Un pequeño gracias

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A lo lejos en un gran parque se podían ver muchos niños jugando a sus alrededores, gente haciendo ejercicio, parejas tomadas de la mano y familias que iban a disfrutar de un día tan espectacular.

En la zona de juegos se podía ver montones de niños en los columpios, en las resbaladillas; otros tenían cuerdas para poder competir en quien hacia el mayor número de saltos y por ahí cerca había un arenero, donde se encontraban los más pequeños haciendo montones para deslizar sus carros o simplemente construían castillos y algunos, un poco más alejados del lugar jugaban futbol con tanta emoción.

— ¡Mami, mami! ¡Un arenero! ¿Puedo, puedo, puedo? — Mientras señalaba desesperadamente el lugar.

Un pequeño rubio saltaba enérgico mientras jalaba la mano de una mujer joven, quien parecía no pasaba de los 26 años; tenía un cuerpo delgado, pero con una figura visible, cerca de 1.65 metros y una piel color durazno al igual que su pequeño. La escena era simplemente hermosa, iban vestidos igual, overol color azul; camisa manga corta, amarilla y tenis color café, ambos tenían un peculiar color rubio, solo que la mamá tenía el cabello largo hasta la cintura, lacio y sedoso, mientras que del pequeño era corto y curiosamente tenía un mechón negro del lado izquierdo.

La mamá vio hacia donde señalaba y se agachó hasta tener a su hijo de frente. En ese momento podías ver cómo es que ambos compartían unos grandes, brillosos, hermosos y llamativos ojos color ámbar.

— ¿Quieres ir a la caja de arena?

— ¡Sí mami!

— De acuerdo pequeño Den. — Comenzó ajustarle su ropa y asegurarse que no estuviera nada fuera de su lugar. — Ve y diviértete.

— ¡Gracias mami!

El rubio fue corriendo hasta donde estaban todos los niños. — ¡Estaré en las bancas de aquí! — Gritó su mamá mientras el pequeño seguía su camino. Así tomó asiento en una banca cercana donde pudiese ver a su pequeño Denki.

— ¿Puedo sentarme aquí?

Una mujer de pronto estaba a su lado. Joven al igual que ella, con un cuerpo parecido al de una modelo, poco más alta que la rubia, quizá 1.70 metros. Usaba un vestido tipo overol largo y negro; camisa manga corta, blanca y unos tenis deportivos blancos. Tenía el cabello largo color lila, casi llegaba cerca de las rodillas y estaba un poco ondulado. Sus ojos eran un hermoso color violeta, muy llamativo a primera vista.

— Por supuesto, no hay nadie más aquí. — Sonrió amablemente

— Muchas gracias. ¿Vienes con tu hermano o hermana?

Soltó una pequeña sonrisa. — No realmente, pero creo que tu si vienes con algún hermano.

— Eres muy dulce, pero vengo con mi hijo. Fue a jugar con unos chicos de por ahí. —

Señalando a unos pequeños con una pelota.

— ¡Oh! Yo también vengo con mi hijo. Está cerca del arenero.

— ¿La pequeña rubia de overol?

— Es un niño. — Soltó una risita para no sonar grosera.

— ¡Oh, lo siento no sabía! Bueno, dijo niño, pero pensé que se había confundido. — Comentó con un tono de voz que demostraba estar apenada por la confusión.

— Tranquila, es un niño muy lindo y no es la primera vez que pasa. — Restándole importancia al asunto. — ¿Y tú pequeño quién es?

— Es muy amable, he tenido malas experiencias cuando confundo el sexo de sus pequeños. Mi niño es el de pelo violeta. — Señalando a un pequeño de cabello lacio que le cubría parte de su rostro. — Eso lo heredo de su padre.

ShinKami- One - ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora