IV: Bienvenida a Cyber World.

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- Todos a sus puestos, vamos, vamos

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- Todos a sus puestos, vamos, vamos.- Marlon atravesaba las puertas de Cyber World dando palmas para alentar a los trabajadores de la empresa como de costumbre.

Ojos pesados, ojeras marcadas y falsas sonrisas. Los empleados comenzaban a tomar el ritmo de nuevo, volviendo a la dura rutina que habían dejado atrás en las cortas vacaciones que el señor Blair les proporcionaba. Grandes cantidades de papeles con información clasificada en cada uno de los escritorios, separados por dos barreras para evitar distracciones entre ellos.

Cyber World estaba a la espera de nuevos emprendedores, gente con sueños de entrar a la familia que habían formado allí dentro. Hoy era el día, miles de entrevistas de trabajo serían realizadas durante la mañana y solo algunos de ellos tendrían el honor de poder decir que trabajarían para la compañía C.W.

Especializada durante más de treinta años en el diseño y remodelación de hogares y edificios de todo el mundo, la empresa contaba con una gran fama a nivel internacional. El señor Blair gozaba de la riqueza que su trabajo le proporcionaba y hacia lo posible para que su gran cuenta bancaria se viera reflejada en sus bienes materiales. Desde una colección de coches con modelos únicos, hasta mansiones de lujo compradas en cada rincón del mundo. El multimillonario sabía lo que era la buena vida y se encargaba de que sus hijos la disfrutaran al mismo tiempo, aún que Asher negara sin piedad cualquier cantidad monetaria que su padre quisiera darle.

Asher, la oveja negra de la familia, el pobre corderito que a ojos de su padre perdió totalmente el rumbo. Queriéndose alejar de todos aquellos focos y flashes que ahora solo lo apuntaban para contar alguno de los miles de problemas en los que estaba envuelto.

- ¿Dónde está ese maldito bastardo?.- preguntó el señor Blair a Marlon una vez entró en su despacho, refiriéndose al menor de sus hijos.

- ¿Esa es la manera en la que tratas a tus empleados? Pésimo servicio, padre.- Asher se encontraba apoyado en el marco de la puerta, con ese aura desinteresada que lo caracterizaba. Sujetaba una taza de café en las manos y bebía ligeros sorbos sin despegar sus ojos de las dos personas que lo habían arrastrado allí.

Marlon arrebató la bebida de las manos del joven y, en su lugar, dejó caer una pila de documentos con diferentes planos e información clasificada sobre algunos diseñadores de interiores. Le sonrió, con soberbia, sabiendo que su hermano no podría hacer nada más que agachar la cabeza y realizar las tareas que tenían preparadas para él.

Marlon era la mano derecha del señor Blair, el perro fiel que guía a su ciego dueño. Dos gotas de agua partidas de un mismo patrón. Nunca fue un niño de mamá ni mostró ningún tipo de apego hacia ella, pero en el caso de Asher su madre era su talón de Aquiles. Esa flecha que al hacer mención de ella podría matarlo si supiera dar el golpe. Un golpe que el padre había repetido en varias ocasiones, haciendo que el menor simplemente agachara la cabeza y acatara las órdenes de aquel malévolo ser humano.

- Tu despacho está en el tercer piso, al fondo.- su padre se acercó al muchacho, con una mirada vacía de expresiones.- Marlon estará ocupado con las entrevistas de trabajo a los nuevos empleados y yo, simplemente, no quiero visitas en mi oficina, así que intenta dar el menor problema posible.- padre e hijo salieron de la sala, dejando con la réplica en la punta de la lengua a Asher.

Maldiciendo y queriendo arrojar los documentos a la papelera más cercana, se aproximó al ascensor en busca de su despacho. Las miradas de los empleados se detenían pre juiciosas en él, haciéndolo tensarse. Odiaba tener los ojos de cientos de personas sobre sus hombros, cuestionando cada paso que daba en aquel asqueroso lugar. Asher describía Cyber World como un cementerio de ricos. Un lugar en el que las almas de las personas, con una buena estabilidad económica, quedaban encerradas después de haber desperdiciado su vida en romperse la espalda por un centavo más en sus abarrotadas carteras.

Llegó al tercer piso y encontró su oficina sin problemas, ignorando al resto de personas en la planta. Cerró la puerta y se aseguró de poner pestillo, lo último que quería es que alguien le rompiera las pelotas intentando agradarlo lo suficiente como para recibir un ascenso por parte de su odioso padre. Dirigió su mirada al escritorio, ahora abarrotado de papeles, y se llevó las manos a la cabeza con una mezcla de ira y desesperación aflorándose en su interior. Quería romper todo lo que se encontraba en esa habitación. ¿Cómo había acabado así? Rendido sobre sus rodillas ante su domador, agachando la cabeza y asintiendo a cada mísera palabra llena de veneno que escupían hacia él. Por primera vez en mucho tiempo, Asher volvía a experimentar la debilidad.

"Mamá"

Entonces calló en la cuenta del porqué. Si era por ella, el castaño sería capaz de arriesgar su vida y dejar su último aliento en aquel inhóspito lugar.

(...)

- Bienvenida a Cyber World.- Danna recorría con la mirada cada rincón de la empresa. Luz natural y abarrotada de gente con aires de profesionalidad. Por fin estaba pisando el sitio con el que tanto había soñado.- Sígame, señorita.

Su cabeza la traicionaba, aún no había hecho la entrevista y ya se veía sentada en uno de esos escritorios con mil ideas de diseños para plasmar en todos los formatos habidos y por haber. Seguía a un chico, de unos veintiséis años de edad, con un aspecto serio pero a su misma vez relajado. Moreno y con unos definidos rulos en la cabellera. La joven pensaba que tenía delante la viva imagen de un hombre de negocios. Entraron a una sala bien iluminada por los rayos de sol que atravesaban los ventanales, con una decoración escasa pero que hacían ver a la sala un espacio acogedor. Tomó asiento como aquel varón le indicó y, una vez lo hizo, sintió su corazón abandonar su pecho.

- Mi nombre es Marlon Blair, hijo del dueño de la empresa como bien sabrá. Soy el encargado de las entrevistas de trabajo y el papeleo del extranjero.- el zagal extendió su mano hacia la delicada joven. Sus ojos la observaban con precisión, como si de una obra maestra se tratase. Sus mejillas estaban tornadas de un rosa palo bastante notorio y la idea de que fuera por él era simplemente tentadora.

- Danna Anderson.- la castaña puso fin al saludo y alisó su ropa para una mejor apariencia. Marlon comenzó con las preguntas, haciéndola sentir cómoda pero sin dejar atrás ese nerviosismo por la perfección en la que aquel joven realizaba su trabajo. Respondía abiertamente sobre sus experiencias laborales y procuraba utilizar el lenguaje más culto que jamás había hablado.

La puerta se abrió de un fuerte golpe, sin ningún tipo de delicadeza, y la mirada del moreno fue obligada a abandonar los papeles para posarse en quién había interrumpido. Danna casi suelta un suspiro de alivio por poder tener un poco de tiempo para reponerse de sus nervios, pero al ver la cara de la persona en cuestión sus índigos estuvieron a punto de salirse sus cuencas oculares. Las palabras abandonaron su boca mucho antes de que su cerebro recibiera la orden y ya era tarde para echarlas marcha atrás.

- ¿Qué haces aquí?

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MIL DISCULPAS POR SUBIR TAN TARDE. He reescrito el capítulo miles y millones de veces pero ya le tenéis, no me linchéis por favor.

Danna por fin ha tenido su entrevista o más bien un intento de ella, ya que alguien ha pensado que sería una buena idea para interrumpirla. La pobre no está teniendo buena suerte en esta ciudad.

¿Qué pensáis de la situación que está viviendo Asher y de cómo reacciona su familia con él?
¿Qué pensáis que pasa con el tema del apego emocional de Asher hacia su madre?

Voy a recompensar este retraso, así que nos veremos muy muy pronto, ¡Besos! Xx.

ASHERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora