We Can't Be Friends [Hermanos Kim #2]

El purgatorio.

Jeon Wonwoo entró al club exactamente a las 19:45 pm, estaba llegando más tarde de lo habitual y eso le dejaba poco tiempo de un pre-ensayo. Calypso ya estaba ensayando en el escenario con la música que la dueña del club le había puesto, todos los que trabajaban en ese lugar tenían un pseudónimo, otro nombre para no revelar las identidades y proteger la privacidad de los que conformaban todo el lugar.

Loco se encontraba junto al dj, aprobando todo mientras miraba la coreografía. Caminó con dirección hacía la parte trasera del lugar, donde los bailarines de preparaban, encontrándose allí con Hwasa, quien estaba regañando a Solar por haber bebido antes del show. La mujer le echó un vistazo cuando lo vio entrar, minutos más tarde del regaño hacia la chica borracha, caminó hacia el5y colocó ambas manos sobre los hombros del pálido.

Éste mismo ya se había sentado en su tocador, se encontraba maquillandose y a un costado de su mano, se hallaba la máscara que usaba cada noche al salir a bailar.

-¿Pasó algo que te haya retrasado, cariño?

Negó ante las preocupaciones de su mayor, que además era su jefe. -No te preocupes, todo está en orden. Solo me atrasé con la mudanza.

Debido a sus anteriores problemas en otros trabajos fue que él se vio obligado a contarle a su jefa parte de su vida, esa parte nefasta era Shownu. A su lado, Hwasa toma la máscara y se la coloca una vez que Wonwoo terminó con su sutil maquillaje, la ata por detrás, dejando cubierto sus pómulos y nariz, al igual que parte de su frente.

-Este show es importante, recuerda hacer un buen trabajo como siempre. -Alentó su jefa antes de irse a hablar con Solar.

Él quedó allí sentado por unos segundos, mirándose al espejo, aunque le gustaba mucho bailar nunca se imaginó a sí mismo haciéndolo de esta manera. Bien dicho está que las situaciones desesperadas, requieren medidas desesperadas. Por suerte, Kim JongIn pudo ayudarlo con esto, de otro modo, habiendo terminado en cualquier otro lugar, cabía posibilidad de volver a ser perseguido por su ex novio. Si aún había posibilidades trabajando para este lugar, definitivamente más para otros, así fue como terminó agradecido con la ex pareja de su mejor amigo.

En ese momento, Calypso se apareció detrás de él, colocando sus manos sobre sus hombros antes de sentarse a su lado. Al mirarla, ella ya llevaba su traje dorado de lentejuelas y perlas en las pequeñas hombreras, su maquillaje estaba perfecto, como siempre. Él le dio una sonrisa, felicitándola como siempre por estar tan bella.

-¿Estás bien? -Le preguntó Helena, ese era su verdadero nombre, Calypso solo era su pseudonimo.

Asintió. -Lo estoy, ¿tu máscara?

Vio hacia los costados, buscándola puesto que en cualquier momento tendrían que salir al escenario. Ella la sacó desde detrás suyo y la movió, manteniendo una sonrisa.

-Me gusta cuando hacemos los especiales egipcios porque puedo bailar contigo.

Ella hablaba con fluidez el coreano aunque su acento se mantenía, a veces le hablaba en español algunas palabras, solo porque a él le gustaba escucharla.

-A mí también. -Tuvo que levantarse a la par de ella, Loco los estaba llamando para que hagan su aparición.

Le ayudó a colocarse la máscara y ambos caminaron hasta detrás del gran y pesado telón rojo. Se movió un poco en su lugar, intentando estar menos nervioso, hasta que el telón se levantó dejando a su vista solo la luz que apuntaba a ellos, los tubos y las sombras de los espectadores.

Entonces fue cuando Madness de Ruelle comenzó a resonar en sus oídos. Llevaban preparando esta coreografía desde hacia tres semanas, cada movimiento era planeado. Comenzó a moverse, caminando con lentitud hacia su tubo, como si ambos estuvieran encadenados al escenario. Un movimiento casi robotico, como si de títeres se tratara. Al estar cerca, su mano tomó el tubo, entonces con ayuda de sus piernas y brazos, comenzó a subir. Enredó su pierna derecha, pasando su espalda por delante, exponiendo su torso. Su pierna izquierda quedó estirada completamente hacia arriba, mientras sus manos bajaron hasta tomar el final del tubo. Flexionaron ambos sus brazos, el comienzo del codo contra el piso para recargar parte de su peso y poder estirar ambas piernas, moviéndolas con lentitud. Se deslizaron despacio hacia el piso, ambos enfrentados, rodaron hasta quedar con la espalda en el frío suelo, ambas rodillas flexionadas. Con sus manos y torso se empujaron hacia arriba, para después doblarse de espaldas al público, tocando con las palmas el suelo solo para dar una media luna y volver a tomar el tubo.