CAPÍTULO 3

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CAPÍTULO 3: OBITO

Finalmente reacciono, lanzándole una almohada, la cual da justo en su rostro y cae al suelo con un golpe seco. Tomo mi otra almohada y hago lo posible para cubrirme con ella mientras me siento sobre mis rodillas. Estoy tan avergonzada que mi rostro debe estar de un rojo vivo.

—¡Pervertido!—Lo acuso, señalándolo con un dedo.

Naruto se desvía la misma hacia un lado, evitando mirarme.

—No fue mi intención—se disculpa mientras lleva una mano hacia su cuello.

Puedo notar sus orejas enrojecidas, está tan avergonzado como yo. Es por eso que soy todavía más consciente de mi estado mientras presiono la almohada en contra de mi cuerpo.

—Espérame afuera, ¿quieres?—Le pido con incomodidad—. Te llamaré cuando esté lista.

Me mira exaltado mientras asiente con velocidad. Sale de la habitación, cerrando la puerta detrás de sí. Una vez que se encuentra fuera es que puedo respirar en paz. Abandono la almohada y me llevo una mano a mis mejillas, sacudiendo la cabeza repetidamente. Prácticamente me había visto desnudado y sus ojos no se habían perdido ningún detalle, eso me hacía sentir entrañablemente bien, apenada pero bien.

Esbozo una pequeña sonrisa, levantándome de la cama. Me coloco frente al espejo de cuerpo completo, observándome. Sé que no soy fea —en realidad, opino que nadie lo es—, tengo características poco comunes como el cabello y los ojos, pero eso no me hace una belleza despampanante. Soy delgada, pero tengo buenas proporciones, piernas largas, senos pequeños y firmes, caderas algo anchas, y, en particular me gusta mi cintura.

No puedo dejar de sonreír mientras busco algo para ponerme porque en la mirada del rubio no hubo desagrado, sino admiración. Ya lista para salir, salgo de mi habitación y me acerco a la sala, encontrándome con Naruto sentado en uno de los sofás. Verlo fue gracioso porque él es muy grande para ese pequeño mueble.

—¿Y bien? ¿Qué ha pasado que viniste tan repentinamente?—Le pregunto, tomando asiento delante de él.

—Solo quería entregarte esto.

Todavía luce un poco nervioso, desviando la mirada a todos lados. Me tiende una bolsa, que hasta los momentos no había notado. La observo con curiosidad, tomándola.

—¿Qué es?—Inquiero, abriendo la misma para ver su contenido.

Me encuentro con una suave tela negra, al sacarla una camisa se extiende ante mis ojos. Estoy encantada, no solo por el hecho de que es una camisa nueva y de que me gusta el color, sino porque tiene estampado un adorable zorro anaranjado en la parte delantera.

—Dijiste que negro, así que espero te guste. Yo también tengo uno para mí—me explica, sonriendo. Finalmente sus ojos se fijan en mi cara con intensidad.

Usualmente rechazo sus regalos a primera mano hasta el punto que sus insistencias me dan dolor de cabeza y tengo que ceder, pero esta vez solo sonrío. Me levanto sosteniendo el suéter en una mano y para sorpresa de él, lo abrazó por el cuello.

—Me encanta, Naruto—murmuro contra su oído, emocionada—. Gracias.

Sus manos me rodean la cintura, tras recuperarse de su sorpresa inicial. Sé que está sonriendo, a pesar de que no puedo verlo.

—Me alegra, Hana. Quiero verte usándolo pronto, ¿vale?

Me alejo, pero sin separarme del todo de él. Nuestros rostros están muy cerca uno del otro, tanto que puedo sentir su cálido aliento golpearme.

SUGAR DADDY |Obito Uchiha|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora