MI MONTE

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Mi vida es un monte.
Vivo en un monte de tristezas y alegrías, ríos de ternura y bosques de recuerdos. En mis ratos libres mi alma retoza entre las ramas de historias pasadas, historias que resucito cada día. Cada momento vivido lo he guardado debajo de las rocas que me habitan, y es que hasta con los ojos cerrados las reconocería.
Hay en mi monte senderos plagados de malestares y desavenencias, caminos arcanos, casi olvidados, por los que ya no me atrevo a transitar. Lo que ayer fueron colores en mi monte hoy es blanco y negro, y a veces gris, pero en mi monte todo no es oscuro: he sabido cosechar flores donde se sembraron espinas, convertí mil desiertos en un solo oasis y he removido la tierra árida para cultivar nuevos frutos.

Te invito a mi monte. Sí.
Te llevaré por mi monte como se lleva una rosa. Calmarás tu sed en mis ríos y tu alma gozará con la mía entre mis ramas. Levantaré contigo todas las rocas que dejaste marcadas.

Traza en mi monte nuevos senderos, yo mientras tanto, agrando mi oasis con tus desiertos. Te regalo mi monte. Sí. Te regalo mi monte porque tú también lo forjaste, porque mi monte, indudablemente, también eres tú.

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