↻ 𝗮𝗹𝗲𝘁𝗵𝗲𝗶𝗮 (αλήθεια) es el concepto filosófico que se refiere a la sinceridad de los hechos y la realidad. La palabra significa ❝desocultamiento del ser❞
𝑫aniel Alonso 𝄞 𝑳eila Dupont（ fem OC ）
by @-𝙴𝚂𝚃𝙴...
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Volver era una mierda. Volver a principios de año para arruinarle el año a alguien es todavía peor, pero supongo que las obligaciones que tengo me han llevado de vuelta a Madrid. Apenas había pasado veinte minutos desde que aterrizó el avión, y ya me sentía sofocada por la familiaridad de todo, por los recuerdos que resurgían en cada calle, en cada rincón. No quería estar allí, no después de siete años de ausencia y de todo lo que había dejado atrás.
Agarré mi maleta con fuerza, sintiendo cómo la ansiedad me retorcía el estómago. Mientras caminaba por el aeropuerto, saqué el móvil y marqué el número de mi madre. Necesitaba saber que alguien en este mundo todavía estaba esperándome con los brazos abiertos.
― ¿Mamá? ― dije, tratando de mantener la calma, aunque mi voz temblaba ligeramente.
― ¡Cariño! ― respondió mi madre con su tono habitual de calidez, aunque noté un leve eco al otro lado de la línea, como si estuviera en algún lugar cerrado. ― ¿Ya has llegado a Madrid?
― Sí, acabo de aterrizar ― respondí, deseando que me dijera que estaba en camino para recogerme, que todo sería como siempre.
― ¡Ay, mi amor, lo siento tanto! Tu padre y yo estamos en Viena por una reunión, y no podremos volver hasta finales de mes. ― La voz de mi madre sonaba apenada, pero no tanto como para mitigar la sensación de abandono que empezaba a crecer en mí.
Finales de mes. La frase resonó en mi mente como un eco hueco, interminable. ― ¿Finales de mes? ― repetí, casi sin poder creerlo. ― ¿Y qué se supone que hago yo aquí, sola?
Mi madre intentó calmarme, pero su voz no alcanzaba a llegar a lo más profundo de mi preocupación.― Tranquila, cariño. Tu padre ya habló con los padres de Daniel. Son muy amables como siempre y dijeron que te puedes quedar en su casa hasta que volvamos. No quiero que estés sola en casa.
El nombre de Daniel me atravesó como una flecha, llevándose con él todo el aire de mis pulmones. Me quedé en silencio, tratando de procesar la información. No podía creer que, después de todo este tiempo, tuviera que enfrentarme a él, y menos en estas circunstancias. Tragué saliva, intentando mantener la calma y traté de ocultar el temblor en mi voz. ― Mamá, yo no... No sé si eso es una buena idea. ― ¿Cómo se supone que iba a enfrentarme a Daniel después de siete años? ¿Después de cómo lo había dejado?
