Conocí a Dave en un parque de diversiones, él estaba comiendo pochoclos observándo la montaña rusa más peligrosa del parque, mientras yo caminaba en dirección a él, por casualidad, mientras hablaba por teléfono. Caminaba a toda prisa, concentrada en la llamada, cuando sentí que chocaba contra alguien, caí sentada al suelo, mi teléfono voló hacia alguna parte, levanté la mirada hacia aquel hombre, mientras rodeaba mi nariz con una mano, dolía mucho. Él se giró hacia mí y me ayudó a levantarme mientras me decía cuanto lo sentía. Era un hombre muy amable que sonreía todo el tiempo, pero lo que me encandiló fueron eses profundos ojos negros como la noche y su cabello rubio como el oro. -¿Estas bien?,- Dijo.
-Sí,-Sonreí, él también lo hice. -pero no sé dónde se habrá metido mi teléfono.- Estaba un poco avergonzada por todo lo sucedido y por la cara de estúpida que debía de tener cuando me miraba con sus enormes ojos.
-Entonces,- Comenzó a decir con una voz penetrante que se calaba en mis huesos, -creo que hay que buscarlo.- sonrió nuevamente. Comenzamos nuestra búsqueda casi sin hablar, soy bastante tímida y me cuesta un poco comenzar una conversación que pueda durar más de unos 5 minútos, pero finalmente él rompió el silencio. -Parecías bastante animada hablando por teléfono.-
-Animada no, más bien enojada.- Dije pensándo muy bien mis palabras.
-¿Y por qué?- Lo miré confundida. -Lo siento, no quiero entrometerme.-
-No, para nada.- Sonreí. -Problemas en el trabajo.-
-¿Hablando de trabajo un domingo?- Preguntó gracioso. -Eso ya es adicción.-
Solamente tenía mi trabajo, era lo que ocupaba mi vida, mis amigos casi no los veía, mi familia estaba lejos y novio no tenía, pero no quería sonar como una aburrida sin vida, así que no iba a explicarle a un completo extraño todo aquello. -Puede ser que sea un poco adicta.-
-¿Y a qué te dedicas?-
-Soy periodista.- Intentaba no mirarlo porque me encandilaba, era perfecto por donde se lo mire. -Ahí está.- Dije al ver mi celular tirado. Lo tomé y luego posé mis ojos en aquel bello extraño. -Gracias...- Extendí mi mano para estrecharla pero al darme cuenta que no tenía idea de su nombre quedé tildada. Él me observó sin entender mientras estrechaba mi mano. -Lo siento es que no se tu nombre.-
-Ah! Claro,- Rió suavemente, era como música relajante para mis oídos. - David, pero puedes llamarme Dave.-
Sonreí como tonta. -Un gusto Dave. Mora, ese es mi nombre.- Dije un poco nerviosa al darme cuenta que me penetraba con la mirada.
-El gusto es mío.- Sonrió, era tan encantador que las piernas me temblaban al oírlo. Sonreí y seguí mi camino, es decir hacia la salida del parque, -Mora,- Escuché a lo lejos, me giré en torno al grito. Dave se acercó aún sonriéndo. -me preguntaba si me darías tu número, para vernos otra vez.-
Sonreí y lo medite un momento, era muy guapo y jamás pensé que un hombre tan bello se fijaría en mí de esta forma, pero aún así no dejaba de ser un completo extraño del cual no sabía absolutamente nada. -No lo sé.-
Quedó perplejo, al parecer el también había sentido aquella química entre nosotros. -Oh- Dijo y luego se quedó en silencio, miré hacia él esperando que algo salga de su boca pero nada, así que me despedí y seguí mi camino. -Esperá,- llamó mi atención nuevamente. -¿y si tenemos nuestra primera cita acá, en el parque y no salimos de acá?-
Sonreí. -Me parece bien.- Extendió su mano para que la tomara y lo hice, me acercó a él y caminamos por el inmenso parque.
Hablamos de todo un poco en general, él era tan elocuente, de cualquier cosa podría hablar horas y horas, y yo podría escucharlo horas y horas. No sé que era que lo hacia tan especial pero lo era. Tenía esa frescura que lo hacía tan particular, tenía simpatía y era hermoso. Observaba cada movimiento que hacia era como si estuviese viendo la escultura más bella en un museo, acomodaba su cabello en su jopo perfectamente peinado, se pasaba la lengua por los labios cada tanto y cuando sonreía parecía que la noche se iluminaba. Si cupido existe, me había tirado con una flecha con el nombre de David en el corazón.
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Tic-Tac
Mystery / ThrillerUna serie de asesinatos y desapariciones de mujeres jóvenes ocurren en Argentina, todas aparecen con un número de cuatro cifras en su muñeca, nadie sabe de que se trata, tampoco tienen ni la mínima pista de quién puede ser el asesino. Mora trabaja e...