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Había esperado que mi novio llegara con mi lencería, la había comprado exclusivamente para esto; él llegando del trabajo tipo nueve de la noche, porque ser enfermero requería de turnos diferentes y hoy salía a las siete, sin embargo, el trayecto a esa hora es un infierno, todos volviendo de los trabajos a casa. Yo ya me sentía caliente, así que no dudé en quitarme la delgada tela que tapaba mis hombros. Quedando frente al espejo solo con el brasier, la tanga y mis panties de encaje de un color piel. El sostén eran tiras dejando piel al descubierto y tapando mis pezones que querían ser liberado.
La puerta se abrió y yo me paseé por la habitación en busca de mis tacones. Sabía que él me buscaría para darme un beso antes de irse a duchar, esta vez lo detendría para que me diera algo de atención, la necesito. Abrí la gran ventana de la habitación llegando directo al pequeño balcón, hoy me apetecía el escándalo y me valía que mis vecinos se quejaran por el ruido que haría. Pensaba gemir como una perra en celo.
— ¿Amor? ¡Ya llegué! —Gritó y sonreí con solo imaginar lo que estaba apunto de suceder.
— ¡Encuéntrame!
Un leve viento hizo que toda mi piel se erizara, incluso allí abajo sentí como me comenzaba a mojar con el roce del frío y las ansias de sentir sus manos en mi cuerpo. Me incliné en la baranda, levanté mi pierna dejándola en uno de los barrotes intentando hacer una pose sexy, estaba juguetona y risueña. Me encantaba el buen sexo y me ponía de un humor muy bueno.
—Wow —abrió observándome de pies a cabeza—. ¿Estas así por mi?
—Ven y averígualo —al ser enfermero iba con ropa casual y se ponía su uniforme en el hospital donde trabaja, así que esos jeans negros eran mis favoritos, me pusieron más cachonda.
Puso sus manos en mi cintura y me atrajo para besarme. Fue intenso, con su lengua entrando hasta mi garganta, yo empecé directo con su miembro por encima de la tela, no quería que fuera rápido pero si deseaba demasiado que ya estuviera dentro de mi, llenándome como él sabe hacer. Masajeó mi trasero quitándome el aliento, quité su camiseta rápida y jugué con sus tetillas, se estaba volviendo cada vez más duro y lo tenía en el crecimiento de mi vientre. No sé en qué momento quitó mi brasier pero me lamía los pechos como si de un niño se tratara, mordía suavemente y ese dolor placentero creció en mis pezones. Quería más, lo necesitaba.
Desabroché su pantalón rápido e hice que su pene saliera de su bóxer, su ropa llegó a sus tobillos y me di vuelta, él hizo a un lado mi tanga de hilo y rozó su miembro entre medio de mis labios, llenándolo con mis jugos dispuestos a recibirlo hasta el fondo. Se deslizó por accidente dentro de mi y me pegué a sus abs para que no se alejara. Sus manos tomaron mis pechos y comenzó a entrar y salir rápidamente. Los gemidos se escucharían unos tres baldones arriba, abajo y por los lados.
— ¡Dios, lo haces tan bien! —Grité—. Sigue así, lo quiero todo para mi, eso es mío —hablé de forma posesiva—. Más rápido —lloriquee en mi primer orgasmo.
Hice que me tumbara el la fría losa del suelo, de espaldas a su miembro, con las piernas juntas. Esta era una de mis posiciones favoritas, me encanta sentir la dureza de un buen dotado apretado contra mis paredes. Haría que se corriera dentro de mi y haría que su semen escurriera por mi entrepierna expulsando cada gota junto a mis jugos.
Entró de un jalón. Lo estaba disfrutando demasiado, él conocía mis puntos débiles, mis fantasías sexuales y se daba el tiempo de complacermelas. Rompió mi tanga, se apoyó en una esquina e hizo que lo montara. Cada vez que yo quería que terminara dentro de mi, porque es un hombre que respeta mis decisiones, hacíamos esta posición para que viera el espectáculo de un maravilloso creampie.
Me froté a él, jugando con su pene dentro de mi flor en mi punto g. Comencé a brincar escandalosamente mientras mi novio gruñía en mi oído. Odiábamos la separación entre cuerpos en el acto, así que nuestros pechos rozaban y nuestros pezones se juntaban como amantes, erectos, deseosos del otro.
— ¡Me voy a venir, cariño! ¡Lo haces tan bien!
Y aunque yo estuviera haciendo, me encantaba recordarlo lo bien que me hace sentir.
Sentí sus chorros salir dentro de mi. No dejé de gemir en ningún momento, dejé que su miembro se saliera de mi y forcé a mi vagina a expulsar los líquidos, como una baba, deliciosa. Esto era mi favorito, jamás me cansaría de hacerlo.
Hola, como andan gente Todo piola? Ah, bueno Aka el shot con mi bias de monsta porque me lo pidieron dos personas (? , Re corto igual no me peguen 😔 Bueno si llega a los tres votos actualizo mañana, voten no sean giles.
