reina y trae un banco para poder sentarse juntos.

En eso se abren las puertas de la biblioteca.

-Señorita Jessy, - se arrodilla el bibliotecario. - bienvenida.

-Señor bibliotecario, un gusto. - hace un saludo.

-¿Busca a su madre?

-Realmente lo busco a usted.

-¿En qué le puedo servir?

-¿Tú sabes muchas cosas verdad?

-Así es, no todo, pero si busca un libro.

-Es sobre la magia sagrada y la magia maldita.

-Señorita, esos son temas que no se permiten estudiar.

-Pero aprendemos magia sagrada.

-¿Habla de la magia de curación?

-Sí.

-Mis disculpas, pero eso no es magia sagrada.

-¿Cómo qué no?

-¿Señorita, no estaría más cómoda hablando de esto con el mago de la corte?

-No puedo, está muy ocupado entrenando a los héroes, ¿me vas a responder?

-Bueno, si es una orden de la señorita creo que debo obedecer, sígame por aquí.

La guía por la biblioteca hasta llegar a un pizarrón, el bibliotecario toma una silla y la coloca al frente, pone un cojín y hace un ademan para que la princesa se siente.

El BibliotecarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora