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Ella sin pensarlo dos veces se lanzó hacia el agua por la cascada, comenzando a buscarlo con la mirada, hasta que viendo su Haori flotando le hizo saber que el estaba cerca, se sumergió, y como pudo lo sacó del agua con las fuerzas que le dejó la batalla, lo acostó y vio su cara, su rostro era tan sereno, tan en calma, era su cara de siempre pero más pálida, esa cara de póker, tan inexpresiva y exasperante, ocultaba un corazón tan hermoso que no quería perder de su vida

-Giyu, mírame, estarás bien

Revisó, la perforación no fue mortal y la caída tampoco, pero la pérdida de sangre era tal, que ahora todo dependía de la suerte, solamente y únicamente, de las ganas que el tuviera de vivir

-N-No .. porque no dejaste que viniera a mi? Yo me lo merecía, tu no tenías que... No.. 

Se quitó su Haori para tapar las heridas y vio a su cuervo que al ver la situación fue de inmediato a avisar a alguien, ella solo miraba ese rostro, sin poder parar de llorar

-Tu único pecado en el mundo, fue amarme cómo nadie en la vida...

Miró su piel, lo estaba perdiendo, para siempre, lo abrazó a ella para que tuviera calor, acercó su rostro al de el, sus lágrimas salían de sus ojos nublandole por momentos su vista

-Nada de esto hubiera pasado, si yo no te hubiera jugado así... Pero te juro, por lo más sagrado que tengo en mi vida, que son las niñas, y tú... Que yo si te amé... Y te amo... Y jamás dejaré de hacerlo..

Lloraba abrazándolo fuertemente cuando llegaron kakushis a donde estaban, ella corrió, con el en brazos, y juro por los dioses que haría todo en ella para salvarle la vida

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Ella miraba un punto muerto de la habitación, habían pasado días, detuvo todo, hizo todo a la perfección, pero él no despertaba, ella aún pensaba en sus palabras antes de que fuera arrojado "rehace tu vida"... El de verdad le deseaba la felicidad aún si el moros y todo fue un juego, el la amaba tanto que le dio una sonrisa de amor y le salvó la vida a pesar de todo, los pensamientos se le repetían una y otra vez y a veces lloraba por ellos, más cuando lo veía en esa cama

Kanao, Aoi, las niñas y hasta algunos pilares le decían que debía tomar un descanso, pero ella no quería, sus que tenía algunas ojeras visibles cuando le vio mover sus párpados, comenzando a orientarse en la habitación

-... Que?

-Tomioka San.. estás vivo Tomioka San

El se iba a sentar pero ella se lo impidió, el ahí la vió, estaba decaída, con ojeras y lágrimas secas, el en su cabeza mientras batallaba en la vida y en la muerte, se dio cuenta que aunque quedara como un imbecil, volver a creer una vez más... Ni haría un daño tan grande

-Shinobu, yo-

-No... Tomioka... Giyu... Quiero de verdad que me perdones.. yo creo que no me quedan palabras para decirte, lo mucho que te amo en este instante, y cuánto hiciste para que yo aprendiera a quererte, tanto que no me imaginaba la vida sin ti, eso fue lo que me paralizó, pensar en una vida sin ti...

-Shinobu...

-Debes de querer odiarme y lo sé, me lo merezco, pero por favor no renuncies, no quiero, no quiero que te vayas de mi vista... Si te vas yo sería quien me moriría....

Su pena era tanta que llegaba a temblar, el lentamente tomó sus manos para hacerlo mirarle al rostro, en eso sus dedos subieron para secarse las lágrimas, y una vez secas, puso su cara de póker

-Shinobu, quiero dejar en claro que a partir de ahora, a mí nadie me odia, ni siquiera Iguro y Sanemi

-Eh? Por qué?

Su rostro pasó a ser de póker, a una sonrisa enamorada, la sonrisa que hace tiempo no le dedicaba a la pilar insecto

-Porque a mi nadie me odia... Mientras tú me ames..

Ella lo quedó mirando, aún tratando de entender lo que acaba de pasar, mientras que él, con fuerzas que reunió la atrajo en un abrazo,ella al sentirse ahí sonrió con alivio y con sus mejillas rojas

-Ara Ara Tomioka San, no sabía que podías ser poeta~

-Solo fue una frase melosa

-Pero me encantó~

El solo sonrió y acarició su cabello, le estaba dando la oportunidad al amor que tanto le había quitado antes, ahora teniendo más de en que nada malo iba a pasar

-Pero ahora Tomioka San, creo que mereces un castigo por haberme hecho llorar tanto, y más por haber planeado irse

-Eh?

-No te preocupes! Ni lo vas a sentir

Fuera de esa puerta en la que se escuchaban gritos y risas, Iguro y Sanemi escuchaban la escena, vaya que era un patético hombre

Pero, un patético con suerte

No es una broma (Shinobu x Tomioka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora