Primer otoño juntos

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Nubes esparcidas en el cielo, cubriendo parcialmente el aquel atardecer de otoño. Viento suave y frío se esparcía por todos los lugares de la ciudad, en cada rincón podría verse el establecimiento de la temporada y cómo, se preguntan quizá, bueno, la clásica, hipnótica y hermosa caída de hojas de los árboles que se alcanzan a ver, era la mejor entrada de todas, pero Japón tiene una palabra especial: momiji.

Sí, era un día muy bello, pero para un pequeño peli violeta, no parecía importarle mucho la espectacular vista de la naturaleza. Lucía más ocupado secando algunas lágrimas que recorrían sus mejillas. Sentado en las escaleras que llevan al patio del jardín de niños, trataba de contener su llanto, importándole poco manchar su uniforme con las gotas saladas que no paraban de deslizarse.

Dio unos sorbos por la nariz y con pequeños espasmos por su cuerpo, posicionó sus manos en las rodillas en señal de querer controlarse.

— ¿Te encuentras bien?

Una dulce voz llegó a sus oídos, volteó hacia su derecha, donde su mirada se encontró con un par de ojos color ámbar de un pequeño rubio, el cual, ahora se encontraba sentado junto a él.

— ¿Por qué lloras? — Volvió a preguntar ahora con un toque de curiosidad, ladeando su pequeña cabeza.

Quedó paralizado por tener a un ángel frente a él, porque seguramente alguien tan lindo y hermoso debía serlo, ¿no?

— ¿Lloras porque te lastimaste? — Insistió el rubio.

De un momento a otro el peli violeta reaccionó. Rápidamente secó los restos de lágrimas de sus ojos y de su rostro con la manga de su pequeña gabardina azul.

— Cla-claro que no. Los niños no lloran. — Mientras seguía frotando su antebrazo en sus ojos.

— — Uhmm ...— Emitió con un tono dudoso — ¿En serio? — Ladeó su rostro ahora mirando al frente — Mamá dice que todos podemos llorar. — Hubo una pequeña pausa — Yo a veces lloro y soy un niño también.

Shinsou dejó de moverse, solo para ver al chico sentado junto a él. Ahora que lo contemplaba mejor, supo que eran de la misma escuela, llevaban el mismo uniforme; abrigo azul, pantalón y boina café. Nunca prestaba atención más allá de sus compañeros de clase, ya que siempre se iba a casa al terminar las clases. Ahora, estaba concentrándose debido a lo que dijo el rubio anteriormente.

— ¿Tú lloras? — Preguntó interesado el peli-violeta.

— A veces. — Arrastró sus rodillas al pecho para sentirse más cómodo. — Solo cuando me siento triste o cuando no tengo mis dulces favoritos. — Volteó nuevamente hacia Shinsou. — ¿Lloras porque se te acabaron los dulces?

— N-no.

— ¡Oh! —Exclamó emocionado. — Tal vez es porque tu mamá no ha llegado. Nunca estás mucho tiempo después de clases.

Algo asombrado, Shinsou dirigió su mirada hasta donde estaba el rubio, viéndole con mucha más curiosidad.

— ¿Tú...Cómo sabes eso?

ShinKami- One - ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora