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Tras cerrar la puerta, Akemi estaba detrás de mí con los brazos cruzados.

― Creo que como mínimo me debes una explicación, ¿no? ― asentí y fuimos hasta el sofá.

Se lo conté todo, desde los abusos de Yonghyuk, incluido el primero de todos, hasta el último de Jaebum. Le expliqué por qué salí corriendo al ver al último mencionado y me estuvo escuchando con atención y con el ceño fruncido.

― ¿Has pensado en denunciarlos? ― la miré con horror y negué repetidas veces.

― ¿Sabes qué es lo que hacen con las personas que deciden alzar la voz en estos casos? Las oprimen y acallan hasta el punto en el que deciden quitarse la vida, sobretodo en un país como el nuestro, que te juzgan hasta por respirar. ― esa era la razón por la que prefería guardar silencio y no mencionar nada sobre este tema.

Vi que la espalda de Akemi subía y bajaba con un poco de brusquedad mientras empezaba a hipar, estaba llorando.

― Ey... ¿por qué lloras? ― pregunté porque no me hacía a la idea de por qué sollozaba y me abrazó con fuerza.

― No es-no es justo... Tú eres alguien fuerte que no merece pasar por todo esto... ¿Llevas aguantando esto desde los trece años? ― asentí aún abrazada a ella y me apretó un poco más. ― Sinceramente, no sé por qué estoy llorando... Supongo que es porque me parece muy triste que una persona tan buena como tú haya tenido que sufrir todo esto y sola... ― se alejó un poco justo en el momento en el que se me empezaban a aguar los ojos. ― ¿Lo sabe alguien más? ―

― Tú, mi padre, mi hermano y Seungmin. ― me miró sorprendida cuando terminé de pronunciar el nombre de mi compañero.

― ¡¿Seungmin?! Aquí hay algo que no me has contado. ― exclamó y me rasqué el brazo bajo su mirada.

― Él me salvó la última vez de Jaebum... ― dije en un susurro casi inaudible y esta vez abrió más los ojos, en cualquier momento se le podrían salir de las cuencas.

― Ya te dije yo que habría alguien decente en tu clase, qué orgullosa me siento. ― sonó prácticamente como la abuela Sunhee y se terminó de quitar las lágrimas de las mejillas con la manga de su camiseta.

Lunes, 23/09

Llegué a clase y sentí algunas de las miradas presentes sobre mí. Agarré con firmeza las correas de mi mochila y fui hasta mi sitio.

― Tío. ― llamé a mi compañero de mesa para que se moviera un poco y me dejara pasar, pero ni se inmutó. ― Pitt, déjame pasar anda. ― volví a intentarlo, pero ni caso. No me dejó otra opción y lancé mi mochila sobre mi mesa para luego empujar un poco su silla, haciéndome hueco para pasar.

― ¿Tío? ― preguntó aún sin moverse.

― Bueno, si eres una tía no tengo problema en llamarte como tal. ― parecía ser que ahora sí había captado su atención y levantó su cabeza. ― Ya no llevas la tirita rejuvenecedora. Espera, ¿qué es eso? ― pregunté mientras señalaba la herida de su pómulo.

― Me caí. ― joder, qué escueto era por las mañanas.

― Ya, y yo nací ayer. ― repliqué y él resopló.

Creo que pensamos en lo mismo cuando ambos nos tendimos las bolsas con la ropa del contrario. Vi la hora en el reloj colgante de clase y aún faltaban cinco minutos para que empezara la primera clase. Aproveché ese tiempo para encender el teléfono y leer por encima los mensajes a los que no había respondido.

Seungmin Best Boy 😎
Las dos estáis muy locas.

Ese es nuestro encanto 😘

smile. [ Bang Chan y Kim Seungmin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora